Me ayudarías mucho si dejas tu voto y comentario. ¡Besitoooos!
Capítulo 54.
Colin.
Con cada segundo que pasa una de las luces se apagan. Aprieto con fuerzas mis manos al rededor del volante. Es solo una carrera.
La última luz se enciende y en tres segundos todas se apagan. Piso el acelerador haciendo rugir mis llantas con la ventaja de salir primero junto con Ales.
—Buena salida Prescott, Lombardi y tú van en primeras posición. Mantengan ese mismo ritmo— escucho la voz de Michael por el intercomunicador.
—Copiado.
Piso más a fondo el acelerador dejando varios monoplazas atrás. Sigo escuchando la voz de Michael informándome mi posición. La carrera ha avanzado con normalidad hasta ahora, pasan varias vueltas y sigo manteniéndome en primera posición con Alessandro.
Quedan varias vueltas para completar esta carrera y terminarla por completo, algunos pilotos ya han abandonado la carrera por problema técnico o choques en la pista, me he librado de ello con facilidad saliendo sin problema de todo ese caos.
Entro a boxes por pedido de Michael para un rápido cambio de llantas.
—¿Sigo en mi posición?— le pregunta a través de la radio.
—Si— no hay más nada de su parte y salgo corriendo a la pista. Es la penúltima vuelta para acabar esto y lo escucho. —. Excelente Colin solo nos queda una y finalizamos.
Me alegra escuchar eso, al fin podré volver a Italia con cierta persona a la que extraño como loco.
Doble con agilidad en una de las curvas y los últimos que escucho es la voz de mi padre.
—Colin baja la velocidad ahora— pide con apuros. —. Hubo choque en la curva seis y no podría cruzar de ninguna manera.
Lo escucho haciendo lo que me pide y lo hago tarde cuando el monoplaza no responde a mis frenos por más que intento bajar la velocidad no cede ante mí y termino girando descontroladamente mi volante y estrellarme contra las vallas que forman un muro de protección.
—¡Carajos!
Me estrelló fuerte contra el golpeando fuertemente mi cabeza y mis piernas. No escucho nada a mí alrededor, un pitido sordo es lo único que hace molestia dentro de mi oído. Mi cuerpo entero arde en dolor y no siento mis piernas, le mando órdenes para salir del monoplaza por seguridad y no recibo nada comenzado a asfixiarme al no tener el oxígeno suficiente en mi casco.
Lucho por quitarlo hasta lograrlo y veo varias personas llegar hasta mí. Comienza a preguntar sobre mi estado y no respondo, llevo mis manos a mi cabeza en la parte que siento húmeda encontrando la herida que tengo en ella.
Cierro los ojos con fuerza sintiendo el dolor expandirse por todo mi cráneo.
—Du… duele— logró decir limpiado el hilo de sangre abundante que baja por mi frente. Veo el líquido rojo muy espeso y lucho por mantener mi vista clara cuando solo estoy viendo oscuridad.
Capricho… Riley es lo último en lo que pienso antes de cerrar mis ojos.
Riley.
Dejo de ver la carrera para tomar mi teléfono que suena por tercera vez en el día. Pienso que puede ser Camil que quedó en venir y ver la carrera juntas, pero no, es Mateo.
—Me tocará mudarme de residenciar y ver si puedo librarme de ti— digo con burla. Hace dos días decidir quedarme en mi departamento luego de que Colin viajan a su próxima carrera. —, he dejado de ver correr a mi chico por atenderte a ti mateo.
Lo escucho resoplar con cansancio a través de la llamada.
—Hice lo posible por detenerlo pero es un animal y ahora está subiendo a tu piso.
Suspiro dejando caer mis hombros, se a que se refiere. Desde que lo vi en la comida de Colin y le pedí que se alejara de mi no ha dejado de mandar arreglos florales a mi casa pidiendo verme y hablar. El primer día pensé que podía ser por Trueno que aún se encuentra bajo observación, pero no era así lo visité ese mismo día y mi bebé está mejorando bastante.
Mateo y el señor Darío me pidieron que lo detuviera por todas la flores que mantienen en recepción y le complica su trabajo. No sé qué quiera conmigo para que esté enviando flores a mi casa, les dejé claro lo que pienso de él y seguiré manteniéndome así.
—Si te siente más segura Riley puedo mandar a seguridad y que lo saquen…
—No— lo detengo. —. Enzo es el hermano de Colin y no le haría eso Mateo. Déjalo que suba y me haré cargo.
—¿Estás segura?— siento la nota de preocupación en su voz. —. El tiene a ser muy irracional cuando no le dan lo que quiere y puede hacerte daño sino hay alguien más contigo.
—Lo sé Mateo, Enzo es complicado, pero lo mantendré bajo control.
Supura con resignación. Sé que lo hace como un buen amigo, pero también está en juego su empleo con esto.
—¿Me llamarías si pasa algo?
—Lo prometo.
Miro mi puerta cuando suena mi timbre y me dirijo hasta ella para abrir. Lo primero que veo es el enorme arreglo con varios tipos de flores en el sostenido por las manos de Enzo. Mueve su cabeza a un lado para poder verme, me sonríe y no le devuelvo el gesto. Lo miro bastante seria.
—Hola— carraspea. —esto pesa mucho Riley, ¿Me dejas pasar?
Me cruzo de brazo aún parada en mi puerta.
—Yo no tengo que ver si es pesado o no Enzo yo no te pedí flores. Puedes irte de mi casa.
—Riley…
—Trueno está bien lo visité hace poco y de paso dejé mi número en la veterinaria para que me llamen si el necesita cualquier cosa, así que puedes irte.
Cierro la puerta sin esperar una respuesta de su parte y lo escucho maldecir. Interpone uno de sus pies evitando que cierre la puerta por completo.
—Solo un minuto Riley seré breve— abre la puerta fijando sus ojos en los míos. —. Por favor, juro no me tardaré más que un minuto.
Muerdo el interior de mi mejilla confiando en su palabra, abro y me hago a un lado dejándolo pasar. Camina hasta dejar la combinación perfecta de flores en un lugar seguro. Se gira hasta mí señalándolas flores detrás de él.
—No sabía cuáles te gustaban y preguntarle eso a Colin no era una muy buena idea luego de que…— piensa lo que va a decir deteniéndose. Aprieta sus labios y continúa. —. Son para ti.
—No quiero flores Enzo tu hermano ya me da las necesarias y no las necesito mucho menos que vengan de ti.
Mueve sus ojos a otro lado de la habitación deteniéndolo en luna que duerme tranquilamente sobre su cama. La ve unos segundo y vuelve su atención hacia mí.
—Luna no pudo haber tenido una amiga mejor que tu, le darás todo el cariño que ella necesite— mueve sus pies acercándose a mí y lo detengo.
—Quédate en tu lugar Enzo, no te permito que te acerques a mi— le dijo con firmeza. Me siento más segura si él no se acerca. —. ¿Qué haces en mi casa?
—Quiero disculparme contigo Riley, lo estoy intentado desde el viernes…
—No quiero tus disculpas Enzo— intenta seguir. —. En realidad no quiero nada que venga de ti creí que lo había dejado en claro la última vez.
No dice nada por la actitud que tengo con él, él me orillo a esto es día que me trato de esa manera. Lo observo, parece perdido en sus pensamientos y ha la vez preocupado.
—¿Enzo?
—Merezco que me trates de esa manera Riley, lo entiendo y estoy de acuerdo, pero necesito mucho de ti. Me ayudaste con Trueno sin pensarlo y eso es algo admirable de ti, yo nunca había hecho algo así con alguien que me tratara como yo a ti y ahora entiendo porque es que todos te tienen como una jodida religión.
Remueve su cabello oscuro con desespero respirando pausadamente antes de seguir.
—Colin, mi padre, Trueno y Camil— hace una pausa recomponiéndose. —. Más Camil. Soporto que Colin no quiera verme o mi padre, hasta Trueno— habla desesperado. —, pero Camil es otro caso y ella no quiere verme. Desde Mónaco no le ha vuelto a dirigir la palabra y creo que si al menos me disculpo contigo ella pueda volver a mí.
Frunzo mis cejas al escuchar lo que dice. No sabía que Camil no hablaba con él por lo que me hizo en Mónaco. Después que volvimos a Italia nunca le mencioné algo de él a mi amiga y pensé que ella no lo mencionaba conmigo por lo mismo. Hemos hablados mucho después de eso pero nunca menciona a Enzo o algo relacionado a él.
—No te pido más Riley, solo que me ayudes con ella como lo hiciste con Trueno.
A paso lento me acerco a él.
—No sé qué hacer Enzo, Camil nunca mencionó que no hablaba contigo.
—Me mando al diablo y me ha dejado ahí— suspira. —. Me ignora a toda costa y me duele sentirme rechazado por ella.
Termino de acércame sin invadir su espacio personal. Sus ojos me miran con súplicas en sus ojos idénticos a los de su padre.
—Por favor Riley. Camil se ha vuelto muy importante para mí en poco tiempo y odiaría perderla sin haber luchado.
Lo pienso unos minutos si debería de ayudarlo, no sé cómo se encuentre su relación con mi amiga y no quisiera meterme en ello. Pero no puedo negar lo arrepentido y mal que se ve en o ahora.
—Camil está en un momento aquí y podré hablar con ella— le dijo, el alza su rostro con la esperanza plasmada en el.
—Te lo agradecería si puede hacer que vuelva a dirigirme la palabra.
—No prometo nada Enzo— soy sincera. —. Camil no es muy diferente a sus hermanos y cuando toma una decisión no hay quien la haga que cambie de parecer, es difícil.
Asiente buscando su teléfono que vibra con insistencia, me pide un minuto para tomar la llamada. Me alejo de él yendo a donde se encuentra luna acariciando su pelaje marrón y darle privacidad a Enzo.
Me distraigo con Luna un momento hasta que escucho el nombre de Mónica.
—Mónica debes de cálmate porque no estoy entendiendo nada— Enzo pone su teléfono en alta voz llegando hasta donde estoy con luna.
Mi corazón se detiene un largo tiempo cuando la escucho mencionar a Colin y su estado.
—Tu hermano tuvo un accidente y está grave Enzo— Enzo baja la mirada hasta mí que sigo pasmada en el piso con luna sobre mis piernas. —. Estaremos en Italia lo antes posible y no puedo comunicarme con Riley, puedes buscarla antes de que se entere…
Reaccionó y corro a mi habitación mirando la pantalla, entró en frenesí cuando escucho todo lo que pasó y lo involucrado que está Colin en ello.
Me giró sobre mis pies encontrando a Enzo que también mira la pantalla con atención.
—el piloto estrella de Ferrari acaba de estrellarse, aún no sabemos cómo se encuentre después de esto, pero estamos listo para cualquier pronóstico— uno de los narradores habla haciendo que sienta toda la adrenalina dentro de mí. ¿Cómo que están listo para cualquier pronóstico? Colin no puede morir…
No, no, no. A él no le puede pasar nada porque él tiene que volver aquí para estar conmigo. Hoy es el día de su cumpleaños y no le puede pasar nada. Busco mi teléfono y veo todas las llamadas perdidas de Mónica y Alessandro. Hay cientos de mensajes iguales por parte de ambos y lo ignoro todos buscando su número y llamarlo. Él debe de responder porque nunca me ignora una llamada. Escucho varios tonos y nada, vuelvo a intentarlo sin rendirme y no consigo nada.
Mis manos tiemblan con descontrol cuando entra una llamada de Ales y no dudo en tomarla.
—Riley…
—Dime que se encuentra bien Alessandro, dime que está bien y que todo eso no es verdad— le exijo.
No hay respuesta de su parte haciéndome pensar lo peor. Se escuchan voces al otro lado del la llamada.