Amor a alta velocidad (run1)

Capitulo 47

Capítulo 47.

Colin.

Alessandro y yo avanzamos al área de control, la lluvia es incontrolable ahora mismo y es una ventaja para nosotros ya que los reporteros no nos molestan. La carrera terminó y quedamos en buena posición, Lombardi y yo sufrimos algunos choques sin importancia pero de igual forma logramos ganar el premio de Mónaco.

Desde hace un rato me siento ansioso  ¿El porqué?  No lo sé, la pequeña bailarina ha estado más en mi cabeza desde que apareció es opresión. Le pregunté a Michael por ella al no contactarme con mi padre por la radio y él me aseguró que ella se encontraba bien, que solo conversar a con mi padre y su amiga.

Espero eso sea verdad, mi padre no volvió a conectarse en la radio y sé que lo hice prometerme que la cuidaría, pero él tampoco suele alejarse tanto tiempo de la radio mientras corro.

Entramos al área de control y todo es un caos dentro algunos mecánicos nos felicitan a mí y Alessandro por la victoria obtenida. No le prestó atención buscando la pequeña figura que me gusta ver siempre, la felicitaciones de Riley son la que me importan en este momento. La busco por todos lados y no la encuentro.

—Felicitaciones amore— Olivia llega hasta Alessandro y lo besa tiernamente. —, estuviste increíble.

—Gracias— Ales le corresponde el beso. —. Tus estrategias son de mucha ayuda— hace una pausa y busca a Riley con la mirada.

Su mirada caen en su hermana y esta se muestra nerviosa ante él.

—¿Donde está Riley?— Ales pregunta.

Olivia me mira por cortos segundo y luego se centra en su pareja. Nadie contesta en donde se puede encontrar mi novia y eso comienza a incomodarme.

—¿Porque nadie responde?— ahora soy yo quien hablo.

Por magia del destino Mónica entra de espalda a la oficina sacudiendo el exceso de agua sobre el paraguas que utilizaba para cubrirse.

—Parece que salió del paddock— dice sin mirar a nadie aún. —, nadie la ha visto y debemos encontrarla. Colin y Alessandro están cerca.

Se gira sobre sus pies quedando como estatua al vernos frente a ella.

Me acerco con cautela a ella que no hace el mínimo intento por moverse de su lugar.

—¿A quién deben de encontrar?— preguntó interesado.

—Solo… ella— balbucea cada jodida palabra que intenta salir de su boca. —. Colin yo no estuve aquí.

—Aja— digo calmado. ¿Cómo diablos se supone que estoy calmado? —, eso no responde a mi pregunta Mónica ¿A quién buscas?

El silencio formado en la oficina es sorprendente.

—Espero y no sea a mi novia— continuó bajo.

—¿Donde está Riley Mónica?— alessandro pregunta igual que yo. No recibe respuesta de ella. —. Camil…

Se dirige a su hermana ahora y la mira en busca de una respuesta que muero por saber. Esta tampoco le responde a su hermano lo que queremos saber.

Me giro sobre mis pies encontrándome con mi padre.

—¿Donde está Riley papa…?

—¿Porque diablos le diste el anillo de mi madre a tu conquista del momento Colin?— Enzo me detiene de terminar mi pregunta y me mira a los ojos. Está recostado y cruzado de brazos en unas de la pared.

Solo espero que todo esto sea por el anillo.

—¿Donde está mi novia?

—Yo no sé dónde diablos está tu novia y tampoco me interesa saberlo, ella no es mi jodido problema— dice cada palabra con odio haciendo que comprenda la situación. —. Responde mi pregunta. ¿Porque le diste el anillo de mi madre a ella sin mi permiso?

—Porque me dio la gana dárselo y no necesite tu permiso para eso también tengo derecho sobre esas joyas por si no lo sabías.

Acorto la distancia entre ambos parándome justo frente de él.

—No debiste dárselo— dice más molesto que antes. —, no voy a dejar que ponga en ridículo el nombre de mi madre Colin, si quieres darle el mundo a la que crees el amor de tu vida hazlo a mi no me importa, pero la joyas no la tocas y mucho menos para que sea otra que la luzcan.

—¿Donde está Riley?— mi pregunta sale de mandante al momento de hacerla. —. No lo volveré a repetir Enzo.

—Ya te dije que no lo sé y no me interesa.

—Debías de cuidarla— lo empujó.

—No soy su puta niñera— el me empuja de vuelta. —. Encárgate tú de ella y a mí déjame en paz.

Acortó la distancia con él. Lo mataré si en dos segundos no veo a Riley llenar este espacio como quiero que lo haga. Sabía que no la debía dejar sola en esto.

—Colin…— Mónica intenta interponerse entre ambos.

—¡¿Donde está maldición?!— gritó desesperado. —. ¡Todos tenían una simple cosa por hacer y veo que le importo en lo más mínimo!

Miro a mi padre y medio veo la figura oculta detrás de él, el guardaespaldas de Riley está a su lado sosteniéndola por un brazo y sé que no es la pequeña bailarina por que la conozco a la perfección y no necesito verla completa para saber que es Jessica y no mi novia la que oculta mi padre.

—Mi novia estaba a tu cuidado— señaló a seguridad que no pierde su porte con mis palabras.

—Señor ella…

—Mi amor esa pequeña niña caprichosa, quiere hacer lo que se le da la gana— Jessica habla captando la atención de todos. —. Nadie hizo nada contra ella, se movía a cada lado de este lugar enseñando la cadena que tú madre te obsequió antes de morir como si fuera suya…

—El nombre de Riley no lo vuelvas a pronunciar en tu boca— mi padre llega en dos pasos hasta ella e inesperadamente la hace callar sin pedirlo.—. No quiero volver a escuchar el nombre de mi nuera salir tu boca.

Miró mi cadena en manos de Jessica y ya puedo imaginarme la situación de todo esto.

—¿Quien te la dio?— llego hasta ella arrebatándole de las manos la cadena.

—Amor yo se la quité, ella no debería de usarla porque es especial para ti, tu…

Llego a cero al escucharla todas las idioteces que salen de su boca. Hoy le pondré su alto como debí de hacerlo hace mucho.

—¡Ella es especial para mí!— alzó mi voz. —. ¡¿No sé porque a todos le cuesta entenderlo?!. ¡Riley es la mujer de mi vida y no voy a seguir permitiéndote que la humilles cada vez que se te pegue la maldita gana Jessica!

Ella intenta prosperar y no la dejo. No la volveré a dejar que haga lo que quiera con la pequeña bailarina.

—Acabaré con tu maldita carrera, terminaré lo que Alessandro empezó y no te gustará el resultado Jessica. — amenazo inclinandome a su altura.

Niega con miedo en su mirada porque es consciente de la influencia que tengo, no solo en mundo de las carreras, sino que también en el de ella. Así como lo hice cuando estuvo a mi lado lo haré ahora con la única diferencia que no habrá más oportunidades para ella, ya no habrá nada para Jessica parisini.

—Amor ella…

Aprieto su mandíbula deteniéndola de hablar y decir cualquier idiotez que pueda dejar a Riley en ridículo.

Llamarme mi amor… eso nada más le queda bien a mi pequeña bailarina.

—En tu vida vuelvas a llamarme de esa forma, solo una puede llamarme de esa manera y hacer que me arreste por ello y  te aseguró que no necesito mencionártelo dos para me entiendas ¿o sí?

Niega y por primera vez en toda mi vida desde que la conozco puede ver que me mira con terror, Jessica solo tiene un amor en esta vida y es su carrera eso es lo único por lo que ella se ha esforzado y sacrificado y me satisface saber que yo seré el que la terminará de destruir.

—Mónica— me alejo de ella buscando mi teléfono para tratar de comunicarme con Riley. En dos segundos la tengo a mi lado. —, asegúrate de que salga de aquí y que lo haga acompañada de la policía, haz que la encierren hasta que yo lo crea necesario.

—Debemos de buscar un cargo…

Dejo de mirar la pantalla de mi teléfono y miro a Ales. Olivia está frente a él y no sé lo que le dijo para mantenerlo tan tranquilo en todo esto. Su mirada avellana cae un segundo en mí y no necesita que lo diga con palabra para que él me entienda.

Ella hizo que Olivia abortara agrediéndola en Italia, eso ya es un delito bastante grande.

—¿Necesitas que te haga un recordatorio de lo que le hizo a mi mujer y a mi Mónica?— Alessandro es duro con sus palabras. —. Mato a mi hijo antes de que pudiera dar su primer latido, eso la convierte en una asesina y una persona que tiende a provocar a los demás sin razón.

Lo ojos de Jessica se expanden a más no poder al escuchar lo que provocó. Olivia no se mueve y es rodeada con amor por los brazos de su pareja.

—Bien— Mónica procede hacer su trabajo.




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