Amor a alta velocidad (run1)

Capitulo Diesinueve

Capituló 19
Riley


No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy en la misma posición, tumbada frente al ventanal que me regala una vista interesante al cielo nocturno de Italia. El oso de peluche gigante me abraza con los grandes brazos de oso que tiene me cobre por completo mientras mis lagrima no dejan de caer.

No he podido sacar ese momento de mi cabeza. Se repite una y otra vez sin parar.

Trate de tomar un baño cuando llegue a casa pero me fue imposible, al entra al mi baño vi mejor la herida en mi labio y tuve una crisis al ver la sangre fresca decorar mi labio.

Odio ver sangre no lo soporto y Louis lo sabía más que nadie, él ha presenciado mis crisis desde que me conoció y aun así no le importo el provocar que yo sangrara por su culpa.

Con eso hoy se ganó mi odio, no se lo perdonaré nunca.

Las luces de mi sala se mantienen tenues para que no molesten mis ojos hinchados. No sé qué hora es o cuánto tiempo ha pasado desde que estoy tirada en los brazos de gran peluche.

Cuánto desearía que fueran los brazos de él los que me abrasaran en este momento.

Mateo me aseguró que él se encontraba a bajo, que ha insistido en subir detrás de mí. No lo he dejado subir no quiero que el chico de las carreras me vea de esta manera.

Oigo mi puerta ser abierta fuertemente y lo escucho a ambos llamarme al mismo tiempo. No contestó y cubro mi cuerpo con el oso hasta esconderme por completo de Colin y Alessandro.

Colín


Busco a la pequeña bailarina por toda la sala mientras que Alessandro la busca en su habitación, todo está en completo silencio, si no hubiera estado todo el tiempo en la recepción juraría que no se encuentra aquí.

—No está en su habitación— Ales se mueve por los pasillos buscándola.

 

Paso mis ojos por toda la sala decorada con los obsequios que envíe hoy para ella, me detengo en oso de peluche blanco.

El oso de peluche está frente al ventanal de cristal de la sala y lo veo moverse un poco y ya se dónde se encuentra. Me acerco al peluche y la llamo suave.

—Caprichos.

Lo único que escucho es el bajo gemido que suelta al escúchame cerca de ella. Me paro frente al peluche y veo su pequeño cuerpo ser casi cubierto por los brazos del oso.

Es tan pequeña que puede esconderse en el sin problema.

—Pequeña… — quito uno de los brazos y veo parte de su cuerpo hecho una bola pegada al peluche. —, ven déjame ayudarte— trato de tocarla y vuelve a alejarse de mí.

—No te escondas de mí— Susurro bajo

Se que ella no me tiene confianza aún, esto es nuevo para ambos, no sabía nada de esto el que ella no le agrada ver sangre ni nada de eso, pero odio que ella se esconda de mí y se aparte yo nunca le pondría una mano encima ni a ella ni a ninguna otra mujer no soy tan vil.
 

 No pasa mucho para que ella se lance a mis brazos con fuerza y logre hacer que caiga sentado en el oído con ella entre mis brazos. Esconde su rostro de mí y se pega con fuerza a mi cuerpo.

—Por favor Colin no le dejé solas— pide entre lágrimas y asiento acariciado su espalda.

—Yo nunca te dejare solo entiendes —dijo para nosotros dos y me levanto con ella en brazos para dirigirme al mueble cerca de nosotros .—, no escape de mi otra vez.

Me siento con ella en mis regazó cuando Ales sale de los pasillos y llega hasta nosotros sin pedir permiso alza su rostro y lo veo palidece al notar la herida en Riley.

—¿Louis te hizo eso?— pregunta casi inaudible.

Asiente y baja el rostro avergonzada de ello.

La veo con cuidado de no lastimarla y ahora agradezco a mi madre por siempre hablarme de herida y cómo hacer para curarla, así que se un poco de medicina.

La mirada Ales recae en mí y le sostengo la mirada, ninguno de los dos se atreve a pestañear o apártala.

—Te dije que estaba lástima— hablo en italiano para que Riley no se enteré de nuestra conversación. —. Ahora espero que me comprendas y ayudes a alejarlo de ella, porque no soportaré que la lastime otra vez.

—Él no se acercara a ella— confirma en el idioma y baja esta estar a la altura de ella, vuelve a tomar su rostro en su manos y mira con más detenimiento la herida, su ojos se conectan con los de la pequeña bailarina y está niega.

—No iré a un hospital Ales— dice negándose a la no todavía petición.

—Puede que se te infecte riri y eso sería peor.

—Por favor — voltea su rostro a mí y me da una mirada de súplica.

No entiendo nada de lo que pasa aquí. Ella odiar ver sangre y por lo que puedo ver tampoco le agradan los hospitales, su herida está un poco abierta pero no es nada grave y puedo asegurar que con un buen cuidado sanara pronto.

Ella continúa esperando mi aprobación y por primera vez no sé qué hacer con ella, no quiero que esa herida empeore, pero tampoco puedo negarme a esa mirada que me da.

—Ni siquiera pienses en negarte Prescott—amenaza Alessandro. —. La llevaremos a un hospital y no está en discusión.

Me disculpo en silencio con ella, ella tiene todo el derecho en elegir que hacer en este momento, pero apoyo más la decisión de ales un médico tiene que ver esa herida.

—Alessandro… —lo llama casis llorando, el verla así me rompe el corazón. —, no quiero hacerlo sola.

—No estará sola Riley, Colin estará contigo y yo no me alejare.

Suspira y asiente.

—Tomaré un baño antes— dice y se levanta de mi regazo para ir a su habitación.

Ales se aleja un poco de mí y lo veo sacar su teléfono y escribir algo no le restó atención y observo a mi alrededor, ninguno de los obsequios ha sido abierto hasta ahora sonrió de lado al ver que ella solo le ha prestado atención al oso de peluche.

Mónica no se equivocó al decirme que le gustaría ese en especial.

Mi teléfono vibra en mi bolsillo y los saco saliendo de mis pensamientos y veo un mensajes de ales y lo miro confuso.

—Iremos a ese hospital— me señala mi teléfono y hablo el mensaje viendo que es una ubicación. —, tengo un amigo que es médico, y es el médico de cabecera de mi familia, confío en el para esto el atenderá a Riley y para que no te tome desprevenido Iván y Riley intentaron tener una relación tiempo atrás.

Bufo al escuchar esas palabras, ni siquiera me he librado del idiota del bailarín y ya tengo sumado a un doctor en la lista.

—¿Debo de preocuparte? — guardo mi teléfono y me acerco el,

—Eso no lo se.
 




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