La época del año que más me gustaba había llegado, los días antes de navidad lo chicos y yo, teníamos mucho por hacer, por ejemplo ir a comprar sea en el centro o en el mismo pueblo muchas bolsa de papel vacías de azúcar de las cuales al abrirlas sacábamos pliegos largos de papel los que luego pintábamos de color verde y marrones con puntos de colores, los dejamos secar por un día y con ellos hacemos nuestra recreación del lugar donde nació Jesús, los cerros y el pesebre, colocamos en los cerros las ovejas todas de color blancas y de diferentes tamaños, en el pesebre ponemos a la mula, al buey, los tres reyes magos, José, María y en la cabecera de donde será colocado el niñito Dios va el ángel Gabriel y en todo lo alto de esto la estrella que guio a los reyes, luego armábamos los arbolitos de navidad adornándolo con bolas brillantes, campanas, angelitos y más chucherías, obviamente también con las luces festivas correspondientes a esta época, todo este trabajo primero lo hacemos en el albergue y luego en mi casa.
A los días siguientes de terminar de arreglar y decorar nuestros espacios, juntamos nuestros ahorros y nos ponemos manos a la obra en hacer chocotejas rellenas, queque de chocolate y otros dulces para así salir a recorrer todas las casas del pueblo y vender lo preparado. Con lo recaudado compramos juguetes, los cuales envolvemos y colocamos bajo el árbol del albergue y así entregárselos a los niños, quienes siempre lo reciben emocionados con la idea de que fue papá Noel quien los había dejado allí para ellos, este año obtuvimos mucho más dinero que años anteriores, eso quiere decir que a cada niño mínimo le tocará tres regalos y eso nos alegra mucho.
Los años posteriores a la muerte de la abuela Camila, mamá y yo pasábamos la noche buena cenando en el albergue, mamá junto a las hermanas hacían la cena que compartiríamos con todos los chicos, luego intercambiamos regalos hechos por uno mismo en el juego del amigo secreto, en casa tenía muchos bonitos regalos de los niños que me tocaron como amigos secretos cuatro de ellos ya no vivían allí puesto ya habían sido adoptados. Este año iba a ser diferente, mamá iba hacer la cena en casa para compartirla con el sr. Tanaka.
Al ver que Mamá iba a estar sola en la cocina me animé a ayudarla así fue que preparamos pavo relleno, ensalada ligera y dulce de durazno obviamente no podía faltar el panetón, chocolate y las empanadas de globo. La mesa se veía muy bonita la habíamos decorado con detalles navideños en rojo, verde y dorado, los posa platos y posa taza también tenían detalles navideños.
El reloj dio las doce de la noche ya era 25 de diciembre, colocamos al niñito Dios en el pesebre. Mamá y yo oramos agradeciendo lo que teníamos y pidiendo por nuestros semejantes, el señor Tanaka nos acompañó en todo en un completo silencio, nos dimos el abrazo de Feliz Navidad después de ello empezamos a cenar.
Habíamos quedado en ir con Marcela y Joaquín a la plaza del pueblo donde iba a ver un espectáculo de fuegos artificiales y un concierto de música navideña, era la primera vez que mamá salía junto a su esposo y a mí como una familia, a ella se le veía muy contenta al caminar tomada del brazo de su esposo y teniéndome a mí a su lado mostrándole una sincera sonrisa por verla feliz. Al llegar a la plaza nos encontramos con muchos compañeros del colegio y vecinos, así que todos nos empezábamos a saludar. El espectáculo de fuegos artificiales estuvo bien bonito los chicos y yo parecíamos niños aplaudiendo alegremente por la emoción que nos daba ver tanta belleza desplegada en el cielo, cuando empezó el concierto, la municipalidad nos dio a todos los presentes un vaso enorme de chocolate con leche caliente para que podamos aguantar el frío mientras este se realizaba, al terminar el concierto mamá y el señor Tanaka se retiraron a casa. Marcela Joaquín y yo nos quedamos a seguir platicando con nuestros compañeros de colegio. Mientras caminábamos por la plaza, en la cual había mucha gente y todos se veían muy felices, algunos habían recibido visitas de familiares otros de hijos que se habían ido del pueblo o simplemente disfrutaban de la compañía del que tenían a lado.
En nuestro caminar por el parque después de despedirnos de los compañeros, nos encontramos con nuestro entrenador, el profesor Ruíz.
Al abrir la bolsa… eran tres frascos de complemento vitamínico y vales para canjear bebidas rehidratantes como para tres meses.
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Editado: 31.05.2019