Amo del Universo

9. Mentiras

—¿Aquí está bien?

—Cielos, sí. Podrá servir.

Mientras entramos al auditorio junto al equipo de científicos y la seguridad del presidente quienes se encargan de peinar todos los rincones del lugar, un grupo de cadetes traen elementos que son evaluados mediante escáner. Es asombroso lo veloz que sucede todo cuando se trata del poder, de haber solicitado algo así mediante un espacio privado que se encargue de montar el estudio de grabación que nos será útil a modo de laboratorio, de seguro podría haber llevado días enteros con los medios económicos para hacerlo, sino semanas para encontrar el financiamiento o meses en caso de solicitar subsidios gubernamentales. Ahora, en cambio, la demora ha sido de minutos desde que terminamos con la transmisión de los drones cuando señalé que necesitamos este espacio para evaluar los sonidos hasta que realmente se comenzó a montar todo lo necesario.

Temo llegar a acostumbrarme a esto, pero me alegra que se movilicen con la eficiencia que lo hacen.

—Señor. Su reunión de cancillería comienza en quince minutos y ahora debe hacer un comunicado de prensa con un horario donde se tengan resultados determinantes sobre la operación que se montó en las figuras.

Es la comandante quien le comunica de las acciones a efectuar al señor Cruz, probablemente haya notado mi expresión de estupefacción.

—¿Un horario?—murmuro.

—Así es—. Cruz se vuelve a mí—. Necesito que trabajen con exactitud, tranquilidad y concentración, pero con resultados pronto.

—¿Con respuestas para hoy mismo?

—Exacto.

—Oh, cielos.

La situación sí que ha comenzado a alterarme.

—¿Dos horas?—me pregunta.

—Es muy poco, necesito al menos tiempo hasta la tarde.

—Ya casi es de tarde—me comunica—. Ordenaré que les traigan el almuerzo.

—Cielos.

—¿Cuatro horas?—me propone—. Antes de que anochezca.

—Lo encuentro bien.

—No podemos cerrar este día sin tranquilidad para la población o será una noche larga para nuestros habitantes—me advierte.

—Preferible que sea eso y no la última noche para todo el mundo, no tenemos ni la menor idea de a qué nos estamos enfrentando.

—No hay señales de ataque aún, eso son buenas noticias—me contesta.

—No puedo afirmar eso, tampoco negarlo.

—Entonces sí, son buenas noticias, doctora.

Acto seguido se marcha con su equipo y la comandante queda a mi disposición.

—Tenemos información respecto de la figura recientemente aparecida en la capital iraquí.

—Bien, vamos. Necesito que vengan dos de ustedes—señalo a dos chicas de mi equipo—, y el resto por favor analicen las hipótesis que estamos sopesando: la musicalidad de las notas, coincidencias entre ellas, variables en común y otras que se alejen, necesitamos todo lo que nos pueda demostrar si existe o no vinculaciones entre ambas y alguien a cargo de hacer un estado del arte en el archivo gubernamental para descartar antecedentes.

—Entendido—convienen los demás.

Pero la comandante no adhiere:

—La información de Bagdad es confidencial, doctora. Solo usted tiene autorización.

Parpadeo, sorprendida.

—¿Algo que los noticiarios no estén emitiendo ahora?—arrojo mi moneda a la suerte.

Es lo que hago.

De camino, miro mi móvil lo último que hay al respecto y que se está informando para poder medir un comparativo entre lo que ya sabemos y lo que se está difundiendo realmente.

En el trayecto, me encuentro con una noticia impensable, evadiendo las notificaciones que tengo al pendiente.

Mi rostro está en el inicio de varios portales de noticias.

“La científica viral que conoce la verdad sobre las figuras trabaja para la Agenda 2030”.

—¿Qué?—suelto en un murmullo.

Abro una de las entrevistas que hicieron a una persona en la calle quien declara:

—Esa mujer tiene mucho que ver en lo que está sucediendo, probablemente está a cargo de todo y nos lo pintan como que recién ahora vendrá a salvarnos. No le creo nada. Esa Agenda 2030 siempre estuvo diseñada para la dominación y para acobardarnos, ¡no nos dejemos manipular más!

—¡Exacto, no nos dejaremos manipular por lo que diga esa mujer!

Ooookay, esto sí que es una estúpida locura.

—No le recomiendo ver las noticias, señora. No podemos desvirtuar nuestros focos de trabajo.

—Necesito saber lo que está sucediendo allá afuera.

—El presidente Cruz ya lo dijo, doctora. Hay que llevar calma a la población.

¿Cómo podremos llevar calma sobre algo que ni siquiera sabemos a ciencia cierta de qué es lo que estamos enfrentando?

¿Acaso Cruz y su gobierno están manipulando políticamente la situación para hacerse de un nombre o de campaña? ¿Es una suerte de guerra fría a ver “quién da primero una respuesta” a la incertidumbre de esta situación? ¿Acaso no notan lo grave que es que no tenemos ni la menor idea de qué está sucediendo realmente, pero ellos quieren salir a quedar bien y recolectar votos sin más?

 




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