Amor Bajo Llave

Capítulo 3: ¿Ahora qué haría?

Mi respiración tardó varios segundos en normalizarse mientras mis ojos recorrían incesantemente todo el lugar, parecía estar viviendo una de las más intensas películas de terror!

Mi habitación se había convertido en un auténtico escenario de Hollywood, donde todo apuntaba se llevaría a cabo la grabación de una escena más que sangrienta. En mi cama había un puñal cubierto de sangre y un mensaje escrito con ¿Tinta? ¿Sangre?, No estaba segura, solo tenía claro algo, el mensaje era contundente:

 

"Creíste que te salvaste, pues estás totalmente equivocada, estás en mi mira todo el tiempo, maldita"

 

Mi corazón volvió a acelerarse frenéticamente y otro grito por fin había logrado escapar de mis labios cuando había comprendido el significado real de ese mensaje bajo el análisis de que, quién sea que estuviera buscando mi muerte, tenía el poder para ingeniárselas y entrar a mi casa aun cuando estaba atestada de guardas.

Ahora comprendía a la perfección como en simples segundos ocurrían un sin número de escenas en las películas, ya que eso mismo me acababa de suceder, tenía la impresión de que eran horas y no simples segundos los que habían pasado desde mi primer grito desgarrador.

Dos segundos después los guardas tocaban despavoridos la puerta mientras decían.

—¿Señora sucedió algo? ¡Por favor contesté, derrumbaremos la puerta! —Esas últimas palabras me hicieron recordar en el estado en que me encontraba, así que rápidamente me coloque la toalla que yacía en el suelo para cubrir mi cuerpo y justo cinco segundos después los guardas echaban abajo la puerta. Al ver el motivo de mis gritos y de mi estupefacción, habían enmudecido inmediatamente ellos también estaban sorprendidos.

 

Rápidamente hicieron un proceso de comprobación para ver si había alguien no obstante no existía ni la más remota pista de la persona que tan "gentilmente" me había dejado otro mensaje tan "esclarecedor", mientras en sus ojos se formulaba la misma pregunta que mentalmente me había realizado: ¿Cómo habían logrado burlar la seguridad de la casa y sobre todo quién era, y porque querían poner fin a mi existencia?

 

Había salido de casa disfrazada para sorprender y airar a mi esposo y mi plan no solo no había funcionado, sino que además la sorprendida en aspecto negativo había resultado ser yo. Los guardias seguían observándose entre sí como si estuvieran buscando alguna explicación lógica a lo sucedido mientras yo, aun empezaba a comprender que, definitivamente, estaba en peligro de muerte.

 

En un punto determinado me sentí como en otro universo paralelo donde todos los demás a mi alrededor se movían y gesticulaba con sus labios, pero yo era incapaz de comprender nada.

Seguí así en esa especie de burbuja hasta que él llegó. Vi como observaba todo fuertemente sorprendido y cómo les gritaba sin piedad a los guardias, debía intervenir a su favor, debía defenderlos, pero sencillamente las palabras no escapaban de mis labios así que solo pude observar todo como una simple testigo ocular, mientras permanecía en mi mutismo espacial.

Me mantuve en esa misma postura por varios minutos hasta que Neythan me había tomado en sus brazos y dirigido a otra habitación, y fue justo ahí cuando volví en sí, distanciarme de lo que habían presenciado mis ojos era justo lo que necesitaba.

Neythan me depositó en el piso justo enfrenté de él y como era de esperar no pude evitar perderme una vez más en la profundidad de su mirada, mi intención hace unas horas atrás era enfurecerlo y ahora solo estaba hipnotizada ante toda la perfección que conformaba su rostro, odiaba sentirme como me sentía, tan dependiente de él, tan perdidamente enamorada, tan cruelmente no correspondida.

—¿Estás bien? Ya sé que debes estar muy impresionada por lo que viste, pero esa es la intención de quien sea que esté detrás de eso. ¡Te prometo que no permitiré que nadie te lastime, nadie podrá tocarte mientras yo esté con vida! —Dijo esas palabras con tanta vehemencia y pasión que todas las fibras de mi corazón fueron inevitablemente tocadas, ojalá algún día utilizara esa misma pasión y vehemencia para pronunciar palabras de amor, daría toda mi vida y daría lo que fuera necesario por obtener lo que anhelé desde que lo conocí, su amor.

—¡Aidenis dime algo por favor, aún te ves pálida!

—¡Y-ooh,! —Intenté decir, pero fui frenada en seco, cuando en vez de darme oportunidad de responder otra pregunta ya había brotado de sus labios.

—¿Dónde estuviste todo el día y porque saliste sola? —Al escuchar esta pregunta un nerviosismo intenso unido a unas fuertes dudas arremetieron toda mi mente. Sus palabras de preocupación me habían derretido por completo, ahora como se supone que le diría que me había ido todo el día para enfurecerlo y desafiarlo, no, no podía decirlo, afortunadamente el mismo se había dado respuesta:

—¡Entiendo, estás muy inquieta y necesitabas salir, por favor no vuelvas hacerlo, no vuelvas a desobedecerme! —Y acto seguido, se había dirigido al baño para tomar una ducha rompiendo estrepitosamente el aura de intimidad que se había creado entre nosotros y dejándome con un muy mal sabor en la boca. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Desobedecerle?




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