Amor a la mexicana

ANDREA.

Para todas las que vieron series o películas de vaqueros y pensaron: «¡Yo quiero uno de esos!».

Déjenme advertirles algo: nadie te cuenta que esos hombres vienen con ego tamaño rancho, mirada intensa que derrite, sonrisa llena de picardía, voz áspera y contratos que misteriosamente terminan con tu firma.

Sí, son guapos.

Sí, saben cabalgar… y no solo caballos.

Pero también son tercos, autoritarios, y cuando se obsesionan con una mujer, no se detienen hasta robarle el corazón.

El mío pensó que podía comprarme.

Yo pensé que podía odiarlo.

Y al final descubrimos que en esta historia quien tiene la chancla es la persona que manda.




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