Amor

¿CELOSO?

Al entrar en casa no escucho bulla, supongo que aún no han vuelto del trabajo, me acerco a la cocina a tomar refresco de chicha morada helada, mi favorita.

  • ¿¡Por qué llegas tan tarde!? – pregunta un muy molesto japonés con los brazos cruzados.
  • ¿¡Perdón!?, no eres mi padre para darte explicaciones – respondo molesta y dejando el vaso en la mesa del comedor.
  • Mientras que tu mamá y mi padre no estén en casa soy responsable de ti.
  • Escúchame bien… Kento, antes que tú aparecieras yo me cuidaba sola, además tengo a otras personas que pueden cuidarme –sonrío falsamente.
  • ¡Claro! Me olvidaba que tienes varios novios, – dice mientras pone las manos en el bolsillo de su pantalón y ladea la cabeza dándome una falsa sonrisa. – que pueden cuidarte.
  • ¿¡Qué tengo qué!? – no creía lo que había escuchado -    repite lo que acabas de decir – me acerco a él - ¿¡qué tengo qué!? – lo miro fijamente y con el rostro rojo y esta vez no es por vergüenza.
  • Dime… ¿cuántos novios tienes? – se aleja de mí – ya que veo que Jorge te agarra las manos y te dice que no ocultes lo que sientes por él y luego más de un chico te da un beso en la mejilla, la verdad no entiendo de quien estas enamorada realmente.
  • ¿¡Qué!? En verdad estas diciendo lo que estoy escuchado o es un sueño – aprieto los puños y me muevo de un lado a otro– ¿¡crees que porque me dan un beso en la mejilla o me agarran las manos!? ¿¡son mis novios!? – tomo aire deteniéndome para no explotar – pues para tu información, NO TENGO NOVIO y si dejaras de verme tanto, te darías cuenta que así nos solemos saludar o despedir aquí – sonrió falsamente.
  • ¿No tienes novio?  - se acerca a mí con un rosado en sus mejillas.
  • ¡No! – digo esto y escuchamos abrir la puerta
  • Buenas noches chicos – es mamá - ¿ya cenaron?
  • Sí – decimos al unísono mirando al suelo para disimular.
  • ¿Pasa algo? – pregunta el señor Tanaka.
  • No, todo está bien – responde inmediatamente Kento.
  • ¿Entonces, porque presiento que pasa algo malo? – vuelve a preguntar el esposo de mamá.
  • Estaba regañando a Camila
  • ¿Regañando a Camila? – pregunta mamá preocupada - ¿Por qué que paso? ¿Cami, hija dime? – se acerca y acaricia mi cabello.
  • Nada mamá, solo que…
  • ¡Salió mal en matemáticas! – interviene inmediatamente Kento.
  • ¿¡Qué, salí mal en mate!? – definitivamente, no sé mentir.
  • Pero Kento, tú sabes matemáticas, porque no enseñas a tu hermana en vez de regañarla. – sentencia el Sr. Tanaka – no se diga más ambos se sientan a estudiar, - señala el comedor - les prepararé algo que les ayude a pasar la noche, voy arriba y me cambio – va junto a mamá arriba.
  • ¿Realmente salí mal en matemáticas? – pregunto preocupada olvidándome porque discutíamos y Kento solo asiente – ¿en serio? – hago puchero.
  • Descuida te ayudaré, ve a cambiarte te espero para estudiar –  me habla tan bonito que me dan ganas de abrazarlo, esperen un momento, si hasta hace poco me tildaba de jugadora, como puede ser posible que quiera abrazarlo, ¡estoy loca, definitivamente estoy loca!, creo que el lunes iré con la psicóloga del colegio a que me explique que pasa conmigo.

Una vez que me di un baño de agua tibia, me puse un buzo y medias nada sexy como siempre suelo estar en casa, el señor Tanaka nos alcanzó un vaso de leche con un preparado especial japonés que según él nos ayudaría a sobrellevar la noche y unas galletitas para el hambre.  La noche avanzó y Kento seguía explicándome lo que no me había quedado claro en clases, cuando él explica entiendo todo, hasta un teorema no inventado lo entendería, es más, hasta astronauta puedo ser si Kento me explica lo que debo de saber para serlo, ¡sí ya sé que exagero!, pero es tan bueno explicando paso a paso las matemáticas, que lo hace ver tan simple y el tenerlo en casa para mi solita es como haber ganado la lotería. Mamá bajó para preguntarnos si necesitábamos algo o si nos apetecía algún bocadito de medianoche, pero al ser la respuesta negativa se despidió dándonos un beso en la frente a cada uno y subió a dormir. Horas después Kento me dejó sola desarrollando ejercicios mientras él iba a buscar unos libros que dijo podían ayudarme, eran casi las tres de la madrugada y el cansancio hizo su aparición dejándome dormida sobre los libros. Dentro de mi sueño tengo la sensación de que alguien me mira con amor y sonríe cariñosamente tocándome el rostro y mi cabello, debe ser mamá que ha bajado a ver si sigo estudiando y en cualquier momento me despierta para que vaya a mi habitación a dormir.

  • Camila – escucho decir mi nombre tiernamente – Cami – me mueven para despertarme.
  • Dime mami – respondo más dormida que despierta y escucho una risa que hace medio abrir mis ojos - ¿Kento? – digo con los ojos medio cerrados, me sobo los ojos – lo siento me que quede dormida – él me sonríe bonito, nunca me había sonreído de esa manera, me encantan sus hoyuelos.
  • Si me di cuenta, – vuelve a sonreír– vamos para que descanses, - me levanta de un brazo para dirigirme a mi habitación -  ya en otro momento continuamos estudiando – yo camino medio zombi y moviendo mi cabeza en forma positiva – Camila, no pidas a nadie más ayuda ¿entendiste? - al llegar a la puerta de mi cuarto me detiene y me pone frente a él – de ahora en adelante yo te ayudaré en todo los cursos que tengas problemas ¿oíste? No pidas a nadie más que te ayude - yo sigo moviendo la cabeza y levanto mi pulgar en forma positiva, hasta que abre mi puerta, entro y me tiro a mi cama.




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