Amor bajo Cláusula

Capítulo 6 : Abogado Senior

La luz del mediodía entraba a raudales por los ventanales de la sala de juntas. Sebastián ajustó los papeles de su expediente y alisó la solapa de su chaqueta. Aquel caso había llegado a sus manos de último minuto, asignado de manera urgente por sus superiores. Representaba a la cadena de congeladores acusada de vender productos en mal estado, y había tenido apenas unos días para preparar su defensa. A pesar del poco tiempo, había revisado a fondo los detalles y encontrado puntos clave para desmontar las acusaciones.

Frente a él, el abogado contrario exponía su argumento final, tratando de reforzar la idea de negligencia por parte de la empresa. Sebastián escuchaba con atención, sin interrumpir, esperando su turno con paciencia. Finalmente, el juez señaló que era su momento. Sebastián se puso de pie, respiró profundo y comenzó.

—Señoría, si bien entendemos la preocupación por los consumidores, la evidencia presentada por la parte demandante no establece una conexión directa entre los productos supuestamente en mal estado y el sistema de almacenamiento de mi cliente. De hecho, como hemos demostrado, los controles de calidad implementados por la cadena cumplen con todos los estándares establecidos por la ley.

Sebastián procedió a señalar los vacíos en la narrativa de la parte demandante, respaldándose en informes técnicos y protocolos de manejo que había revisado a fondo. Cada palabra salía con una claridad que reflejaba su confianza en el trabajo realizado.

Tras varias horas de deliberación, el juez finalmente emitió su fallo:

—El tribunal determina que no se han presentado pruebas suficientes para sostener las acusaciones contra la cadena de congeladores. El caso queda cerrado a favor del acusado.

Sebastián sintió cómo una oleada de alivio y satisfacción lo invadía. Había sido un caso tenso, con poco margen para errores, pero había logrado sacar adelante a su cliente. Guardó sus papeles con calma, aunque internamente quería sonreír.

Al salir de la sala, el licenciado Gómez, su jefe inmediato, lo esperaba en el pasillo.

—¡Sebastián, felicidades! —dijo Gómez, estrechándole la mano con fuerza—. Sabíamos que eras el indicado para este caso, y no nos equivocamos. Tu desempeño fue impecable.

—Gracias, licenciado —respondió Sebastián, con modestia—. Fue un reto por el tiempo, pero estoy contento de haber logrado el resultado esperado.

Gómez asintió con una sonrisa.

—Esto no pasará desapercibido. Quiero que pases por la oficina del licenciado Ramírez en cuanto regreses al despacho. Quiere hablar contigo personalmente.

Sebastián arqueó una ceja, sorprendido.

—¿El director general?

—Exacto. Confía en mí, es una buena noticia.

La Celebración en la Oficina del Director General

La oficina del licenciado Ramírez, director general del despacho, era amplia y sofisticada. Cuando Sebastián entró, el hombre, conocido por su seriedad y carácter exigente, lo recibió con una sonrisa inusualmente cálida.

—Sebastián, felicidades. Tu manejo de este caso ha sido brillante.

—Muchas gracias, licenciado Ramírez. Ha sido un honor representar al despacho en este asunto.

—Siéntate, por favor.

Sebastián obedeció, todavía procesando la conversación.

—Debo decirte algo —continuó Ramírez—. Este caso llegó a tus manos en condiciones difíciles, y lograste no solo resolverlo, sino hacerlo con un nivel de precisión y profesionalismo que refleja lo mejor de este despacho. Por eso, hemos decidido ascenderte a abogado senior.

Por un momento, Sebastián se quedó sin palabras.

—Señor, no sé qué decir… Estoy profundamente agradecido.

Ramírez sonrió.

—No necesitas decir nada. Te lo has ganado. Y quiero que sepas que ya informamos al equipo sobre tu ascenso. Es importante que todos sepan que el trabajo duro y la excelencia son reconocidos aquí.

Sebastián sintió una mezcla de orgullo y humildad.

—Prometo estar a la altura de las expectativas.

Ramírez asintió, satisfecho.

—No tengo dudas de eso. Ahora ve, celebra este logro.

Cuando Sebastián salió de la oficina, fue recibido con sonrisas y felicitaciones de sus compañeros. Aunque no solía mostrar sus emociones con facilidad, no pudo evitar sentir un calor especial al escuchar a Julia, su mejor amiga, llamarlo desde la distancia.

—¡Ahí está el nuevo abogado senior! —dijo Julia, acercándose con entusiasmo—. Sebastián, lo lograste.

—Gracias, Julia. Ha sido un día increíble.

Ella lo abrazó brevemente.

—Siempre supe que llegarías lejos. Nadie trabaja tan duro como tú.

—Gracias Julia —dijo honesto.

El móvil de Julia vibró y, haciendo una mueca al ver la pantalla dijo:

—Te dejó, al rato subo a verte, debo entregar esto —explicó levantando un documento.

Querían seguir hablando pero Julia tenía que entregar unos documentos a un colega que le había pedido un favor sobre escanearse lo y esas cosas así que se despidieron y Sebastián se dirigió a su nueva oficina.




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