Amor a alta velocidad (run1)

Capitulo 49

Capítulo 49.

Riley.

Una obra benéfica. Es el lugar donde Colin me trago. Hace unos minutos vimos a su padre y aunque no conversamos demasiado me alegro un poco el verlo después de todo lo que pasó en Mónaco.

Colin me habló un poco de esto mientras estamos de camino, el algo que siempre hacen aquí en Italia. Está dirigido a cada integrante del cuerpo médico de unos de los hospitales más importante de Europa. El abuelo de Colin, el padre de su madre fue el fundador de dicho hospital y su madre fue una de las doctoras más importante mientras estuvo en vida. Hoy cumple setenta años desde su inauguración y Colin quería que lo acompañara.

Como su novia, claro.

—Gracias por aceptar— nos alejamos de todos. He conocido a varios doctores y enfermeros que pudieron trabajar con su madre y solo he escuchado maravillas de ella.

—No es nada Colin. Esto es importante para ti y tu padre.

Me privo de mencionar a su hermano en esto. Se queda en silencio un momento, se acerca más a mí y debo de alzar mi rostro para apreciarlo mejor.

—A ella le hubiera encantado— dice bajo y a la vez triste. —, si yo pudiera devolver el tiempo, hubiese hecho que te conociera.

—A mí también me hubiera gustado conocer a tu madre Colín, se ve que fue una gran persona.

—Lo fue— concuerda.

Colin habla con algunas personas más a lo largo de la tarde, participas en algunas de las conversaciones con varios de los doctores. Terminamos marchándonos un tiempo después.

—¿Aceptas ir a mi departamento?— suelta las palabras sosteniendo la puerta del copiloto de sus auto.

—Colin…

—Es solo para que veas a trueno un rato— cierra la puerta con suavidad llegando a su puerta.

—¿Enzo aún lo deja en tu departamento?

—Si, no ha vuelto y sospecho que trueno está deprimido— me siento mal al escucharlo decir eso, mi relación no es la mejor con Enzo, pero amo a trueno y me duele lo que Colin confiesa de él. —. No ha querido moverse de la puerta de entrada, pienso que te extraña más a ti que a Enzo.

Colin pone el auto en marcha, la carretera está muy despejada facilitándonos la llegada a su casa.

—No Colin, lo más seguro es que extrañe a tu hermano y muera por verlo a él.

—¿Y cómo me explica que no ha querido soltar unos de tus vestidos? Intente quitárselo y me ataco, el nunca me había atacado Riley, esta acostumbrado a pasar más tiempo conmigo que con su dueño.

Llega a su departamento, entramos a su garaje y nos movemos hasta subir a su piso. Trueno extrañándome, yo lo extraño también es un gran compañero y me duele que nos alejemos por esto.

Le pediría a Colin que lo llevara a mi departamento como otras veces pero sé que a su hermano no le agradaría la idea de ver que tengo a su fiel amigo bajo mi cuidado.

Él ascensor sube despacio al piso del chico de las carrera, la puerta aún no han sido abierta y ya podemos escucharlo ladrido de Trueno.

La puerta se abre y en un segundo después de mucho tiempo vuelvo acariciar el suave pelaje que posee el gran dóberman.

—¡Hola bebé!— me dejo caer sobre mis rodilla para aceptar la lambidas y giro eufórico que hace. —. ¿Me extrañaste bebé?

Ladra en respuesta moviéndose de un lado a otro, se pega a mí alzándose sobre sus patas maúlla fuerte olfateándome le doy caricias sin detenerme. Lo extrañaba más que nada, antes que todo esto pasara Enzo se lo había llevado para su control de veterinaria.

—¡Bebé!— chilló cuando Trueno lambe un lado de mi cara.

—Te dije que te extrañaba.

—Yo igual— sigo acariciando a Trueno. —, lo extrañé demasiado Colin.

El chico de las carreras llega hasta nosotros dejándose caer en el suelo junto a Trueno y a mí. Da algunas caricias a Trueno que la acepta eufórico, Colin alza sus manos para tratar de tocarme y es atacado por Trueno antes de hacerlo. Colin me mira con una mirada de comprensión hacia el dóberman.

—Tengo que volver a compartir tu amor con el— mi a Trueno volviendo hace el intento de tocar mi cabello. Recibe un fuerte gruñido en respuesta. —. Solo para que no se te olvide trueno. Es mía, yo la vi primero.

Trueno no le pone ninguna atención a nada de lo que él dice. Colin bufa a ver qué trueno sube a mi cuerpo buscando mis caricias.

—Ya suéltala— le dice intentando tocarme.

Otro gruñido más por parte del dóberman. Rio. Parecen niños chiquitos.

—Ya déjalo Colin, Trueno tenía mucho que no me veía es normal que esté de esa manera.

Se queda en silencio mirándome un momento.

—Yo no te tuve por tres día capricho— su voz sale melosamente triste haciéndome sentir peor. Yo también lo extrañé. —, y te extrañé cada segundo. No he recibido el primer cariño de tu parte.

—¿Te sigue molestando que le mucha atención a trueno?— preguntó con diversión.

—Es un perro Riley, no debe de recibir mucha atención.

—Me gusta darle atención— acarició el pelaje de trueno. —, sé que son unos animales colín, pero ellos también necesitan cariño.

—Yo igual pequeña.

Le muestro una sonrisa al escucharlo. ¿Es normal que una persona adulta sienta celos de un cachorro? Me pongo en pie lista para marcharme, el debe de viajar y descansar.

—¿A dónde vas?

—Me iré a mi departamento.

—Tan rápido te irás— dice haciendo lo mismo que yo. Se pone en pies. —. Podemos cenar si quieres, aún queda tiempo.

Mira si reloj en su mano asegurándose del tiempo. Me acerco hasta el.

—Se lo que intentas Colin y aún necesito tiempo.

—Lo sé— suspira. Toma mi cintura pegándome más a él, no me alejo dejando que pose su frente con la mía. —. Te extraño capricho.

Odio hacerlo sentir así, pero necesito que él arregle las cosas con su hermano.

—Arregla las cosas con Enzo colín.

Colin.

Abro mis ojos abrumado por el constante sonido que se emite por todo mi departamento. Me levanto de mi cama con todo la pereza del mundo. Los últimos días han sido de esta manera. A paso lento llego hasta la puerta abriéndola. En ella se encuentra Enzo.

Me mira en silencio unos segundo esperando que fija algo.

—¿Qué haces en mi casa Enzo?

—Vine por trueno— abro los ojos de par en par cuando menciona al perro. Hace unos días le pedí a Riley que se lo llevara. —. ¿Estás enfermo?

Entra a mi casa cuando le hago a un lado para que pase.

—No— respondo agotado, últimamente he estado muy cansado. Lo veo pasar la mirada por toda mi sala buscando a su perro.

Suelta un silbido llamándolo y no recibe respuesta.

—¡Trueno!

—No está aquí— contestó.

—¿Y dónde está?— alza una de sus cejas al preguntar.

—Donde alguien que si se preocupa por el Enzo eso es seguro.

—No estuve en Italia Colin— informa. —. ¿Dónde está?  iré a buscarlo para su control veterinario.

Tengo que prepararme mentalmente para lo que se avecina.

—Le pedí a Riley que se lo llevara a su departamento.

Respira ahogando cualquier respuesta que quiera salir de su boca.

—Si no podías tenerlo tú pudiste haberlo dicho y yo vendría por él— ataca.

Rio. Se desaparece toda una semana y vienes mi casa a exigir.

—Te llame Enzo y nunca apareciste, supe que no estabas en Italia porque le avise a papá sobre el estado de Trueno y dijo que querías tu espacio y no hablar con nadie.

—¿Y eso es excusa para que le obsequiaras mi perro a tu novia? Dale uno y que deje de dar lástima.

Trago en seco al escucharlo expresarse así de Riley.

—Créeme que ya lo hice. Riley tiene su dóberman y no necesitará el tuyo.

—Que bueno que lo digas porque iré por el— contesta. —quiero a trueno y lo quiero ahora.

Se dirige a la puerta de salida y lo detengo antes de que siga, no voy a dejar que valla solo hasta la pequeña bailarina.

—Yo te llevo— asiente.

Bajamos hasta mi garaje tomando uno de los Ferrari disponible, tomo el primero que veo sin retarle importancia. En pocos minutos llegamos a casa de Riley. Ambos subimos y saludo a mateo y el señor que siempre se encuentra ahí, Enzo entra detrás mío al ascensor. Precioso el piso de Riley.

—¿Enserio te encuentras bien?— pregunta, estoy recostado de una de las paredes del ascensor.

Últimamente no me he sentido con energías para nada.

—sí.

—No lo parece Colin.

Ruedo los ojos al escucharlo, su papel de doctor frustrado no lo pondrá en práctica conmigo. Las puertas del ascensor se abren indicándonos que ya llegamos a nuestro destino.

—Antes de que hagas algo con Riley debes saber que ella ha cuidado de Trueno. Yo mismo se lo pedí, vivía deprimido y no se alimentaba correctamente y ella solo me ayudó— le cuento todo.

No quiero que Riley siga pagando platos rotos por nadie.

—En pocas palabras Colin, le cumpliste su capricho de tenerlo.

Si.

Avanzamos por el pasillo que conduce al departamento de Riley, tocó el timbre llamando a su puerta y en pocos segundos la tenemos frente a nosotros.

Mira a Enzo a mi lado y luego a mí frunciendo su ceño.

—Vinimos por Trueno— soy el primero en hablar ya que ninguno de los dos toma la iniciativa de hacerlo.

Riley asiente dejándonos pasar a ambos a su hogar. El lugar no ha cambiado nada desde la última vez que estuve aquí. Fue hace mucho tiempo, mucho antes de que nos viniera toda esta mierda. Enzo hace lo mismo que hizo en mi casa de soltar un silbido haciendo que Enzo aparezca, sale del cuarto de Riley. Respira aliviado al verlo en perfecto estado.

—Hola amigo— Enzo lo recibe cuando el perro se abalanza sobre él.

Riley se posa a mi lado con su cálida sonrisa, se empina sobre sus pies para dejar un beso en mi mejilla, me tomo el atrevimiento de tomarla por la cintura y besar su frente. Tenía día que no la veía.

—Pudiste descansar— pregunta con preocupación.

—Si un poco— miento.

—Hablé con Mónica anoche y dijo que no estaba siguiendo tu dieta— la escucho atento.

La miro un segundo antes de responder, es cierto que no he estado siguiendo mi dieta, pero Mónica no tiene el derecho de haberle dicho eso.

—Llegue muy cansado del viaje capricho y solo quería descansar.

Me sonríeme la mirada. Odio mentirle en lo que llevamos de relación nunca tuve la necesidad de hacerlo, pero ahora no quiero que se preocupe por mí.

—¿Solo eso?— pregunta.




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