Amor a alta velocidad (run1)

Capitulo 21

Capítulo 21

Colín


—Ya puedes abrir los ojos Riley— dejó la pequeña pomada que ayudará a cura la herida de su labio a su lado y la miro fijamente a los ojos cuando son abiertos.

La pequeña bailarina me mira igual y lleva uno de sus dedos a casi tocar la herida, no lo hace solo delinea su labio inferior un poco hinchado por la inflamación.

Esta sentada frente a mí en uno de los taburetes de su cocina, mis manos están a cada lado de su cuerpo. Apoyo mi peso en la isla de la cocina, camil salió de su departamento hace algunos minutos, con la excusa de que no quería molestar y dejarnos a sola.

No la conozco de mucho, solo he tenido el placer de hablar varias veces con ella, no es igual que Alessandro es más sencilla y amigable. Antes de salir ella y Riley se dieron varias miradas cómplices que no llegue a entender, pero que no me pasaron desapercibidas.

Si la pequeña bailarina acepta ser mi novia, puedo asegurar que camil sería una gran fanática de nuestra relación.

Sus ojos oscuros se vuelven pequeños cuando me sonríe ampliamente.

—¿Sólo era eso? —pregunta al ver que no tengo intensiones de seguir tocando su labio.

—Si.

—Gracias—murmura bajo y beso su frente.

No podré besarla por algunos días al menos que la herida empiece a curar. Eso será difícil para mí desde el día que los bese por primera vez no quiero dejar de hacerlo.

Otra razón más para odiar al imbécil del bailarín. Estoy llegando a pensar que su misión en la vida es joder cada pequeña cosa que tengo con Riley.

—Antes de irme volveré a aplicar un poca más de la pomada— dijo. —. Ayudará a que cicatrice mejor.

Asiente y baja el rostro, pero sin ocultarlo de mí, sus ojos bajan hasta sus pies que se mecen en el aire debido a lo alto del taburete. Pasan varios segundos y sigue en silencio.

El aroma de su cabello entra en mis fosas nasales y cierro los ojos disfrutando de ese aroma floral que siempre suele tener.

Necesito saber que gel para el cabello ella usa, ese olor es mi favorito y es gracias a ella.

—Colin— su tono de voz es bajo, pero a la vez suave.

—Dime.

—¿Él sigue abajo, cierto? — pregunta y pega su cabeza a mi pecho. Me acerco más a ella para que pueda posicionarse mejor y lo hace. —. Es por ello que Ales no ha subido.

—Capricho…

—No quiero quedarme sola— murmura y se aleja un poco para alzar su rostro al mío.

—Él no te hará nada.

Niega y termina por alejarse de mí.

—Ya no puedo asegurar eso Colin— la tristeza es palpable en sus palabras y juro que si lo tuviese en frente ahora mismo lo volvería a golpear. Idiota. —, a él no le importo lastimarme.

Su mirada parece perdida y el solo pensar que ella está recordando ese momento me enfurece. Quiero bórralo de su cabeza, nunca la había visto de esta manera y puedo asegura a ojos cerrados que odio verla así. Me gusta más su versión de niña ruda y caprichosa, la que lleva la contraria solo por gusto.

Esa me gusta. Me gusta que ella sea caprichos y que lo sea conmigo.

—¿Te siente más segura si me quedo? — pregunto.

Dura en contestar. Tomo su rostro en mis manos y me pierdo trazando círculos sin sentidos con mis dedos en sus ambas mejillas. Ella cierra los ojos bajo mi toque que parece agradarle.

—Si me pides que me quede lo haré capricho— dijo y me dirijo al ovulo de su oreja. —, eso no deberías de dudarlo nunca.

Muerdo con suavidad el ovulo de su oreja y la siento estremecerse, lo acaricio con mi nariz y siento el roce de los piercings que adorna toda su oreja. Vuelvo a morderlo con un poco de fuerza.

—Colín…

—Pídemelo, Riley, porque quiero escucharlo de tu boca— dijo un poco demandante y bajo mis besos a su cuello.

—Quédate conmigo— sonrió ante la petición.

Lleva otra ropa puesta, es una pijamada de dos piezas. Un diminuto pantalón de seda con una blusa de tiras a juego en color rosa plateado.

Mis manos dejan la encimera y llegan a uno de los tiros que sostienen sus hombros, lo bajo despacio y roso la piel de su hombro al retirar el tiro de ella.

La suavidad de su piel recibe mis toques y sonrió para mis adentros al encontrar la calidez de su cuerpo. Desde el día en que nos conocimos me hizo saber que odiaba el clima frío de mi país y todo este tiempo he tenido la manera de calentarlo.

Dejo un segundo su cuello y termino de bajar el tiro de su pijama, el camino que da inicio a sus pechos sale a mi vista y adentro varios de mis dedos en la abertura frente a mí. Sus ojos se conectan con los míos y pestañea varias veces al mirarme a través de sus espesas pestañas oscuras.

Juego con mi dedo sin dejar de mirarla. Subo y bajo en el camino en medio de sus pequeños pechos.

—¿Puedo? — buscó su permiso para seguir mi camino en ellos.

Asiente y no espero más. Mi mano completa se adentra en la sedosa blusa y me encuentro con su seno. La primera vez que los toque estaban cubierto por un sostén de encaje, pero ahora no hay nada que me impida el tocarlo desnudó.

Lo sostengo un tiempo en mi mano y vuelvo a atacar su cuello con mis besos. Tira su cabeza hacia atrás dándome mejor acceso a él. Lo jadeos que suelta se van elevando a medida que continúo besándole la piel.

—¡Ahh… colín! — gimotea con un poco de fuerza.

Con cuidado de no lastimar su labio pongo uno de mis dedos de la mano que aún tengo libro y callo sus gritos.

—Te escucharán pequeña— dijo cerca de sus tentados labios.

El sonrojo en su rostro no se hace esperar y muero con ello, ella aparta la mirada avergonzada de mí y giro su rostro para que vuelva a mirarme. Estrujo su pecho que aun sostengo dentro de su blusa pijama.

Se sonroja más al sentir mi mano acoplar su pecho.

—Adoro cuando te sonrojas Riley— murmuró bajo. —, y amo más cuando soy yo el que lo provoca.

—Nadie—jadea y posa su pequeña mano sobre la mía. —. Nadie nunca lo había tocado de esta manera colin. Eres el primero.

No deja de mirarme mientras suelta esas palabras, lo aprieto una vez más al saber lo que conlleva esa pequeña confesión. Retiro mi mano y me posicionó entre sus piernas, mi mano se posa debajo de su barbilla y la alzó.

—¿Nunca nadie te había tocado Riley? — preguntó suave y mi sonrisa crece cuando ella niega.

—No.

—Tendré ese privilegio capricho— me mira expectante cada uno de mis movimientos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.