¿Qué posibilidades existen de que la persona de quien te estás refiriendo como un libertino, te esté escuchando? Tal vez un uno por ciento y para mi mala suerte yo era parte de ese mínimo porcentaje.
—Es de mala educación escuchar la conversación de otras personas —me defendí.
—No puede ser, te llenabas la boca hace unos minutos refiriendo de lo peor sobre mí y ahora yo soy la una persona sin educación.
—Mmmm si, así es. Por su culpa recibí una bofetada cuando no hice nada, ni siquiera tuvo la decencia de aclarar la situación o pedirme una disculpa, escucha mis conversaciones y ahora quiere y ahora quiere que yo le pida perdón.
—Usted solo es una arrogante, no se sienta importante solo por estar en esta competencia. Debería de tener más respeto para el ganador de cinco años consecutivos y el hijo de los pioneros de esta competencia.
¿Arrogante, yo? Si era él quien se creía el rey del mundo.
—Y usted debería de tener un poco de humildad y decencia porque al parecer carece de esas cualidades.
—No las necesito, cada año obtengo el premio sin necesidad de usarlas y señorita arrogante, quiero conocer sus habilidades mañana en la competencia, esto se resuelve en la cocina y no en un balcón.
El muy estúpido se giró y me dejó con la palabra en la boca, era todo un maleducado, podía ser un ganador, pero su actitud era hostil y grosera.
Era una mujer madura y lo mejor que podía hacer era concentrarme en mí y no en libertinos como Stefano, todas mis energías tenían que estar enfocadas en la competencia y solo en una cosa le daba la razón, esto se resolvía en la cocina y no con palabrerías.
Decidí llamarle a mi papá y contarle mi primer día en este lujoso hotel.
—Hola, papá.
—¡Allegra! Amore mío, que feliz me siento de escuchar tu voz, ¿cómo ha ido todo?
—No tienes idea de lo magnífico que es este lugar, el hotel parece un palacio de la realeza, sus habitaciones son lujosas y los organizadores nos invitaron a una cena, la cual estaba deliciosa. Mi primer día ha sido increíble. —Mentí, aunque no le estaba mintiendo por completo, ya que dejando a un lado lo sucedido con don Libertino, el resto había sido increíble.
—Me alegra escuchar que te estás pasando bien. Mereces eso y mucho más.
—Estoy muy emocionada, aunque un poco nerviosa por el día de mañana.
—Tu mamá te ayudará desde el cielo, no estarás sola.
—Gracias papá, mañana te llamaré para contarte, pero puedes pedirle ayuda a alguno de mis tíos para que te muestren la competencia desde facebook, sé que te cuesta la tecnología.
—Ya tu tío Carlo se ha ofrecido, así que te estaremos animando desde acá.
—Besos, papá; tengo que descansar lo suficiente para el día de mañana. Te amo.
—También te amo mi amore.
Corté la llamada con mi pare y me preparé para dormir en la lujosa cama que estaba en mi habitación. Las sábanas eran tan suaves, era como sentirse envuelta en nubes de algodón. Cerré mis ojos y dejé envolverme en la tranquilidad que esta cama me ofrecían, nada ni nadie, ni siquiera un libertino, mal educado, iba a arruinar este momento.
(...)
Me levanté muy temprano, tomé una ducha relajante y después me puse mi mejor atuendo, era momento de impresionar a los jurados.
—¡Allegra! ¿Estás lista? —Preguntó Adriano del otro lado de mi puerta.
—¡Si! Ya voy.
Tomé mi móvil lo guardé en mi bolsa trasera. Salí y de la habitación, allí en recostado en la pared se encontraba Adriano.
—¡Qué guapa! —Me alagó, paso su brazo por mi hombro y caminamos hacia el ascensor.
—Tú tampoco estás nada mal, no sé si quieres impresionar al jurado o a todas las chicas que estarán presentes. —bromeé. Subimos al ascensor y Adriano marcó el número de la planta más alta, en el gran salón del hotel se llevaría a cabo la competencia.
—En realidad no quiero impresionar a todas las chicas, estoy interesada solo en una. —Algo en mi estómago se removió al escuchar sus palabras—. Y pues… quiero decirte que…
De pronto las puertas del ascensor se abrieron y don Libertino apareció. Entró como si nada, sin saludar y nos dio la espalda. Adriano me izo gesto para ignorarlo y fue lo que justamente hicimos.
El ascensor empezó a subir hasta que llegamos a nuestro destino. Stefano fue el primero en salir, después lo hicimos Adriano y yo.
—No dejes que te intimide —habló Adriano —, tú eres muy buena.
—Gracias Adriano, tú también estás muy bueno… no, es decir, eres muy bueno en la cocina, mucha para ambos.
¡Qué tonta! No me sentía tan nerviosa con un hombre, después de mi novio Franco. Caminamos hasta llegar a la entrada de doble puerta, las empujamos. Adentro todo parecía el cielo de todo chef. El salón estaba dividido en secciones, nos acercamos a tomar el espacio que tenía nuestros nombres, ese pequeño espacio contenía lo último en cocina, utensilios y aparatos.
—¡Mamma mia! Esto es magnífico. —exclamó Adriano.
—Es un sueño volverse realidad —secundé.
La mayoría de los participantes ya se encontraban en sus secciones. Vi hacia el fondo, había varias sillas en donde estarían algunas personas, entre ellas Cecile, quien levantaba su mano con emoción para que la viéramos. Levanté mi mano y le sonreí, aunque ella lo hacía para llamar la atención de Adriano.
Caminamos con Adriano para presentar nuestros datos y la receta que cocinaríamos para el concurso. Cada participante debía elegir sus platillos, escribir los ingredientes y el proceso para su preparación. Después nos enviaron a cambiarnos y colocarnos el uniforme oficial de todo Chef.
Todo eso, lo llevábamos escrito con anticipación y se adjuntaba a nuestros datos personales.
Esperamos media hora, hasta que todos los participantes estuvieran presentes. La señora Stella apareció en el escenario, estaba acompañada otro hombre joven, muy guapo por cierto.
Editado: 13.08.2022