Amor a alta velocidad (run1)

Capitulo 23

Capítulo 23.


Riley.

Veo la figura de cuerpo completo en el espejo frente a mí. El vestuario que elegí para esta noche es simple y cómodo.

Colín me invitó a salir hoy. Hemos pasada la mañana y parte de la tarde juntos, salió un momento de mi departamento. Dijo que tenía que revisar algo para su próxima carrera que será aquí en Italia.

Lo tendré más tiempo aquí conmigo, ya que me hizo saber que en Italia se corren dos circuitos y esas dos serán sus próximas carreras. Luego de ellas irán a Mónaco. Lugar al que ya me invitó y acepte con gusto.

Solo estuve una vez en Mónaco y fue con mis padres.

Al lugar que iremos ahora no se a donde sea solo me dijo que Alessandro irá con Olivia y me pregunto que si me sentía cómoda con eso. Y como siempre el chico de las carreras me dice que podría elegir lo que quisiera él se sentiría cómodo con mi respuesta.

Acepte la salida y no le di importancia a la bruja de Olivia, dejare que el tiempo le demuestre a ales que tan bruja ella puede llegar hacer.

Acomodó mi largo cabello detrás de mi oreja  y me pongo de lado en el espejo para ver su largo. Mis planes hacen dos meses eran córtalo hasta mis hombros, pero la petición de Colin me hizo desistir de ello. Le gusta largo y sé que no miente cada vez que puede tocar o acaricia mi cabello lo hace sin pensarlo. Esta tarde al terminar de almorzar decidimos ver una película y dejar que el tiempo pasara en ello, el no apartó su mano de mi cabello. Lo tejió, lo peino y lo acaricio hasta cansarse.

He llegado a pensar que está obsesionado con él.

Me olvido de mi cabello y acomodó la chaqueta roja. Llevo una blusa corta pegada a mi cuerpo en color blanco, acompañado de un corto pantalón negro y zapatillas deportiva en color blanco. Opté por llevar una chaqueta roja que vi en las cosas que le enviaron a colín desde su casa. Creo que no le molestará el verme la puesta y de paso me quedaré con ella.

Es completamente roja y lleva el logo de su escudería atrás, al frente de puede leer el nombre de Ferrari en ella y el número con el que el chico de las carreras corre.

El chico de las carreras es el número veinticuatro. Creo que de ahora en adelante será mi número favorito.

Sonrió al ver el resultado de ello y salgo de mi habitación, cuando voy llegando a la sala escucho como la puerta principal es abierta y por ella entra Colin. Ya está vestido con la vestimenta que llevará y no solo eso en sus manos trae un ramo de rosa rojas discreto.

Es el más discreto que me ha traído hasta ahora.

Me quedo en silencio observándolo y el parece no darse cuenta de mi presencia. Se dirige hasta la mesa en medio de mi sala y dejar las rosas sobre ella. Rio bajo para que no me escuche y paso mis ojos por todo mi departamento, en cada rincón al que miro encuentro rosas rojas que él me ha rejalado. No me molesta que lo haga ya ni siquiera veo las rosas blancas que Louis llego a regalarme en su momento, solo son las de Colin.

El sonido de su teléfono es lo único que se escucha. Él lo toma atendiendo la llama, termino de salir por completo del pasillo y me quedo recargada en la pared mientras lo escucho hablar.

Al parecer lo hace con Mónica ya que le repite mil veces que si estaré en una dichosa cena. Su conversación no dura ni cinco minutos y lo veo colgar la llamada y girar se sobre sus pies.

Me mira de arriba abajo y sonríe al detenerse en la chaqueta que llevo puesta. La señala y me mira por primera vez a los ojos.

—¿Es la mía? — asiento a su pregunta.

—¿Me queda mal? — hago una pose para él y niega con una amplia sonrisa en su rostro. — ¿Te molesta que la lleve puesta?

No contesta y se acerca a mí.

—No te queda mal y no me molesta que la lleves puesta— dice y tengo que alza mi rostro para poder verlo a la cara. —, como todo queda perfecta en ti.

Ahora soy yo la que sonríe.

—¿Entonces te gusta?

—Si

Sus manos van hasta mis mejillas y se queda viendo mis labios un segundo, luego conecta con mis ojos y por último besa mi frente. Amo cuando deja ese beso en mí.

—Por lo que veo estás lista, ¿Así que nos podemos ir?

Siento y tomo el mini bolso Dior que me obsequio. Lo veo sonríe más cuando visualiza que tomo La Roja y la cuelgo en uno de mis hombros. Colín toma una de mis manos y la entrelaza con la del para caminar juntos hasta salir.

 

—Cierto, casi se me olvidaba capricho— suelta mi mano y se dirige a la mesa para tomar el ramo de rosa y traerlo hasta mí. —. Te las envía mi padre, muere por conocerte.

Las tomas en mis manos y le sonrió. Colín ha dicho eso varías veces y el hecho me pone muy nerviosa.

Tengo que conocer a su padre y quizás también a su madre. Aún no hemos hablado de su familia.

Me dirijo a mi cocina y busco un florero para ellas, tardo un poco ya que no cuentos con muchos de ellos y los que tengo están ocupados con las rosas que Colin me ha regalado.

Al encontrar uno disponible la saco con sumo cuidado de su empaque y la pongo el florero, decido dejarla en un lugar de mi cocina y así poder verla todo el tiempo. Me giro sobre mis pies y encuentro a colín que me observa en silencio. Sus manos están dentro de la chaqueta que lleva puesta en color negro, su mirada no se aparta de mi un segundo y ve las rosas que me obsequio su padre.

—A mi padre nunca le interesó conocer a ningunas de mis novias, eres la primera por la cual me pregunta y dice que quiere conocer— acorto la distancia que nos mantiene alejado y me acerco a él, su perfume entra en mis fosas nasales y me deleito con ello.

El siempre huele delicioso.

—De ser así me siento muy alagada— sus oscuros ojos caen en mi otra vez.

—¿Irás conmigo mañana a una entrega de premios?— pregunta cambiando de tema.

—¿Entrega de premios?— dudo en sin contestar.

Asiente y me pega a su cuerpo, me gusta estar cerca de su cuerpo. Aún no contestó su pregunta.

salir con el sería mostramos al mundo, soy consciente de lo famoso que es Colin. Con Alessandro es igual, él nunca puede salir con su familia sin ser reconocido. Una que otra vez intenté salir con él y Camil, pero desistí de la idea porque siempre que estábamos en un lugar cualquiera era reconocido y las personas no nos dejaban en paz.
 




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