Amor

INJUSTICIA (Parte uno)

La semana de clases empezó y como aun estábamos perezosos por las vacaciones estábamos re aburridos con cada clase que teníamos, Kento volvió a ser el más deseado de la escuela (a las finales terminé ganando a todas porque ese japonesito había sido y es completamente ¡mío!), Joaquín, encantado con sus amistades femeninas mientras Marce y yo celosas por las chicas que se les acercaban a nuestros chicos.

Esta semana, también trajo una buenísima noticia, el colegio iba a realizar juntamente con la municipalidad un campeonato deportivo a nivel de todos los colegios distritales, donde el premio gracias a una conocida marca de bebida gaseosa era implementar un aula de audio y proyectores. En horas de receso, todos los que pertenecíamos a alguna selección del colegio fuimos llamados al gimnasio de la escuela (la cual había sido terminada de construir gracias al equipo de básquet), nos hicieron sentar en las gradas de acuerdo a la selección a la que pertenecíamos.

  • Buenos días, estimados alumnos – saluda el director Campos desde el centro del lugar ayudado con un micrófono, él estaba acompañado con los tres entrenadores más importantes que tenía el colegio (fútbol, natación y básquet) y los que más logros traían con su trabajo, los demás estaban sentados al igual que nosotros.
  • Buenos días, señor director – respondimos.
  • Como ya se enteraron nuestro colegio será el anfitrión de este campeonato deportivo, – sonríe – ustedes más que nadie, son conscientes de lo mucho que nos hace falta un aula con audio y proyectores, es por eso que confío plenamente en que ustedes, – señala a las selecciones que más frutos dábamos – con eso no quiero desacreditar a las demás selecciones ( ajedrez, judo, atletismo), no, cada punto vale para que ese premio sea nuestro. A cambio, y en agradecimiento a su esfuerzo, por todo lo que brindan y han brindado a este colegio… se ha invitado a los representantes de la selección nacional de cada una de sus disciplinas a dicho evento. Eso quiere decir, que pueden ser fichados para pertenecer a la selección nacional y a los que están en su último año… podrían tener ingreso directo a la universidad que deseen, como deportistas calificados. – al escuchar lo último se escucharon varios aplausos, éramos muchos los que hacíamos promoción este año – Así que espero salgamos todos beneficiados.

Los días siguientes fueron de locos, todos los deportistas de la escuela estábamos entrenando a full y aunque el entrenador nos soltó un poco las riendas por estar más pendiente de los nuevos chicos que habían ingresado a la selección, no dejaba de regañarnos cuando flaqueábamos en la rutina que nos había dicho que hagamos.

 

(Narrador omnisciente)

Kento se encontraba en la biblioteca de la escuela revisando algunos libros que necesitaba para realizar la clase que horas más tarde le tocaba cubrir.

  • Hola Kento.
  • Ivanna, hola.
  • Te estuve esperando en las vacaciones – se sienta frente a él.
  • Vine todas las tardes como quedamos, pero nunca apareciste.
  • Te dije que tenías que ir a mi casa.
  • Si, te escuche decir eso, pero también debiste escuchar… cuando dije que sería tu tutor siempre y cuando las clases te las dé aquí.

La primera noche en que Ivanna fue a buscar a Kento a su casa fue para que aceptara ser su tutor y hablara sobre sus honorarios con su padre, aquella noche Kento aceptó el trabajo con la condición de que la tutoría sería dada en la biblioteca del colegio, cosa que al papá de Ivanna le pareció correcto puesto era mejor estar en colegio que ellos solos en casa.

  • Pero eran vacaciones – espetó la joven enrulando su cabello – lo más lógico era que vayas a mi casa.
  • La biblioteca de la escuela, nunca estuvo cerrada – se dispone a levantarse.
  • ¿Qué tal tus vacaciones?
  • Bien – camina a dejar los libros que había estado leyendo, ella lo sigue.
  • ¿Me has extrañado? – él la queda mirado sin expresión alguna.
  • ¿No vas a tus clases? – le señala la salida.
  • Prefiero quedarme contigo – responde coquetamente.
  • Es por eso que repruebas tus cursos, - se cruza de brazos -  por distraerte con lo que no te conviene.
  • Eso quiere decir… ¿Qué tú no me convienes? – sonríe, él la mira fijamente.
  • No. No te convengo, así que dejemos las cosas claras, no me gusta tu forma de actuar para conmigo y no tengo ninguna otra intención que el que no sea de ser un tutor para contigo. ¿entendiste?
  • Porque conmigo no y con… - se detuvo – bien, tú lo pediste Kento, no debiste rechazarme – se retira del lugar.




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