Amor a alta velocidad (run1)

Capitulo 40

Capitulo 40.


Colin.

Rodeo la isla de mi cocina hasta llegar a donde la pequeña bailarina, su sonrisa se expande por todo su rostro. Ella aún no es consciente de lo que le haré, pero no podre dejarla salir de este departamento hasta haberla hecho ver todo el espacio con cada una de sus estrellas.

Me detengo frente a ella posando mi mano debajo de su mentó para alzarlo a mi altura. Me detengo en observar sus ojos oscuros acariciando sus mejillas cálidas. Carajos es hermosa y lo mejor de todo es que es mía. Pestañea varias veces haciendo que salga de su hechizo, mi pulgar va a parar a sus labios rellenos que me tienen loco. Los delineo hasta cansarme de ello, vuelvo alzar mis ojos a los de ellas y sin dejar de verla meto mi dedo en su boca.

Lo recibe con gusto sin apartar la mirada, lo entro y saco empapándome de su saliva en el camino. Sé que ella no tiene la práctica suficiente en esto que hacemos ahora, pero cuando llegue el momento y esté lista para ese paso será increíble y me dejará satisfecho.

Lo termino de sacar por completo y voy a sus labios para besarla.

—¿Porque juegas con mis límites Riley?— saco la enorme camiseta que lleva puesta buscando el inicio de sus bragas para bajarlo hasta quitarla de su cuerpo.

Como puedo y sin lastimar mi hombro la subo a la isla para que esté a mi misma altura.

—No lo sé.

Pronuncia casi inaudible.

—Ya deberías de saber lo impaciente que soy pequeña.

Muerde su labio inferior observando cada movimiento realizado por mí. Subo una de sus piernas a la isla y hago lo mismo con la siguiente haciendo que su coño quede abierto ante mí.

Ella está apoyados sobres sus codos y me mira en silencio, no he dicho nada manteniendo la vista fija en ella.

La pequeña bailarina me demuestra el dominio que tiene en sus piernas al mover mi rostro con una de ellas. Me mira fijamente y pestañea como la inocente niña que es.

—Amor.

Su voz es suave y sensual al hablar.

—No sabes lo peligros que es que me llame de esa manera en esta situación— suelto un suspiro besando la parte de arriba de su pequeño pie que está debajo de mi mentó.

—Es un peligro— admite.

La lujuria y provocación nunca deja de acompañar su voz.

Maldición es uno y muy grande.

—Me traes loco Riley ¿Lo sabes?

Ríe de eso y asiente.

—¿Como no saberlo si lo recalcas todos el tiempo amor?— dice y una de sus mano se mueve hasta llegar a hasta su parte expuesta a mí.

—No.

La detengo. Aunque disfrute el verla tocarse ella misma, ahora mismo quiero ser yo el único que le dé el placer que ella necesita. Si a veces soy muy egoísta con mis intereses.

—Es que estás hablando mucho amor Y yo ya necesito esto— reprocha con ternura.

—¿Estoy diciendo muchas palabras?— preguntó ofendido. Me gusta que esté decidida a esto.

Asiente.

—No quiero palabras Colin, te quiero a ti.

Esa confesión hace que todo en mí se termine de despertar y lo único que lamento es estar lesionado y no poder cogerla como quisiera.

Sin decir ni una palabras bajo mi rostro sin romper el contacto visual con el de ella. El olor que me encanta sale a relucir de ella haciendo que pierda mi poca cordura.

—Esta es la comida que llevo deseando comer hace varios días— musitó cerca de su coño expuesto. —, y que mi cruel novia no me dejaba probar.

No contesta.

—Estoy herido y no cumpliste con mi deseo pequeña— finjo esta triste. —, eso te hace una mala novia Riley.

—No soy una mala novia— niega con la cabeza. —. Solo te cuidaba amor, no quiero ir a lastimarte.

—No sabes lo mucho que amo que me cuides— beso su vientre bajo. —, pero también amo tener tu cuerpo Riley. Eso lo adoro.

Todo el cuerpo de Riley tiembla levemente cuando respiro con pesadez cerca de su zona. Mojo mis dedos al ponerlos sobre ella con su jugo. Esta húmeda. Doy movimientos circulares para regar más de su humedad por todas partes, mis caricias son suaves, todo para torturar.

—¿Sabes una cosa pequeña?

Niega, no emite palabras.

—Eres una diosa Riley maya Smith— digo su nombre despacio.

Tira su cabeza hacia tras soltando su gemido de satisfacción, sigo acariciándola logrando que se lubrique más de lo que ya está. Beso y muerdo la parte interna de uno de sus muslos.

—En mi cama, en el teatro mientras danza, a mi lado. No hay lugar que pises que en el mundo Riley que no llames la atención de todos, eres una diosa— mis palabras son acompañadas por sus jadeos descontrolados por mi toque. —. Eres mi diosa, mi jodida religión amor, siempre seré tu fiel devoto.

Sin aviso previo paso mi lengua por todo su coño haciendo que caiga con toda su espalda recostada en la enorme isla. Sus manos van a parar a mi cabello para asegurarse ella misma de que no me aleje. Sigo dándole todas las lambidas que se me permita, ella suelta varios gemidos dándome a saber lo mucho que lo disfruta. Me detengo un segundo para apréciala y ver lo humedad que está gracias a mi.

—¡Carajos Colin, follame ya!— sisea demándate. La miro con una sonrisa complacido, por ella estamos en esta situación. No dejaba que la toca más allá de sus labios. —. Tu diosa te lo pides amor.

—¡Diablos!

Introduzco dos dedos de mi mano izquierda en ella y comienzo el va y ven que se que le dará el placer que ella necesita ahora. Está perdiendo la cordura. No me detengo cuando la siento maldecir bajo, pero claro para ser escuchada, vuelvo a poner mi boca allí con el único objetivo de hacerla perder la cabeza.

El tiempo pasa y sigue en la misma posición. Retiró mis dedos de su interior y le indicó que baje de la superficie, lo hace sin queja alguna, quedando frente mío.

Los pequeños pechos que posee sale a la luz, redondos y bien definidos. Llevo mi mano izquierda a uno de ellos para darle place de primero, Riley no emite ni una queja por los movimientos brusco y precisos que hago en ello.

Dirijo mi boca a su pecho y lo meto en ella chupándolo como si mi vida dependiera de ello, los jadeos de Riley se hacen presentes en toda la instancia. Realizó los mismos movimientos con su otro pecho y solo que a este le muerdo el pezón con suavidad antes de soltarlo, se endurece bajo mi toque haciéndose rogar por más atención.

Busco la boca de Riley para besarla al tiempo en que sus manos se encargan de quitar el pantalón deportivo que llevo puesto. Rompe el beso para sacarlo de mis piernas y lanzarlo a una parte de la cocina.

Vuelve a estar parada frente a mí con su pequeña estatura. Me alejo de ella yendo al otro extremo de la isla, Riley me mira confundida por esa iniciativa, pero es solo cuestión de segundos para que ella vea y sienta lo que haré.

Con mi mano libre de vendaje arrastro uno de los taburetes hasta llevarlo a su lado, lo mira con rareza al no entender lo que le quiero de curso.

—Sube— ordenó.

—Si señor— responde con diversión.

Ella obedece haciendo todo lo que le acabo de pedir. Libero mi miembro erecto de mi bóxer dándole varias caricias bajo la mirada de Riley.

Las caricias que me doy a mi mismo no suben de ritmo, la mantengo lentas y pausada. La mirada de Riley no deja los movimientos de mi polla en ningún momento.

—¿Quieres tocarla?— le pregunto con la excitación palpable en mi voz. Asiente sin mirarme a los ojos. —. Tendrás todo el tiempo que quieras para él.

Mueve su cabeza en aceptación, parece estar bajo un hechizo ahora suelto una risa acercándome a ella.

—Abre tus piernas Riley— pido la acción y ella la ejecuta complacida.

Me sonríe con malicia mirándome a través de sus pestañas. Esta mujer juega con mi cabeza.

Y lo peor de todo es que ella lo sabe, sabe lo jodido que me tiene.

—Así amor.

Ahora soy yo el que asiente embobado por ella, toda ella. Me acerco a ella y sin romper el contacto visual la penetro hasta hundirme por completo en ella, sus piernas se enredan en mis caderas pegándome más a su pequeño cuerpo sobre el taburete.

Su respiración se vuelve pronunciada y el calor que suelta muere en mi pecho con los besos que deja en el. Beso la coronilla de su cabeza y bajo hasta dar con sus labios, lo cuales me reciben con gusto.

Sin dejar sus labio doy la primera estocada enterradme con más profundidad. Los gemidos emitidos por los dos son el sonido que llena el vacío en mi departamento.

Me sostengo del borde de la isla con mi mano buena para retener los movimientos del taburete que ha emperezado a mecerse adelante y hacia tras por lo duro de las embestidas. Pego mi frente a la de ella, dejándola descansar, sigo chocándome contra su coño con todas mis fuerza ni siquiera me detengo ante el sonido que hace una de las patas del taburete al ser rota.

Una de las manos de Riley busca apoyo sobre la isla y al hacerlo golpea el vaso de cristal junto a la garra del mismo material. Ambas terminan en el piso rompiéndose en miles de pedazos. Aun así sigo entrando y saliendo de ella con el mismo ritmo, no disminuyó ni una sola estocada.

La pequeña bailamos enreda su manos en mi cuello y sujeta mejor sus piernas en mi cadera cuando se lo indicó, sin problemas y sin dejar de penetrarla la cargó para quitarla del taburete que termina roto bajo nuestro pies.

Presiono su cuerpo contra el borde, las paredes de su vagina se contraen con fuerza apretando mi miembro dentro de ella. Gruño en su oído por la sensación de placer que eso provoca en mí. Bajo a su cuello mordiendo y chupando esa delicada piel que posee en esa zona, a diferencia de otras veces no estoy siendo nada delicado con ella, le dije que estaba hambriento y lo mucho que he deseado su cuerpo.

Con esto no volverá a reprimirme por tanto tiempo.

Su cuerpo se sacude con fuerza sobre el mío y varias estocadas más son suficientes para que suelte su último suspiro al correrse sobre mí. Termino igual que ella en pocos segundos.

—Dios eso fue intenso amor— dice sin fuerza. Salgo de ella, y la dejo de pies con cuidado de no ir a cortar sus pies.

—Esto solo empieza pequeña.

……

Sacudo la gota de agua que corren por los mechones de mi cabello húmedo. Hace poco Riley y yo terminamos de tomar un baño con rapidez. Mi hermano y Camil están aquí.

Abro la puerta y alzo una de mis cejas en dirección a mi hermano, un movimiento más le he suficiente para pegar sus labios a los de Camil.

 ¿Alessandro estará enterado de esto?




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