Amor a alta velocidad (run1)

Extra 4. Paris.

Extra 4. Paris.

Riley.
Escuchamos a la guía turística hablar sobre cómo fue construida la torre Eiffel. Pongo de toda mi parte por seguir prestándole atención a todo lo que dice y me es imposible.
Tanto tiempo y aún no me acostumbro al tipo de atención que tengo al lado de Colin. Pero ¿Que iba a esperar al casarme con él? Desde que lo conocí sabía a lo que me enfrentaría y es lo que vivo ahora.
A pesar de estar en parís, ciudad del amor y la moda disfrutando de nuestro pequeño recorrido la incomodidad se ha sentado en mi todo el día. Con cada paso que damos nos llevamos la atención de las personas y ya se lo que pasará cuando una de ellas se atreve a acercase. Le piden fotografía o autógrafo a mi esposo o simplemente le sueltan preguntas de cuándo volverá a los circuitos o si ya decidió retirarse por completo.
El no ha contestado ninguna de las pregunta y a pesar de que Mónica se encuentra en Italia justo ahora en su semana de descanso antes de la próxima carrera que será en las vegas ella no mantiene controlados. Tenemos prohibido hablar sobre nuestra boda o luna de miel hasta que ella lo crea conveniente, pero esto es demasiado agotador.
Saco fuerza para soportarlo todo los días.
Mi luna de miel ha sido maravillosa y no me quejo de nada. Colin y yo tenemos más lugares planeados por visitar y disfrutar como la pareja de esposos que somos ahora. Aún no sabemos con exactitud nuestro siguiente destino, pero tenemos pensado ir a mykonos o Ibiza. Ya quiero ir a eso lugares y pasarla increíble con él aunque sus fanáticos estén presente.
—¿Quieren quedarse hasta que las luces de la torre se enciendan?
La guía turística que Mónica contrató desde Italia termina el recorrido al llegar al último piso de la torre.
—Es lo que tenemos pensado— contesta Colín. Su mano suelta la mía para posarla en mi cintura y pegarme más a él. —. ¿Aún quieres verla encendida capricho?
Sonrío a medias. Cuando supe que parís estaba en nuestros planes de luna de miel le comenté lo mucho que deseaba verla encendida. No he visitado mucho el suelo parisino, pero siempre que lo hacía con mis padre o Camil me gustaba mucho ver como la torre Eiffel era encendida. Siempre me emocionó al contemplar esa maravilla, pero creo que por la situación que vivo ahora con todas estas personas observándome no lo disfrutaría.
—No, prefiero ir a otro lugar esta noche— le miento un poco.
—¿Cambiaste de opinión?— Colin se encuentra confundido y preocupado. El sabe que pasa algo. —. Perdiste la torre Eiffel capricho y fue a donde te traje ¿Qué pasa?
—Ya he estado miles de veces aquí amor y lo he visto, no es nada nuevo.
—¿Hablaste toda la noche de esto amor y ya no lo quieres?
Sus ojos me estudian buscando algo que pueda darle una señal de lo que pasa y solo me limito a sonreírle y dejar un corto beso en sus labios. Amo demasiado a este hombre y deseo pasar más tiempo con él sin llamar la atención de nadie.
—Podemos ir al teatro esta noche y ver la función de ballet— propongo.
—¿Quieres eso?
Asiento con una sonrisa.
—Quiero ir al teatro amor.
—Bien— acepta. —. Voy hacer lo que mi esposa diga.
Mira a la guía turística que nos sonríe a ambos es una señora muy agradable, juraría que es de algunos cincuentas años. Pero de todas maneras es muy hermosa.
—Lamentablemente no vamos a poder quedarnos. Mi esposa quería visitar otro lugar esta noche.
—Una lástima, lo más hermoso que tenemos los parisino es ya hermosa torre y sería una maravilla que la pudieran contemplarla esta noche. Ustedes son una pajera muy enamorada.
Le sonrió cuando sus ojos recaen sobre mi y luego Colin mirándonos enamorada. Esto es demasiado típico de ellos.
Estoy por darle las gracias por guíanos enamorada él tour y soy sorprendida por alguien que se acerca demasiado a mí.
—¡Prescott!
—¡Oh dios!— gritó asustada llevándome una mano al corazón.
Colin me pega más a su cuerpo por instinto protegiéndome.
—¿Estas bien?— susurra en mi oído asegurándose de que lo esté.
—Si— asiento mirando al señor que se acerca más a nosotros.
Está eufórico.
Por mi parte retrocedo más para alejarme de él y chocó con el cuerpo de Colin. Sus manos se cuentan en mi cintura moviendo detrás de él poniendo una barrera con su cuerpo. Esto es lo que pasa a cualquier sitio al que vamos. Alguien desconocido se acerca sin nuestro consentimiento para pedir foto o una simple firma de mi esposo sin importarle en lo absoluto lo que pensemos de ello.
El hombre trata de converse a Colin de qué se tome la foto grafía con él y él niega rotundamente dejándole en claro que no. Insiste un poco más obteniendo la misma respuesta. Unos segundos más tardes el hombre se resigna marchándose.
—¿Supongo que quieres volver al hotel?— obtengo toda la atención de mi esposo en segundo. Asiento sin hablar.
—Ya vimos mucho de la ciudad amor y estoy cansada, volver sería una buena opción— no miento en ello.
—Lo tenias que pedir antes capricho— su mano se vuelve a entrelazar con la mía. —. Gracias por el tour.
—El placer fue mío.
Ambos no devolvemos por el camino de vuelta al hotel en donde nos hospedamos por los días que estaremos en parís.
Colin.
Sonrió con el pequeño suspiro que Mónica suelta tras la llamada. Es una locura lo que le estoy pidiendo, pero como él buen esposo que soy para mi esposa haría cualquier cosa con tal de verla feliz.
Se que para ella aún es difícil el adaptarse a la atención que cargo al llegar a un lugar. Ella era consciente de esto y la vi tomárselo con calma muchas veces, pero ahora parece más agotada que de costumbre. La entiendo a la perfección y sé que aunque ella no comente nada al respecto, sé que se siente incómoda.
Yo también odio que extraños se acerquen a mí sin mi permiso. No es algo que voy a cambiar de la noche a la mañana y me molesta que ella esté pagando las consecuencias de esto.
La vi insegura hoy y lo odie. Me gusta cuando se luce frente a todos y se da a demostrar que nadie es como ella. Que ella es una diosa caminando entre mortales por pura equivocación, me gusta que los demás sepan que ella es mi diosa y estoy dispuesto a solucionar este problema cuantos antes.
—Admiro demasiado tu romanticismo Colin, enserio que lo hago. Tu das todo por Riley, ¿Pero entiendes lo costoso y complicado que es lo que me estás? pidiendo.
—Si y por ello recurro a ti Mónica, para ti nada es imposible y sé que lograrás darme la torre Eiffel por un día.
—¡Es un locura!— dice.
—Esa locura es una disculpa para ella de mi parte.
—Te será muy costoso Prescott— advierte una vez más.
—No me importa, estamos hablando de mi esposa y con ella nunca hay un límite Mónica ya deberías de saber eso. El costo de la torre Eiffel no se compara con mi amor por ella.
—Bien— suspira resignada. —. Veré que hacer y luego te llamaré.
Cierro la llamada guardando mi teléfono para entrar a la habitación del hotel. Camino hasta donde sé que aún se encuentra mi esposa. Todavía contamos con mucho tiempo para ir a la función de teatro esta noche pero de todas manera quise adelantarse encuentra alistarme antes y poder hablar con mi agente de publicidad y convencerla de lo que quería.
Haría cualquier cosa por hacer esta noche más especial de lo que ya es.
—¿Ya terminaste tu llamada con Mónica amor?— pronuncia con su atención puesta en el espejo frente a ella.
La observo sentada en el pequeño tocado, se coloca unos pendientes.
—sí. ¿Tú hablaste con tus padres?
—Ya lo hice— confirma con una sonrisa.
Nuestra miradas se chocan en el espejo.
—¿Alguna novedad o nuevo capricho de mi suegro?— me cruzo de brazos recostándome en el marco de la entrada.
—No digas así amor.
Se pone de pies girándose hacia mi dejando que la contemple con toda la admiración del mundo. Está bellísima y es mía.
—Es la verdad. ¿Qué te pidió hacer ahora?
—Volver— se encoge de hombros caminando hasta mi. —. El solo me pide volver.
—¿A Italia?
—A Estados Unidos.
Niego rotundamente terminando de acortar la distancia entre los dos. Es lo que mi querido suegro ha querido desde la segunda semana de luna de miel. Cada vez que se comunica con su hija solo le pide lo mismo. Volver a su lado y dejarme a mí tirado como si se tratase de una basura. Rio cada vez que se lo pide o propone, él tiene la enorme certeza de que voy a dejar que mi esposa se valla de mi lado. Me muero antes de que eso pase.
—Aclárale que no pisaras Estados Unidos para vivir con él, viviremos en nuestra casa en Mónaco al regresa y él no podrá sacarte de ahí— la beso sin esperar una repuesta de su parte. —. En realidad nadie va a sacarte de ahí, no lo voy a permitir.
Sus labios se curvan en una encantadora sonrisa. Inclina su cabeza a un lado concentrándose en arreglar el cuello de mi camisa. Solo me falta el moño y saco negro para estar listo y marcharnos.
—¿Y qué pasará si algún día quiero dejar de vivir en Mónaco y decida ir a vivir cerca de mis padres?
Se aleja en busca de mi corbatín sobre la cama de hotel. Pienso un momento lo que dijo, nunca me había pasado por la cabeza esa idea. Ella es muy pegada a sus padre y mis suegros de ella, es su única hija después de todo y es compresible y yo debería de estar listo para ese momento.
—Te compraría la casa más grande y hermosa de todo Estados Unidos y viviríamos ahí justos con nuestros hijos y luna, problema resuelto.
—¿Enserio haríamos eso?— asiento. Comienza a coloca mi corbatín. —. ¿Y las carreras amor?
—Ya estaría jubilado para cuando eso pase capricho.
—¿Pensé que no tenias planeado jubilarte de la fórmula amor?— dice terminado su tarea.
Adoro cada vez que es ella la que acomoda mi trajes de vestir. Algo tan simple y que yo ya había hecho millones de veces ella lo convirtió en algo único y especial.
—Hace un tiempo no lo consideraba para nada, esa era mi vida completa antes de conocerte amor y ahora que eres mi esposa debo de hacerte un gran espacio en mi vida para disfrutaré a tiempo completo, las carreras me quitarían eso.
Sus ojos me miran con ternura y devoción.
—Te amo— alcanza mi altura con ayuda de los tacones negro que lleva.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.