Para todas las que vieron series o películas de vaqueros y pensaron: «¡Yo quiero uno de esos!».
Déjenme advertirles algo: nadie te cuenta que esos hombres vienen con ego tamaño rancho, mirada intensa que derrite, sonrisa llena de picardía, voz áspera y contratos que misteriosamente terminan con tu firma.
Sí, son guapos.
Sí, saben cabalgar… y no solo caballos.
Pero también son tercos, autoritarios, y cuando se obsesionan con una mujer, no se detienen hasta robarle el corazón.
El mío pensó que podía comprarme.
Yo pensé que podía odiarlo.
Y al final descubrimos que en esta historia quien tiene la chancla es la persona que manda.
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Editado: 18.08.2025