Amor

¿PORQUE ELLAS Y NO YO?

Había pasado mucho tiempo desde que el japonesito presumido no me molestaba en absoluto y solo me hablaba cuando era necesario. Aunque me cueste debo admitir que extraño pelear con él, soy boba, lo sé, pero no soporto ver como otras chicas obtienen su atención y se mueren por estar a su lado y encima él les sonríe mostrándoles sus lindos hoyuelos, les habla amablemente cosa que nunca hace conmigo.

Al escuchar como mis compañeras de clases hablan de lo bueno que está el auxiliar y de lo suertudaza que sería la chica que llegue a besarlo, me hierve la sangre. Tanto es la afición por Kento que hasta han llegado a apostar a ver quién lo besa primero y otras a que él termina declarándosele.

Cuando el japonesito presumido reemplaza algún profesor que falta a dictar su clase, se le ve tan lindo, tan seguro frente a todos y explica con una paciencia que hasta me es imposible  recordar cómo se pone cuando discute conmigo, es tan carismático al contestar las preguntas que le hacen, que muchas veces suelo pensar que tiene otra personalidad cuando da su clase, una que atrae y nos deja a todos incluyendo varones encantados con él, cuando revisa los ejercicios de matemáticas  en nuestros cuadernos siempre nos pone mensajes de aliento y cuando sucede eso, para mí es el día más maravilloso de todos, hasta que alguna desubicada me preguntaba si mi hermano tiene novia, ¿¡Mi hermano!?   ¿¡Mi hermano!?  ¿¡Cuantas veces debo de decir que NO ES MI HERMANO!?, Al ver mi cara inmediatamente Marcela me aleja de ella o ellas antes que empiece a gritar como loca por mi falta de cordura cuando me preguntan por “mi hermano”.

 

Un mes se había cumplido desde que Kento se instaló como auxiliar educativo y era un total fastidio el ver como todos los días las niñas desde primer año hasta el quinto estaban detrás del “japonesito presumido” preguntándole sobre sus tareas y pidiéndole ayuda, realmente me molestaba que les prestara atención y les respondiera con una sonrisa amable. ¿Pero sabía ser amable ese presumido? ¿Acaso tenía problemas de personalidad o era un psicópata en potencia? ¿Por qué a mí nunca me ha hablado amablemente? ¿Acaso me odia?

  • Le favorece cuando sonríe ¿verdad? –escucho decir a alguien que se sentaba a mi lado en la banca desde donde miraba a Kento.
  • Sí, se le ve más guapo – respondo por inercia.
  • Tienes razón, debes pensar porque no sonríe así contigo ¿cierto?
  • Sí, - respondo sin dejar de mirar a Kento - ¡no! De que hablas – digo al darme cuenta que Jorge era el que estaba sentado a mi lado.
  • ¡Hey preciosa! – me toma las manos – tranquila, –sonríe -  porque niegas lo que sientes, – acomoda mi cabello detrás de mi oreja – descuida, no se lo diré a nadie – vuelve a sonreír.
  • ¡Oigan alumnos! – se escucha la voz de Kento acercándose – ustedes – nos señala - ¿no tienen clases?, que están aquí dando un espectáculo a sus menores.
  • ¿¡Espectáculo!?   - respondo levantándome de la banca - ¿¡cual espectáculo!? – pregunto enfadada
  • Cami no te enfades. – Jorge toma mis dos hombros. – Pues no, no tenemos clases, - sonríe amigable - estamos esperando a Marcela y a Joaquín para irnos a casa.
  • Así no tengan clases, las declaraciones amorosas déjenla para fuera de la escuela – habla muy serio y se va, mientras Jorge se carcajea y yo no entiendo por qué.
  • ¡Chicos! – viene corriendo Marce - ¡vámonos!
  • ¿Y Joaquín? – pregunta Jorge sonriéndole a la gusano.
  • Él se quedará a coordinar con su grupo de trabajo, así que ¡vámonos!
  • Que suerte la mía, tener a dos preciosuras solo para mí. – nos guiña el ojo - Que les parece si las invito a comer algo rico.
  • ¡siiiiiii! – respondemos al unísono marce y yo




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