Amor a la puerta

Capítulo único

Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a HajimeIsayama. Créanme que si fuesen míos haría que Eren y Levi tuviesen varios hijos, casi un ejército de puros nenes.

Pareja:Eren x Levi

Advertencias: Relaciones homosexuales. No sé si esto cuenta como fluff. 

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Amor a la puerta
 

-Capítulo único-

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Las calles ahora estaban prácticamente vacías, paseándose uno que otro vehículo, seguramente de doctores o los típicos de los servicios de emergencia, pero en su mayoría del tiempo la calle parecía un desierto.

Pero allí se encontraba él frente al televisor.

Zapping, zapping, zapping.

Eren Jaeger estaba casi todo el día en eso, ya había finalizado sus quehaceres del departamento y por el momento no tenía muchos ánimos de empezar los últimos planos que le habían asignado, también habían dos comisiones que le faltaban por hacer… aunque quedaban tres día para la fecha límite de una y cuatro para la otra.

Zapping de nuevo, esa maldita programación tan basura del cable tampoco le estaba ayudando.

Su vida antes de estar confinado bajo cuarentena llevaba un ritmo bastante alocado, siendo un estudiante de arquitectura y haciendo comisiones como ilustrador freelancer en su tiempo libre —no es que necesitara de eso para sustentarse, su familia le enviaba dinero para sus gastos básicos, pero no estaba de más otra pequeña entrada para sus otros caprichos—, justo estaba adaptándose a ajustar bien la balanza de tiempo que tenía que dedicarle a cada cosa, sumando también el tiempo que consumía en ir a hacer mercado entre otras cuestiones que siempre acompañaban la vida adulta de alguien que se está independizando.

De hecho, estuvo cansándose en muchos días, algo común entre todo universitario que estudia alguna carrera —sobre todo si es mientras que trabaja—, siempre viene una enorme carga de estrés acompañando esos bellos estudios que cada quien escoge para sacarse la licenciatura. Sí, esos mismos que nos ayudan a encontrar el trabajo de nuestros sueños.

Y claro, hubo días en los que pedía que el universo se apiadara de él, que le ayudara a tomarse un respiro, acabando entonces pateado duramente por el karma con esa pandemia que estalló casi en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo es que se propagó tan rápido? Estaba en China hace unos meses y ya ahora está en todo el mundo, cagándose en su preciosa juventud.

Ahora su situación actual era del tipo de tener aún cosas por hacer pero no contar con el suficiente ánimo para empezar, por lo que terminaba cayendo de cabeza nuevamente en ese bucle de procrastinación.

Maldita cuarentena y maldito virus.

Rindiéndose apagó el televisor y se recostó boca arriba, mirando el techo como si allí se hallaran las respuestas y las soluciones a sus momentos de incertidumbre. Tras unos minutos así, derrotado, se levantó y recogió su cabello en una coleta, se pondría a hacer algo productivo ya, luego vería como mataba el tiempo.

Sumiéndose en los planos se le fueron dos horas, solamente el vibrar de su teléfono fue suficiente para romper con su concentración. Vio todas esas notificaciones sin abrir en el Whatsapp, con los grupos silenciados y algunos familiares también. No era por ser malo, pero la verdad es que la situación de la cuarentena le había arrebatado hasta los ánimos de ponerse a chatear. Ya luego le contestaría a su madre y a su hermano.

«Armin

• Hey

• Andaba con el Mall todavía, pero tenía que recomendarte que probaras la comida de ChillBox.

• Es bastante económico y ve todo lo que trae, están haciendo delivery por si te interesa»

El último mensaje estaba acompañado por una foto. Sí que se veía bastante bueno.

Es verdad, no había almorzado todavía, fue un momento a revisar su nevera encontrando la comida sin preparar, solamente tenía una sopa para recalentar, cosa que no le apetecía, mucho menos tenía ganas de cocinar algo, ya al otro día o en la cena lo haría.

«Armin

• Hey

• Andaba con el Mall todavía, pero tenía que recomendarte que probaras la comida de ChillBox.

• Es bastante económico y ve todo lo que trae, están haciendo delivery por si te interesa

√√Recién había empezado con los planos del Mall.

√√No soy tan amante de la comida tailandesa

√√Pero sí que se ve muy bueno.

√√Lo probaré»

Abrió la app de Instagram, les escribió al privado y en efecto sí estaban atendiendo los pedidos, se pidió el plato que más rico le pareció y luego se volvió a sumergir en sus ocupaciones mientras que llegaba la encomienda.

A la hora de oír el intercomunicador atendió informando que bajaría en seguida. Llevó el monto de su pedido y también la propina para quien le estaba despachando, claro que no esperó que se tratara de alguien como él.

No sabía si se era gracias al encierro y no haber tenido la oportunidad de ver personas reales —que no estuviesen en una pantalla— durante todo el mes, pero ver al repartidor le dejó unos segundos sin aliento. Era un hombre bajito, mediría unos… ¿1,60 mt tal vez? Pero estaba buenísimo, aún a través de ese uniforme color naranja con café se podía notar los músculos bien marcados de aquellos bíceps, en el antebrazo había un tatuaje, no supo si era de un lobo o un perro, sus ojos eran claros, con una mirada afilada y penetrante, aún cubierto con el cubrebocas se veía que sus facciones eran preciosas.

Dio unos cuantos pasos al frente, manteniendo la distancia prudente para evitar algún tipo de contagio, por más que fuese un adonis quien se hallaba despachando la orden, no por eso iba a romper con las normas de seguridad.

—Buenas tardes, entrega de ChillBox —una voz profunda, le gustaba eso.

—Sí, es mío —habló Eren. También corroboró que el repartidor tenía unos bonitos ojos color gris.




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