Capítulo 24.
Riley.
La mirada color miel de Alessandro me observa y debo de admitir que nunca en mi vida desde que conozco a Alessandro Lombardi me había sentido tan juzgada por él.
Su papel de hermano mayor se lo tomo muy enserio y aunque no sea mi hermano de sangre me gusta la manera en cómo él y su familia han cuidado de mi cuando decidí inicial mi vida en Italia. Sus adres han sido como unos padres para mí también y ni hablar de camil y Bernardo, son los hermanos que nunca tuve.
Trato de reprimir una sonrisa, pero me es imposible, termino riendo con suavidad frente a su cara. Ales no se inmuta en ningún momento por ello.
—no sé qué te parece tan gracioso riri— dice y sus ojos se entrecierra.
—es que me miras con cara de policía malhumorado Alessandro y la verdad no estás influyendo seriedad en esto— me encovó tocando mi estomago a ríe sin control.
Lo vero sonreír un poco también pero rápidamente la esconde.
Hace más de más de treinta minutos que salimos del restaurante y el insistió en hablar conmigo por lo sucedido de la noche anterior en mi casa con Olivia. A colín no le agrado mucho la idea de que tuviéramos esta conversación ahora pero no tuvo muchas opciones a negarse, mejor dicho Alessandro no le dio muchas opciones.
—sabes que tengo una relación con ella Riley— dice y vuelve hacer el hombre serio de siempre.
Ruedo los ojos y acomodó mi cabello detrás de mi oreja.
Ya admitió que le gusta la bruja.
expuso el aire reteñido en mis pulmones.
—Ales…
—espero que respete eso ¿De acuerdo? — da dos paso hasta llegar a mí y tomo mi hombros para que lo mire. —. Ni siquiera sé porque son enemigas Intenté averiguarlo con ella, pero no me dijo mucho.
—Porque es una bruja— murmuro bajo.
—Riley— me mira con una advertencia en su rostro.
Trato de calmarme y no ofender más a su novia la bruja.
—Es que no hay una razón Ales.
—¿cómo? — suelta mis hombros y se cruza de brazos.
—Ella me odia y ni yo sé la razón de ello— le dijo —. Todo esto es como una defensa que tengo contra ella, es cruel Ales, se que ahora la misma con ojos de amor, pero Olivia no se tienta el corazón a la hora de hacer maldad. No la odio ni nada, solo trato no se tan amigable con ella porque ella no lo es conmigo, es todo.
Alessandro lo piensa un segundo ante de volver a hablar.
—¿Entonces quieres decir que posiblemente sean enemigas por un malentendido?
—No.
—¿No?
—No Ales— alzó un poco la voz. Esta conversación me está estresando. —. No me interesa ser su amiga. Puede que sea tu novia tu diosa o lo que quiera, pero no es mi amiga y así se mantendrá para siempre.
Su cara de molestia me hace saber que él no está de acuerdo con esta decisión.
—inténtalo al menos— me pide y dudo. No quiero ser amiga de la bruja.
Quien sabe y un día decide darme una manzana envenenada y acabar conmigo.
—No— contestó manteniendo mi decisión —, me disculpo contigo Alessandro, pero el que Olivia y yo seamos amiga eso nunca pasará.
—Bien no te obligaré a ello— suspiro y me mira un segundo.
—¿Que dijo ese día en mi casa? — investigó.
—Quedó en el olvido.
—Para mí no— me cruzo de brazo. —, al menos le reprochaste lo que dijo de mí, sé que no fue nada bueno y me desquitare cuando sepa el significado de esas palabras Ales.
—ella no volverá a faltarte el respecto Riley eso te lo puedo asegurar. Solo no la provoques.
Me extiende su manos y me invita a caminar a su lado, la acepto sin dudar y caminamos por las calles del parque en silencio.
Miento si dijo que no me molesta que esté con ella, Alessandro es demasiado bueno para estar con ella y si el ya decidió no puedo hacer más que respetar su decisión.
Solo espero que a la bruja oxigena nunca le pase por la cabeza el lastimarlo porque ahí si se me olvidara que ella es su novia o lo que sea.
Colín.
Miro a todas la direcciones posible y solo una me importa, y es por la cual mi compañero de carrera se alejó con Riley a su lado.
Su intensidad en querer hablar con ella en privado me molesto y mucho. Se supone que estoy sería una salida en conjunto con las bailarinas no un interrogatorio obligado por parte de Ales.
Descanso en capo delantero de mi Ferrari, Olivia está sentada en unas de la banca vacía en el amplio parque. No me presta atención en lo más mínimo y no es que la necesite, solo necesito a mi pequeña bailarina a mi lado y a ella no la tengo.
La miro un momento con cuidado de no se percate de ello, está distraída en su teléfono. No me pasa desapercibida la manera en la que se comporta, mira a todo el mundo como si fueran inferiores a ella.
Con razón ella y ales están juntos no se llevan mucho.
—¿Se puede saber que me miras? — dice sin apartar su mirada de la brillante pantalla frente a ella.
Entrecierro mis ojos hacia ella,
—Ni siquiera yo sé lo que miro— alza la vista al escucharme y continuo. —, no hay nada interesante que ver aquí y lo que ven mis ojos ahora tampoco lo es.
Sonríe mostrándome la blanca hilera de dientes que posee.
Es bonita no lo puedo negar, pero no más que Riley. Olivia no se puede comparar con ella en ese y muchos aspectos más.
—¿No soy interesante? — apaga su teléfono y lo devuelve en su cartera que cuelga de su hombro.
—Ni un poco.
Sus labios se curvan en una pequeña y cruel sonrisa. Enserio ella piensa que puede aterrarme a mí.
—Soy menos interesante que maya— se cruza de brazos. —, porque ella no es interesante, sin ofender querido.
Ahora soy yo el que sonríe.
—No es por ser grosero igual no me importa, pero cualquier persona que no sea tú es interesante.
La brisa fría sopla en medio de nosotros dos y hace que sus ondas rubias se muevan con agresividad por ello. No puedo evitar pensar en Riley, ella odia el frío.
Si Alessandro no llega rápido los iré a buscar yo.
—Yo no le veo lo interesante a la nano, es muy corriente y común.