Amor a alta velocidad (run1)

Epilogo.

Epílogo.


Colin.

Cuatros años después.


Arrastro la enorme puerta de mi casa en Mónaco abriéndola muy despacio sin hacer el mayor ruido posible. Escucho las voces provenir de la sala, camino hasta ella deteniéndome en el marco de la entrada.

—Me gusta este color— dice mirando una paleta de colores en sus manos.

—Es perfecto, quedará con la decoración que estás haciendo— La chica que la ayuda a ello responde. —podemos quitar estos dos cuadro y relanzarla por nuevos.

La chica señala el retracto de mi madre y la pintura que Riley me regalo el día de mi cumpleaños hace cuatro años, es la misma pintura en la que ella esta plasmada.

—No, mi futuro esposo ama esas dos pinturas y no le va agradar que las muevas de lugar— mira a la chica. —. Él le gusta verlas ahí y juntas.

—Entiendo.

La veo dar órdenes en todas las direcciones para que acomoden cada nuevo mueble a su gusto. Me acerco hasta ella cuando la veo intentar mover uno de los muebles hacia otro lugar y no poder hacerlo.

—No hagas esa fuerza capricho— la tomó de su cintura espantándola.

Gira entre mis brazos y no le doy tiempo a que diga algo y la beso. La tomo por debajo de sus piernas alzándola a mi altura sin romper el beso y solo me obligo a ello cuando mis pulmones comienzan a exigirme aire con desespero.

—Hola amor— deja un corto beso en mis labios sonriendo. Toda una semana sin verla.

—¿Por qué haces esa fuerza Riley?— la bajo despacio hasta dejarlo otra vez sobre sus pies. —. Te contrate todo un personal para eso.

—Lo sé amor, es solo que pedí más al centro y creo que los muchachos no le escucharon, así que iba hacerlo yo misma— se encoge de hombro retándole importancia.

El mueble que quiere mover por sí sola le triplica el tamaña y mucha más el peso y tiene la inclusión de moverlo por sí sola.

—Dime dónde lo quieres y yo lo pondré por ti— deposito un beso en medio de su frente.

—Te diré y te ayudaré.

—No— la detengo. —. Me dirás y no te moverás de aquí ¿okey?

—Pero Colin…

—No capricho, quiero que llegues completa y en una sola pieza al altar— le digo rechazando la petición que esta por decir.

—Pero llegaré muy completa y en una sola pieza amor— me sonríe y me siento morir tres veces con ello.

Ha pasado demasiado tiempo y yo sigo muriendo por esa sonrisa que ella posee.

—Así será porque vi a encargarme de ello— la pego a mi cuerpo. —. No quiero volver a aplazar nuestra boda pequeña, me hurgue que seas mi mujer ya.

Y es cierto hace dos meses debimos haber estado felizmente casados, pero el ballet y las carreras no nos permitieron realizar ese deseo. Riley se retiró hace poco de la academia para disfrutar nuestra boda y luna de miel, y esta será mi última semana de carrera hasta dentro de un año.

Voy a disfrutar a tiempo completo a mi mujer y nadie me va a detener de ello, no siquiera un estúpido mueble.

Termino moviendo el mueble a lugar que ella desea cumpliendo mi palabra de no dejar que ella involucre su cuerpo o fuerza en la tarea. Ella ha estado remodelando nuestra casa en Mónaco.

Si nuestra casa, lo empezó hacer desde el día en que le dijo a su padre que vivirá conmigo y que no habrían peros para esa decisión. Mi suegro aceptó de mal gusto la decisión de su hija y desde ese día hemos estado viviendo en Italia.

Riley siguió con el ballet en la academia de Isabella y durante ese tiempo vivimos en mi departamento en Italia. Hace un año y dos meses le propuse matrimonio, lo cual ella no dudó en aceptar y darme ese anhelado sí.

Unos meses después decidimos venir a vivir a Mónaco. Yo seguiría con mi mundo de las carreras aquí y luego de la boda y nuestra luna de miel ella buscaría academia para seguir su carrera de bailarina.

Le ofrecí mi ayuda para que encontráramos la mejor aquí en Mónaco, pero ella me pidió no involucrarme, dijo que quería hacerlo sola y respete su decisión. En parte lo hice. Ella no lo sabe, pero estoy un poco involucrado. Claro que se lo diré en su momento, pero me queda todo un año para eso.

Llegamos a nuestra habitación y mi sonrisa no se puede expandir más cuando veo la gigantesca caja color blanco sobre la cama. Me acerco con apuro y la intención de abrirla y ver el apreciado vestido de novia que ella usará en una semana. Su padre y yo estuvimos de acuerdo en dar la elevada cantidad solo para verla feliz.

—Quiero verlo— le digo tratando de ver aunque sea la tela de este.

—Lo harás en una semana— responde con diversión. —. Lo verás todo lo que quieras pero en una semana.

Niego. Hasta Enzo ya la has visto en él y yo tengo que aguantar una semana más para verla.

—Por favor capricho— le suplico como niño pequeño.

—Una semana amor.

Se pega a mí diciéndolo en tono juguetón y me besa para distraerme de mi objetivo. Se aparta de mí con una sonrisa tomando con rapidez la caja y llevarla al closet de nuestra habitación y cerrarla para que no lo vea. Le muestra mi molestia cuando su pequeño cuerpo no me deja abrir a mi gusto el closet.

—No me parece justo pequeña— me cruzo de brazos tratando de verme molesto. —, yo pague por él y ni siquiera lo he visto.

Da pequeños pasos hasta mi, presiona sus manos en mi pecho invitándome a caminar de reversa, lo hago a hasta caer sentado en la orilla de nuestra cama. Ella sonríe comenzando a desabotonar botón a botón mi camisa. Se toma su tiempo en el proceso y no me quejo por la lentitud que mantiene.

En los últimos cuatros años ella ha descubierto que esta es la manera más fácil de hacerme perder un discusión con ella. No discutimos con frecuencia, nunca lo hacemos y si llega a pasar es por idioteces que nosotros mismo nos encargamos de arreglar de inmediato.

—Prometo que en una semana vas hacer el único que disfrutes de él— se sube a horcados sobre mi besándome.

Aceptó el beso profundizándolo más de lo que ya lo es.

—Espero y sea así, ya tengo necesidad de romperlo encima tuyo.

Niega.

—No vas hacer eso.

Claro que lo voy hacer, no por nada di tres millones de euros para solo verlo y no hacer nada con él. Inclina su cabeza a un lado para besarme sin problemas, mis manos desatan el lazo que decora el inicio de sus pechos. Bajos ambos tiros encontrándome con la sorpresa de ella sin sostén.

Baja de mi cuerpo un momento para deshacerse del vestido con apuro y yo aprovecho la oportunidad para quitar mi pantalón. Miro su cuerpo ser cubierto solo con la braga que lleva y sonrió por su elección.

La señalo y ella se abalanza sobre mi cuerpo tumbándome sobre la cama con ella encima de mí.

—Esta opción me hacer saber que sospechabas mi llegada capricho.

No responde y lo que hace es estrellar su boca con la mía en un beso salvaje. Me encanta cuando es ella la que toma el control de ambo.

—No te esperaba hasta el domingo que terminas tu carrera amor— se escabulle de mi cuerpo quitando mi bóxer negro. —, pero ya que estás aquí lo vamos a aprovechar.

Sus ojos se quedan fijos en mi miembro que comienza a reaccionar a ella y su mirada, deja caer mi bóxer al suelo y mi atención es captada en segundos al ver la manera en la que muerde su labio. Se vuelven de un rojo momentáneamente cuando lo libera de sus dientes.

Niego deteniéndola de que sea ella misma la que quite sus bragas de encaje rojas.

—Esta tarea es solo mía— sonríe.

La bajo muy despacio sin dejar de ver sus ojos en todo momento. Acaricio su vientre plano y me dedico a repartir besos por cada parte que tenga acceso. Vuelve a subirse encima de mí sin perder tiempo en hacerme suyo, como lo ha desde hace tres años.

Luego que ella viviera ese infierno con la escoria de Michael tuvimos que comenzar de nuevo en el tema sexual. A ella le costó dejarse volver a tocar de esta manera por mí, la vi cada noche desvelarse a por culpa de las pesadillas y los recuerdos. Fui paciente con ella y le demostré que nuestra relación no solo se basa en esto, en que nuestros cuerpos se encuentren, le hice saber que hay mucho más que solo la intimidad sensual entre ambos.

Mejoramos mucho juntos, en este tiempo ella ha aprendido a ser más abierta conmigo y decirme cuando necesita desaparecer. Ya no lo hace con tanta frecuencia y cuando suele hacerlo me busca a mí como su refugio y yo encantado de brindarle mis brazos cuando ella lo requiere.

Es la primera cosa que le puedo restregar en la cara a mi suegro con su hija. Me he convertido en su lugar seguro y ella en mi hogar.

Respiro complacido cuando mi miembro se ve abrazado por la calidez de sus paredes, Riley se sujeta de mis hombros subiendo y bajando sobre mí muy despacio. Su respiración se comienza a volver inestable en acompañamiento de la mía que está igual o peor. Varias estocadas son suficientes para que ambos terminemos.

Me dejo caer con ella sobre mi aun en la cama y voy jugando y sintiendo la suavidad de sus mechones que al fin han vuelto hacer largos, no como antes, pero sí mucho más largo que hace cuatros años.

—¿Ya iníciate tu planificación?— preguntó con suavidad. En todo el tiempo que no la toqué ella dejó de planificarse y se lo agradecí. Quiero una hija con ella y se lo he dejado en claro desde hace tiempo.

Pero ella dice que aún no es tiempo.

—No, la aplacé para el lunes así teníamos todo listo antes de la boda— dice con calma. —. ¿Por qué la pregunta amor?

Cruza sus manos sobre mi pecho apoyando su cabeza en ella y dando una vista preciosa de su rostro sonrojado y ojos muy vivos.

—Quiero una hija Riley— le pido. Es la única cosa que le he exigido desde hace un tiempo considerable. —. Una idéntica a ti pequeña.

Sonríe ampliamente.

—Puedo darte un amor, pero el que sea idéntica a mí eso no depende de mí.

Acaricio su rostro y sonrió con satisfacción. Ella es la mujer más bella que hay en el mundo y es mía. En pocos días voy a tener el placer de llamarla mi esposa, mi mujer, la dueña de mi mundo.

—Podemos intentar— propongo con ilusión. —. Quiero que Maya sea idéntica a ti en todos los sentidos.

—¿Maya?— pregunta interesada.

—Si capricho. Mi hija va a tener tu nombre y el nombre de mi madre— le dijo con orgullo. —. Los nombres de las dos mujeres que más amo. Maya Cosima no suena mal. ¿Qué te parece?

—Me parece increíble amor— me besa. —. ¿Tú lo pensaste?

—Si— cierro mis ojos embriagándome de su aroma. —. Pienso todas las noches en los hijos que tendré contigo.

—¿Ah sí?— pregunta con diversión. —. No sabía que pensabas eso amor. ¿A ver cuántos nombres tienes en total hasta ahora?

—Uno. Maya Cosima.

—Le das mucha prioridad a tu hija amor— me dice.

Si lo sé estoy obsesionado con eso, pero enserio quiero una hija y la quiero con la mujer sobre mi cuerpo, no veo a otra persona ser la madre de mis hijos que no sea ella. Tal vez esté mal por pensar en esto ahora, pero es mi mayor anhelo y cundo ella Me dé la noticia de seré padre voy hacer el hombre más feliz del mundo.

—Ella será mi adoración capricho.

—¿Y yo?— pregunta. —. Te vas a olvidar de mí en cuanto tengamos a Maya Cosima amor.

La beso antes de responder.

—Nunca me olvidare de la mujer de mi vida, mi gran amor, la persona que hace que mi corazón palpite cada segundo de mi día— cada palabra la acompaño con un beso en sus labios. —. Nuestra hija será mí adoración Riley, pero tú eres mi universo entero y ni siquiera nuestras hijos van a competir con el amor que te tengo porque ese es único y es solo para ti.

Pestañea varias veces intentando no llorar por lo que le digo.

—Te amo.

—Yo más pequeña.

Riley.

Día de la boda.

Terminan de dar el último retoque a mi peinado colocando con cuidado la pequeña diadema en diamantes que sostendrá mi velo. Llevare el pelo suelto y recogido en la parte frontal de mi rostro.




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