Amor Apocrifo

Capítulo 2: ¡De regreso!

 

-Victoria, despierta cariño hemos llegado- Abrí mis ojos y vi la hermosa sonrisa de mi bella madre, me desabroche el cinturón y me levante del asiento.

-Mamá, me duele mi cabeza horrible, como no tienes una idea- Hice muecas de dolor

-Creo que tengo unas pastillas en mi bolsa, ahorita que lleguemos al coche reviso y te las doy- La mire  incrédula por lo que había dicho, a lo que me pregunta.

-¿Qué es lo que te pasa Victoria?

-Nada, simplemente que necesito saber ¿a qué carro te refieres?- Ella sonríe.

-Pues la empresa ha puesto un vehículo a nuestra disposición en lo que me otorgan el definitivo y compro tu coche así es que camina Tori porque estoy muerta y ya quiero llegar a descansar.

Accedí y seguí mi camino hacia el vehículo, el conductor tomo mis maletas y las subió al coche, me abrió la puerta y yo entre con mucha delicadeza, el chofer condujo hasta nuestro nuevo hogar y durante todo el camino iba sumida en mis pensamientos, tratando de imaginar mi nueva escuela, mi nueva vida, mis nuevos amigos, etc., el carro se detiene y ahí es donde me di cuenta que habíamos llegado.

Frente a mí una casa hermosa, color verde menta, con un amplio jardín y una hermosa alberca, no me contuve las ganas y corrí hacia la entrada, al abrir la puerta me encuentro con una casa perfectamente amueblada y con una muy buena decoración, pero lo más importante para mí era revisar mi habitación, por lo que corrí a la segunda planta y escucho a mi madre que dice:

-¡Victoria, tu habitación es la puerta al fondo!- Sonreí al escuchar eso, mi madre me conoce muy bien.

-¡Gracias mami!- le dije gritando desde el piso de arriba, mientras corría emocionada hacia mi habitación.

Me detuve frente a la puerta y al abrirla me lleve una gran sorpresa, mi habitación es muy bonita, grande y no encontraba palabras para describirla, tiene una amplia cama con buros a los lados, cada uno posee una lámpara, cerca de la ventana se encuentra un banco del cual se aprecia una bella vista de la ciudad, a un costado de la puerta un escritorio en donde podría hacer mis tareas, contaba con una computadora, una lámpara y un cajón para cosas pequeñas, está pintado de color azul con detalles rosas y blancos, ame el closet está enorme, tiene una televisión, un estéreo y una alfombra en el centro, en el cual hay unas peras para sentarte y ahora tengo un videojuego para entretenerme cuando no tenga cosas que hacer.

-¡Tori, baja para que puedas subir tus maletas y empieces a desempacar!- Sonreí y suspire- Ya voy mami- Baje emocionada y corriendo, al llegar a la planta baja veo a mi madre y me pregunta.

-¿Victoria que vas a querer comer?-

-Mama, no tengo hambre, solo quiero desempacar, tomar una ducha y dormirme, mañana iniciare mis clases en la universidad y debemos levantarnos temprano porque debes llevarme ya que no tengo coche- le dije con una amplia sonrisa tomando mis maletas y subí a mi habitación dejando a mi madre parada en la entrada.

-Hija, ¿estas segura que no quieres comer?- Escuche la voz de mi madre desde la segunda planta la cual se dirigía a su habitación.

-Si mama, ya vete a descansar y nos vemos mañana.

Entre a mi habitación  puse música bajita y me dispuse a desempacar mis pertenencias, al darse las 10:00 pm ya había terminado de desempacar mis maletas, procedí a tomarme un gran baño para poder descansar después de ese largo día, me vestí con mi pijama favorita que tiene a stitch  plasmado en la blusa y el short y procedí a recostarme, cuando estaba por quedarme profundamente dormida, escuche el sonido de llamada que tiene mi celular, al ver la pantalla era mi padre, el Señor Sebastián Méndez, había olvidado llamarlo al aterrizar.

(Sebastián Méndez, un hombre de 48 años de edad, empresario sigue siendo un hombre soltero, desde que se divorció de mi madre, presiento que siguen sintiendo algo el uno por el otro, pero por la distancia era difícil que pudieran admitirlo, se enoja con facilidad, es el mejor padre del mundo aunque solo enviara regalos de disculpa por no estar conmigo, el trabajo es su vida “LITERALMENTE” siempre estuvo al pendiente de mis necesidades y de mi crecimiento)

-¡Hola papá!- respondí con nerviosismo y pena por no avisarle cuando el avión aterrizo

-Hola Victoria, me tenían preocupado, todo el día sin saber de ustedes- respondió con voz firme, molesto y preocupado.

-Lo siento papá olvide por completo llamarte, en cuanto aterrizamos nos trajeron a la casa, pero si tan preocupado estabas ¿Por qué no nos llamaste tú?, creí que irías al aeropuerto a recogernos, no nos hemos visto en bastante tiempo y creí que por regresar a México podrías darnos un poco de tiempo para mamá y para mí- respondí de manera defensiva y triste para que dejara de regañarme.

-Tienes razón Tori, lo siento pero el tra…-

-El trabajo me hizo perder la noción del tiempo, si lo sé es uno de los discursos más comunes que tienes- dije sin dejarlo terminar lo predecible de sus frases.

-Lo siento, hija te parece si mañana ¿paso a su casa a visitarlas como a las 7:00 pm ya que este tu madre en casa?- comento tratando de romper la tensión de la llamada.

-Me parece bien papá, nos vemos mañana, pero pides permiso ¡eeh!-




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