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Capítulo 57.
Riley.
Lo miro a través de la pantalla, hace menos de una hora que sus prácticas comenzaron y aunque él se encuentra solo en la pista no dejo de sentir la ansiedad consumirme en cada curva que él pasa con demasiada velocidad.
Si solo pudiera pedirle que bajara la velocidad y tenga más cuidado.
Él sigue mostrando sus mejores tiempos en la pista y solo quedan algunos minutos para que su turno. No despejó los ojos de la pantalla en ningún momento.
—Vas a dañar tu uñas si continuas mordiéndolas de esa manera— la voz de lían es un susurro cuando saca mi dedo de mi boca con suavidad. Él tiene razón mi uña está muy mordida y ni siquiera era consciente de ello.
Lo miro en silencio sentada en mi cama. Luna y Trueno descansan al final de mis pies y solo levantan sus cabezas cuando sienten el colchón hundirse con el peso de lían. El mira las pantallas unos segundos y yo lo hago igual prestándole mi atención al chico de las carreras.
—¿No sabía que te interesaba este deporte maya?— dice sonriendo.
Pestañeó varias veces sin perder el monoplaza de Colin de vista.
—No me gustaba— admito con calma. —, pero conocí a alguien que sí.
—Debió ser alguien afortunado si hizo que te llamara la atención. ¿Has ido algún circuito?
Lo miro asistiendo, por más que trato de ignorar todas las imágenes que viene a mi cabeza de recuerdos vivido con dicho piloto en cada uno de los circuitos, no logro hacerlo. Quiero volver a eso, acompañarlo en cada uno de sus grandes premios.
Suspiro guardando esos recuerdos.
Bajo mis ojos hasta Trueno que llega hasta estar tumbado sobre mis piernas robándose mi atención. Acaricio su pelaje negro como la noche calmándolo al instante.
Las prácticas de Colin terminan y me centro en los resultados mostrado en la pantalla. Lo hizo excelente para ser su primera vez desde hace mucho tiempo. Lo veo caminar evadiendo a todo el que se ponga en su camino, aún no veo su rostro porque mantiene su casco puesto.
Es el mismo que uso en Mónaco, el que lleva mi nombre plasmado.
—Maya— la mano de lían toma mi rostro girándolo en su dirección. Estamos a centímetros uno del otro. —, enserio que no quiero presionarte.
Pega su frente a la mía cerrando sus ojos, el aire que expulsa de su fosas nasales acaricia mi rostro.
—Ya no sé qué más hacer para lograr sacarte de estas cuatros paredes y que aceptes salir conmigo— musita bajo. —. ¿De quien te escondes?
—Lían…
—Yo trato de no presionarte con esto Riley. Tu padre ya me advirtió que te dejara en paz y créeme que no puedo— intenta tocar mis labios con los de él y lo detengo. —. Quiero salir contigo.
Me alejo de él y miro a la pantalla encontrándome a Colin, Ales y Michael hablando con normalidad. Solo miro a Colin de espalda hacia las cámaras. Quiero verlo de cerca he estado pensándolo toda la semana para aceptar la oferta de Ales e ir al circuito.
—Puedo conseguir pases para llevarte mañana al circuito— informa lían con esperanza de que aceptes. —. Si aceptas claro.
Lo miro y no lo pienso dos veces antes de aceptar.
—sí.
Bajo las escaleras moviendo mis pies directamente hasta donde se encuentran mis padres y lían, escucho parte de la conversación que ellos mantienen.
—Recuerda lían tus límites con mi hija. Si ella se siente incómoda me la devuelves, no la presiones a nada— sonrió al escucharlo. Ellos aún no se percatan de mi presencia y es mamá quien lo hace sonriéndome desde su lugar.
Lían escucha atentamente cada cosa que mi padre le dice asistiendo con obediencia. El alza sus ojos dando conmigo al instante. Se pone de pies con rapidez.
—Hola maya— me saluda emocionado.
Se acerca hasta mí sin invadir mi espacio personal y quisiera decir que es porque que mi padre lo acaba de amenazar indirectamente o por qué respeta toda la veces que se lo he pedido, pero no, se detiene a ver la figura de Luna a mi lado y escuchar los pasos de Trueno llegar hasta donde estoy.
—Te vez hermosa hoy— hace una pausa percatándose de lo que acaba de decir u se corrige el mismo. —. Todos los días lo estás, pero hoy más que nunca.
—Gracias— respondo.
—Te queda muy bien esa camiseta amor— mi madre sonríe viendo la camisa de Colín en mi.
—¿No sabía que tenías una camiseta de la escudería?— señala la camiseta roja que llevo. Es una de las de colín.
La traje conmigo cuando vine de Italia y hoy le apeteció usarla. De lejos se nota que no es la mía, pero con ella puesta siento que lo apoyaré en su clasificación hoy. Quizás no lo vea como quiero, pero lo apoyaré como siempre.
—¿Es tu piloto favorito?— pregunta.
—sí.
Me despido de mis padres marchándome con él al circuito. Llegamos más rápido de lo que esperaba y con cada paso que doy al lado de Lían siento mi ansiedad y nervios crecer, puede que lo veo hoy luego de mucho tiempo.
Le conté a Ales que vendría hoy con Lían y él no se opuso, solo me advirtió que no dejara que Colín me viera con él. Mencionó como ha sido sus actitudes luego que despertó del coma, Colin vive de mal humor con todos y no soporta que le hablen dos veces.
Ales dice que es difícil correr con el de esa manera, porque muchas veces no sigue las estrategias pautada por el equipo y si él falla otros tienen la culpa.
Se que parte de eso es mi culpa y por eso estoy decidida habla con él hoy.
—Desde aquí podrás ver todo— Lían me ofrece el asiento en la terraza en la que estamos.
—Gracias.
—Tu escudería favorita está bajo nosotros— confirma en tono sedoso logrando que cada bello de mi piel se erice y no por él sino por la cercanía que se que aleja de Colin.
Se sienta a mi lado y lo escucho hablar de cualquier cosa no le prestó mucha atención a nada de lo que dice. Me paro a la orilla del balcón cuando escucho su voz discutir con los mecánicos.
Busco su figura y no logro verla por ninguna parte, solo escuchar su voz molesta. Unos minutos después veo a su monoplaza salir a la pista corriendo con determinación, domina cada curva que se le ponga enfrente y sonrió para mis adentro cuando escucho su puntuación.
Mañana sale en primer lugar junto a Alessandro.
Todo termina y camino con Lían poder el Paddock mirando a todas las direcciones posible para ver si lo encuentro. No lo hago y estoy casi por salir del Paddock cuando chocó con alguien.
—Lo siento, no veía por donde venía— alzó mi rostro para ver con quien lo choqué y me encuentro a Emilio frente mío.
—¿Riley?— dice mi nombre con una sonrisa.
Yo también le sonrió en respuesta y dejó de hacerlo cuando veo a Michael a su lado. Este me mira con curiosidad y aparto la mirada de él con rapidez.
—¿Se conocen?— pregunta Lían al ver como mi suegro Me abraza sin permiso alguno.
—Colin estará encantado de verte al fin— dice sonriendo más amplio. La mención de su hijo me pone nerviosa.
—Todos estaremos feliz de verte de nuevo por aquí— comenta Michael a su lado y caigo en cuenta de sus palabras.
Debo de salir de aquí ahora.
—¡Colin!— Emilio llama a su hijo. —, es Riley.
Salgo de su agarre tomando la mano de Lían y saliendo con rapidez de ahí. Antes que él pueda alcanzarme.
—¡Capricho!— lo escucho llamarme y avanzo más rápido con Lían a mi lado.
Muevo mi cabeza hacia atrás cuando lo escucho maldecir con fuerza. Sus ojos se conecta con los míos sosteniéndonos la miradas por largos segundos. Él está acorralado por varios reporteros que no lo dejan llegar hasta mi.
—Vamos a irnos ya— Lían sostiene mi cintura y asiento mirando a Colin aún. El baja la mirada hasta el agarre de Lían.
Me mira con odio cuando vuelve a subir la mirada hasta mí. Me marcho dándole la espalda.
…
—Riri— la voz de Alessandro se hace presente en mi habitación.
Cubro mi cuerpo y cabeza con la manta tratando de ocultarme de él. No quiero mirarlo de esta manera. Hoy estuve cerca de Colin y solo el miedo de pensar que ese enfermo me haría daño de nuevo me hizo huir como una cobarde, lejos de él cuando lo único que quiero es estar a su lado.
—¿Podemos hablar?
Niego, aunque él no me pueda ver lo hago.
—Mónica te envío halagos por tu corte de pelo— habla suave.
Se crea un silencio entre ambos, no es incómodo ni nada, pero sé que él está esperando una respuesta de mi parte.
—¿Y él?— preguntó con voz ronca por retener el llanto. —. ¿Qué dijo Colin de él?