Después de aquella mala experiencia en la última competencia, de la cual salí bien librada gracias a que Juan pudo ser mi testigo, ahora sentía mis hombros menos pesados, en aquellos días veía mi futuro totalmente negro, contaba con ingresar como deportista a la universidad, no me podía imaginar sin verme en la piscina, gracias al apoyo de Kento y mis amigos pude mantenerme tranquila y con esperanzas.
El entrenador se puso en contacto con el personal de la selección y le habían dicho que mi sanción definitivamente iba a ser levantada, pero no iba a ser seleccionada hasta ganar alguna competencia que me diera paso a ello y por tal motivo volvimos a nuestra dura rutina de entrenamiento y digo volvimos porque a pesar de que Marce y Joaquín solo esperaban de su anuncio seguro de ser seleccionados me apoyaban entrenando juntos, como antes, como siempre. Por parte del entrenador me aseguró que me apoyaría en todo hasta llegar a clasificar, así que los entrenamientos se volvieron igual o más riguroso que para la competencia anterior, es decir poquito nos faltaba para llevar nuestra cama a la piscina para dormir allí.
Los días trascurrieron como hoja que lleva el viento y entrabamos al mes de mi cumpleaños número diecisiete y habíamos planeado que para ese día nos íbamos a ir de picnic para celebrar los resultados de mi inocencia y mi cumple.
Llegó el tres de octubre, día de mi cumpleaños felizmente era sábado y el entrenador cómo anda entretenido con los nuevos integrantes del equipo de colegio, nos dio permiso de faltar a los entrenamientos. Desperté emocionada de recibir regalos e ir al picnic, bajé de la cama apresurada y sentí un mareo que hizo que me sentara en ella, tomé aire y volví a levantarme con cuidado, creo que la presión de ganar la competencia y el duro entrenamiento me tienen agotada nuevamente, será mejor que le pida a Kento la receta de la medicina que dio la última vez para reponerme rápidamente. Después de asearme y vestirme salgo a desayunar con la familia, al verme mamá me da un abrazo de oso enorme y como todos los años me consiente con un rico desayuno, este año me regaló un hermoso vestido color coral manga tres cuartos que me pareció lindísimo, el sr. Tanaka me saluda dándome un apretón de manos y un sobre con dinero que me venía bien para el ahorro y Kento me saludó repitiendo el gesto de su padre. Terminamos de comer, lavé los servicios usados mientras mi japonesito bello los secaba, una vez que terminé de lavar me despedí de mamá y me fui a mi habitación, ella y su esposo se fueron a trabajar dejándonos a Kento y a mí prepararnos para nuestro paseo.
¿Puedo pasar? – tocan la puerta de mi habitación.
Adelante.
¡Feliz cumpleaños, hermosa! – sonríe mostrándome sus hermosos hoyuelos y abrazándome fuertemente – no sabes cuánto tuve que aguantarme, para no abrazarte como lo hago ahora cuando te vi temprano – me da un beso casto.
¿Te has dado cuenta de que somos buenos actores? – me suelta el abrazo mirándome con curiosidad – sí, lo somos, primero por saber ocultar nuestros sentimientos y segundo por disimular ante la gente – él sonríe apenado. - ¿Qué sucede?
Terminando la escuela… digamos lo nuestro a nuestros padres y vayámonos lejos.
¿Qué? ¿Por qué debemos irnos lejos? ¿acaso… crees que no estén de acuerdo? – sonrío nerviosa - Vamos Kento, no somos hermanos, no tienen por qué oponerse.
Camila– me toma de los brazos – No todo lo que parece es cierto – me mira fijamente - en verdad… debemos de irnos.
¿por qué? ¿a qué te refieres? ¿es por… tu papá? – él asiente – pediremos perdón o haremos lo que fuera necesario para que acepte lo nuestro… Kento… yo – fuimos interrumpidos por el sonido de la puerta – creo que llegaron los chicos – doy una sonrisa forzada, él asiente.
Debemos de terminar esta conversación, hay cosas, que debo decirte – yo asiento. (al paso que íbamos teníamos un montón de conversaciones que terminar y para eso debíamos estar en un desierto para no ser interrumpidos)
Será para después de mi cumpleaños ¿sí?, hoy, solo alegrémonos de estar juntos - él asiente.
Voy abrir la puerta sino son capaces de derrumbarla.
¡Caracol! – escucho desde la entrada - ¡caracolito! – viene acercándose - ¡¡¡feliz cumpleaños mi caracolito bello!!! – Marce se abalanza sobre mí dándome un abrazo de oso – que sean muchos años más de una hermosa vida.
Gracias mi gusano – sonrío emocionada y con lágrimas en los ojos.
¡No seas llorona! – me dicen desde el marco de mi puerta, soltándome del abrazo de Marce – que con los ojos hinchados te ves fea – miro y era el segundo hombre más guapo en mi mundo - ¡feliz cumpleaños mi bello caracol! – Joaquín se acercó abrazarme – que la vida te llene de bendiciones y felicidad.
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Editado: 31.05.2019