Amor Añejo

CAPITULO 6

—Vieja tome agua y coma un poco—.

—Vago sin remedio, ¿Qué hace aquí?, ya llevo a las vacas a tomar agua—Dijo mi vieja mientras intentaba conservar el aire.

—Sí, ya las lleve, tengo que volver para llevarlas a pastar, pero antes tengo que vigilar que usted coma algo vieja—.

—No pos, ya que… él anda tan desobligado tocara—Mi vieja irguió su cuerpo con dolor, el sudor de su frente rebozaba, parecía arder y al mismo tiempo congelarse.

Acerque una cuchara con un poco de sopa a su boca. Ella lo recibió obediente, pero después de unos minutos, el pobre líquido se devolvió de su estómago.

—Vieja, creo que hoy mejor descanso—No quería dejarla sola.

Ella no se opuso.

—Estoy cansada, voy a dormir un rato—.

—Descanse vieja—Observe su respiración entrecortada y su pulso acelerado. No pude evitar dejar caer una lágrima. Esperé pacientemente a su lado…

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Sin entender la carta me apresuré a alistarme, salí de la finca, me subí al primer bus que pasó que me llevaba al pueblo, fui al único teléfono público que tenía y me planté en él hasta que de mí brotaron raíces, insistí, insistí y nunca me contestó.

Después de más de 12 horas fui sacado de la cabina telefónica por la policía. Cuando volvía a casa imagine mil escenarios, seguramente ella ahora tendría a alguien diferente, alguien culto, con dinero, establecido en la ciudad, que no fuera un simple campesino en medio de una finca cercana a un pueblo olvidado. 

Mire mis alpargatas y las odie, mire mi ruana, el machete en mi cinto y el gorro en mi cabeza, y me odie de nuevo, todo en mí gritaba pobreza, yo no era suficiente.




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