Capítulo 36.
Colin.
Miro la hora en el reloj que adorna la mesa al lado de su cama 7:30 AM, Llevo algunos minutos que desperté y no he querido hacerlo con ella. Quiero asegurarme de que requiere fuerza antes de irme a mi departamento, ayer fue un día agotador. Mi suegro no colaboró mucho con ella y sé que eso la estaba haciendo sentir mal.
Ella no esperaba esa actitud de él.
Juego con un mecho de su largo cabello, está profundamente dormida acorrucada en mis brazos, hace poco que cubrí su cuerpo desnudo con la camisa que llevaba el día anterior. La estrecho más a mi dejado un pequeño beso en la coronilla de su cabeza y aspirando el olor que desprende su cabello.
Quiero quedarme aquí con ella, pero mi suegro me mataría antes de proponerlo.
Sigo jugando con su cabello cuando el sonido de su puerta abriéndose capta mi atención, por ella entra un Roberto sonriente. No le dura mucho al verme al lado de su hija.
—¡Riley Maya Smith!— la llama fuerte haciendo que se sobre salto y despierte muy abrumada y desorientada.
Los ojos de Riley se conectan con los míos al ser abiertos, los expande al darse cuenta de la situación.
—Puedo explicarlo pa— se incorpora con rapidez en la cama. Su madre se detiene en la entrada observándonos a ambos con diversión sin que el furioso de su esposo se entere.
Invito la posición de la pequeña bailarina para darle la cara a su padre y no dejarla sola en esto. El único culpable soy yo.
—Eso espero jovencita— alterna su mirada entre su hija y yo. —, tienes cinco minutos para estar en la sala maya, ambos.
Sentencia y Riley asiente. Mi suegro sale de la habitación llevándose a su esposa y cerrando la puerta de un portazo haciendo que el cuerpo de Riley brinque con suavidad ante el sonido.
—Me van a matar Colin— se deja caer de espalda en la cama.
Riley.
Mi madre termina de serví el desayuno que ella misma preparó para todos. A diferencia de mi padre ella si muestra alegría al saber que él está aquí y puede desayunar con nosotros hoy, mi padre no ha mencionado nada una de lo sucedido esta mañana en mi habitación y puedo asegurar que su esposa influencian un poco en ello.
—Lamento decírtelo Colin, pero lo pancakes solo son para mi hija— mamá le entrega un pequeño bol repleto de fruta con una sonrisa. —, son su desayuno favorita y me encanta hacerlo cada vez que puedo.
—Descuida Ruth, más tarde debo de probar mi monoplaza y toda esa azúcar no es una motivación.
Mamá le sonríe con agrado en su mirada. Aún no me cabe la idea de que ella tuvo un romance con Emilio. Otro hubiera sido el caso, Colin y Enzo hubieran sido sus hijos y no yo.
—Si cariño ese desayuno especial te hará sentir pesado a la hora de correr— a mi padre le cambia el semblante cuando escucha la manera en que su esposa llama a mi novio. —, si hubieras avisado que te quedarías, hubiera hecho algo especial para ti también.
—Para otra ocasión quizás— le aseguró Colin.
Mi madre me sirve un plato con pancakes, el olor delicioso de ellos a acompañados de chocolate y miel entra por mis gozas nasales haciendo que devore el primer trozo en segundos. Me olvido por un momento de todo lo que ha pasado en menos de un día y disgusto este platillo delicioso que solo mi madre saber hacer.
Colin reprime una sonrisa a mi lado y siento su fríos dedos tocar la piel de mi espalda bajo cuando adentra su mano en su camisa que aún llevo puesta, no me di tiempo a devolvérsela cuando mi padre volvió a llamarnos al minuto de haber salido de mi habitación, solo pude poner un pantalón corto de pijama.
Mi padre no dice nada y solo se limita a comer un trozo de su fruta.
—Sí que te gustan— dice Colin mirando el plato azucarado.
—¿Quiere probar un trozo?— preguntó y él niega. —. Uno pequeño amor, no será nada— sigo insistiendo y su respuesta sigue siendo la misma. —. Okey, yo quiero más miel.
No lo dijo dos veces cuando él me la pasa, le hecho con exageración al trozo de pancakes en mi tenedor antes de llevarlo a mi boca. Esto es delicioso.
Como varios bocados más de la misma manera, estoy por llevar otro pedazo de mi desayuno repleto de miel a mi boca cuando la pregunta de mi padre hace que me detenga en seco, más bien todos se detienen en seco con esa pregunta.
—¿Está embarazada?— su pregunta es seria y a la vez dura.
—No— encuentro mi voz al hablar. Giro mi rostro a la persona a mi lado y lo veo frisado como una estatua. —. ¿Porque esa pregunta?
—Tu madre exageraba con el dulce mientras antes de saber que estaba embarazada— dice y su irada no cambia con el chico de las carreras, lo sigue mirando con odio. —, y mientras te formabas dentro de ella ese planto— señala mi desayuno. —, era su opción a cualquier hora del día. Lo comen de la misma manera.
—Sabes que este es mi desayuno preferido papa, no lo como porque este embaraza.
Me siento incomoda hablando de este tema con él.
—Solo lo supuse— hace una pausa comiendo otro trozo de fruta. —, no me sorprenderías si sales embarazada.
Lo miro incrédula.
—Créeme que si estuviera embarazada ya lo sabrías, pero para tu tranquilidad no lo estoy.
—Por ahora— interviene Colín ganándose más odio por parte de mi padre.
Mi padre continúa hablando ignorándolo a toda costa.
—Es un alivio escuchar eso, espero y no suceda tampoco Riley— nos mira a mí y a Colón con una advertencia en su mira y sus palabras. —, dejare que se diviertan todo lo que quieran con esto, pero no voy a acepta mi apellido ligado con el de él. Primero muerto.
Quedo pasmada con lo que acaba de decir. El no pudo haber dicho algo así.
—¿Y porque sería un alivio?— Colón habla rompiendo el silencio generado en mi terraza. —. Si algo es seguro es que Riley será la madre de mis hijos.
Papá ríe seco al escucharlo.
—No, no lo será ¿Sabes por qué?— pregunta sin recibir respuesta. —. Porque no lo voy a permitir ni lo voy a aceptar.
Dejo caer el tenedor haciéndolo sonar contra el cristal del plantó, me levanto haciendo que Colin detenga lo que sea que va a decir.
—Cariño ¿A dónde vas?— mi madre pregunta a ver que nadie lo hace.
Suspiro cansada de esto, necesito un tiempo a solas.
—Iré a la academia— miro a mi padre directo a los ojos, está por decir algo y no lo dejo. —. Necesito pensar y es claro que aquí no lo haré.
……
Estaciono frente a la academia de ballet, suelto un pesado suspiro dejando caer mi cara en el volante de mi porche. Necesito un descanso, solo ha pasado un día desde que mi padre conoció a Colin y desde el momento en que llegó a Italia no ha dejado de mencionar que el chico de las carreras no es de su agrado.
Puedo que exagere pero esto es muy abrumador y no sé de qué lado estar. Ayer en el desayuno él fue claro con su petición. Quiere que termine mi relación con Colin. Es mi padre y lo amo más que a nada en este mundo, nunca le he llevado la contraria a nada de lo que ha pedido. ¿Por qué?. Porque siempre estoy a su favor y él como el buen padre que es siempre me apoya, en cada una de mis decisiones él es el primero en decir si.
¿Porque ahora con Colin es diferente?
Alzo mi rostro mirando al frente, veo varios de mis compañeros entrar a la academia y pienso en hacer lo mismo. Tomo mi bolso deportivo con mis cosas y salgo del auto poniendo seguro. Dirijo mis pasos por el camino que ya conozco y me sé de memoria. Fue el primero que memorice al mudarme aquí y venir con Camil a la academia de Isabelle.
Busco mi teléfono en el bolso para escuchar algo de música mientras camino y el camino hacia la casa de Camil no se me hace tan pesado. Al encender la pantalla su nombre o mejor dicho el apodo con el que guardé su contacto sale a relucir al instante.
El chico de las carreras.
¿Te sientes cómoda si paso por ti a la academia luego de mi prueba?
10:45
Si te parece bien podemos comer tú y yo solos, capricho.
10:45
¿Aceptas?
10:46
Prometo no ser tan empalagoso amor.
10:47
Sé que esto es complicado para ti y tu padre no ayuda.
10:48
Hablemos y busquemos una solución a esto, hablaré personalmente con él y le dejaré mis puntos claro contigo.
10:48
¿Si?
10:49
Aún no estoy ni estoy en carreras y falta días para ello, pero con todo esto se te olvidó mi beso de buena suerte.
10:55