Amor

PERFECTA CITA DE NOVELA

Para el último sábado de vacaciones planeamos una cita doble, Marcela llegó muy temprano a casa, preparamos juntas nuestro desayuno mientras nos imaginábamos en voz alta las sorpresas que nos tendrían los chicos, después de bañarnos entramos a mi habitación para cambiarnos y maquillarnos, de mi armario escogimos ropa para las dos.

Marcela, escogió un pantalón jean color azul que se entallaba a su cuerpo, lo combinó con una blusa blanca manga larga y una casaca color granate y botines negras, dejó suelto su hermoso cabello negro y resalté sus ojos marrones verdosos acompañado sus labios con un brillo rosado.

Por mi parte escogí un vestido de mangas largas con cuello bebé color palo rosa el cual tenía un pequeño lazo en el cuello color negro, lo combiné con medias color carne, zapatos de taco ancho negros y un blazer del mismo color de los zapatos, Marce me hizo media cola y maquilló mis ojos con un marrón brilloso que me favorecía mucho ayudado con el color rojo pálido de mi labial.

Kento había salido desde antes que llegara mi amiga, supusimos que vendría junto a Joaquín y así fue, a las cuatro de la tarde, tocaron la puerta siendo ellos con rosa en mano cada uno, quedaron boquiabiertos viéndonos de pies a cabeza, recibimos muchos halagos de su parte junto a la rosa que llevaban, ellos se veían muy guapos y acompañando a su guapura llevaban una gigantesca sonrisa.

Fuimos al centro, empezamos con una película, esta vez cuando Kento y yo rozamos nuestras manos  al comer palomitas de maíz sonreíamos juntando tiernamente nuestras cabezas y como siempre mi japonesito bello era atento y cariñoso conmigo (sí, lo sé, es raro que un asiático exprese libremente sus sentimientos… pero que les puedo  decir, éramos una mala influencia para él), saliendo del cine fuimos a un parque de diversiones, comimos algodón de azúcar, pasteles, manzana acaramelada  y cuanto dulce aparecía a nuestro camino, nos paseamos en los caballitos, en los carros chocones, jugamos  a ganar peluches con disparos de escopeta, obviamente ni Marce, Juaco o yo pudimos ganar peluche alguno pero Kento parecía un experto francotirador tanto que el encargado de la carpa del juego nos pidió que nos retiráramos porque ya había ganado cuatro peluche gigantes, así que muy a nuestro pesar nos retiramos, Kento me regaló dos peluches y dos le dio a Marce así que con respecto a tener peluches quedamos muy satisfechas, cuando ya estábamos por retirarnos del lugar subimos a la rueda de la fortuna, bueno solo mi japonesito bello y yo porque los chicos prefirieron otro juego. Estando arriba en la rueda…

  • ¿Te sientes feliz? – indaga sonriendo y tomándome de la mano.
  • ¡Mucho! – besa mis manos
  • ¿Camila…? - me mira fijamente – ¿podrías considerar…esta… como tu perfecta cita de novela? – sonríe tímidamente – ¿logré…llenar… tus expectativas?

Tanto eran los comentarios de las novelas asiáticas que Marce y yo veíamos, que los chicos muchas veces nos habían dicho que iban a juntar dinero para mandarnos hacer tours a Japón, Corea y China, pero sin vuelo de retorno.

  • Sí, lograste más que eso, gracias – beso su mejilla – lo único que faltaría para cerrar con broche de oro sería…. ¡Fuegos artificiales! ¡mira Kento! ¡son fuegos artificiales! – grito como loca señalando al cielo.

Sí, el cierre de mi perfecta cita de novela fue con fuegos artificiales, bueno en las novelas que solía ver el guapo protagonista quien era millonario contrataba los fuegos artificiales, en mi caso fue por la celebración de la fiesta de un santo patrono de alguna iglesia cercana, pero igual lo disfruté.

  • ¿Kento? – me mira expectante - ¿harías una travesura conmigo?
  • ¿Una travesura? – asiento sonriendo traviesamente - ¿Qué travesura? ¿¡no me digas que quieres hacerlo en la cama de tu mamá!?
  • ¡Claro que no! – le doy un golpe en el brazo - ¡pervertido! – él sonríe. 
  • ¿Entonces? ¿Qué es lo que quiere mi loquita?
  • ¿¡Loquita!?  ¿¡yo!? – él asiente sonriendo - ¿¡desde cuándo!?
  • Desde que me conociste – me besa castamente.
  • ¡Ay Kento! – muevo la cabeza negativamente -  Cada que te veo… - me mira expectante -  me doy cuenta que hemos creado a un monstruo – sonrío mofándome, me abraza riendo juntos.
  • Ya en serio… ¿Qué es lo que planeabas? – suelta el abrazo.
  • ¿¡Pero lo vamos hacer!?  - asiente - ¡hagámonos…. un tatuaje!
  • ¡Tatuaje! – abre sus ojitos como plato - ¿¡es enserio!? – asiento.




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