Amor

NOS ACOSTUMBRAMOS

Seis meses habían pasado desde la boda y aunque al principio pensé que iba a ser difícil acostumbrarme a que alguien más viviera con nosotras, el Sr. Tanaka se encargó que fuera todo lo contrario, ni se le sentía como un extraño todo lo contrario éramos una familia, nunca imponía nada, siempre platicaba si se debía tomar alguna decisión que concerniera al hogar.

Adoptamos su costumbre (al principio por curiosidad) que era el tener en la entrada un cajón zapatero donde colocábamos al entrar a casa los zapatos con los que veníamos de la calle y cambiarlos por unas pantuflas, realmente esta costumbre ayudó mucho a nuestros pies pues el andar en pantuflas era muy pero muy cómodo y aunque pareciera gracioso el piso de la casa estaba más limpio que antes solo teníamos que aspirar el polvo, lo era más practico a la hora de hacer el aseo.

Una noche después de cenar, el Sr. Tanaka nos comunicó que después de Navidad viajaría a Japón a traer a su hijo y que su viaje duraría tres meses. A mamá no le sorprendió la noticia puesto ya lo habían conversado antes, por lo tanto, dos días después de la cena navideña era la fecha de salida rumbo a su país mientras mamá se quedaría a cargo del mini mercado y de decorar la habitación del nuevo miembro de la familia la cual estaba en frente de la mía.

  • Entonces… ¿dormirás junto al él? – pregunta mofándose la gusano, cuando íbamos camino al cole.
  • ¡Marce! – decimos al unísono Juaco y yo
  • Está bien, reformularé mi pregunta –  sonríe pícaramente – ¿Daiku dormirá en la habitación de enfrente?
  • Sí, mamá la está pintando y ha comprado todo lo necesario para que él esté a gusto en su habitación.  – respondo sin dar mucha importancia a la situación.
  • Debe ser complicado el acostumbrarse a esta edad a que tendrás un nuevo hermano ¿verdad? – pregunta Juaco
  • ¿Hermano?
  • En realidad, no es su hermano, – interviene rápidamente Marce -  y si es guapo… hasta se podría enamorar de él – sonríe dando palmas de emoción.
  • ¡¿Qué?!  ¡imposible, ella no puede enamorarse de su hermano!  - grita Joaquín

Acaso… ¿Joaquín estaba celoso?, podría… ¿estar celoso de que me fijara en un chico que no fuera él?, al escuchar su reacción me emocione por completo, aunque la cara de Marce no estaba nada contenta.

  • ¡Ya cállense! – grito para alivianar el ambiente – ni es mi hermano, ni me voy a enamorar de él, ¿entendieron?
  • ¿Y cuando llega? – sigue de preguntona la gusano - ¿entonces yo me puedo enamorar de él? – continúa mofándose.
  • ¡No, tampoco te puedes enamorar de él! – se apura en decir Joaquín.
  • ¡Vaya perro del hortelano! – digo mientras corro hasta la puerta de la entrada del colegio, seguida de Marce.
  • ¿¡Qué me has dicho!?, ¡esperen!




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