Amor Bajo Locura

Capítulo 3: Mi verdadero infierno

—¡Bertha!, dije aun impactada, me costaba enormemente creer fuera precisamente ella quien estuviera enfrente de mí

—¡Vaya, tú sí que sabes cómo darle sabor a una boda y correr una maratón mortal!, dijo a modo de saludo

— ¡No estoy para bromas!, le dije de forma directa ya recompuesta de mi sorpresa inicial, Bertha se había marchado del país hace unos años desde que se había separado de su esposo, desde que la “sociedad”, inclusive nuestra familia la había sepultado por ello.

—¡Ni para bodas tampoco!, añadió con el mismo tono jocoso que había utilizado la vez anterior ajena a toda la preocupación inmensa que me embargaba, le dedique en respuesta una mirada que valía por mil regaños, esta la hizo callar y adoptar un gesto serio.

Al verla detenidamente una fuerte dosis de angustia me había azotado, ¿y si mis padres me hacían lo mismo ahora que había vuelto a deshonrarlos públicamente?

—Bueno, ya está bien, solo vine ayudarte, haz demostrado tener habilidades para correr, no obstante, debido a tu vestuario no creo que sea cómodo además la gente no está acostumbrada a ver a mujeres vestidas de novias dar la maratón de sus vidas, así que súbete a mi auto en lo que calmas tus pensamientos y aprovechas tu suerte de que todos fueran a perseguirte en dirección contraria.

La mire y medite por unos breves segundos en su ofrecimiento tenía muchas preguntas que hacerle, pero no era el momento oportuno ahora debía aprovechar su oferta cuanto antes.

 

 

Dos horas después estaba más calmada, bueno al menos eso intentaba aparentar, pero lo cierto era que tenía un gran cúmulo de emociones intensas navegando intensamente dentro de mí, y estas habían empeorado cuando la noticia de que mi segunda boda fallida se había esparcido como pólvora en todo el país, ya todos sabían” que la señorita Mary Dineau había huido de su propia boda dejando plantado a su prometido en el altar, “que había hecho lo mismo que me habían hecho”.

 

Todos los periódicos y las redes sociales se habían formado una versión de porqué había escapado de la iglesia, unos decían que me había escapado con otro hombre, otros que quería venganza por alguna infidelidad descubierta de Pedro o porque quería una venganza contra el género masculino por lo que me habían hecho en mi primer intento de contraer matrimonio, era increíble ¿Cómo en solo un par de horas se ya hubieran formulado tantas conjeturas y que ninguna, ni por error se asomara a la realidad?

Todavía no podía creer que todos ya supieran lo sucedido, que dicha información hubiera volado a una velocidad superior a la del trayecto de la luz. 

Intenté concentrarme, tratar de analizar lo que podía hacer…con todo lo de seguro se avecinaba, si en tan solo dos horas ya había tantas versiones, no quería ni pensar como seria en el día de mañana.

 

A mi mente llego lo único que podía hacer por el momento: huir, necesitaba alejarme de todos por un tiempo y luego volver cuando todo estuviera un poco más calmado, si, eso haría me dije a mi misma mientras el peso de lo que había hecho empezaba azotar sin piedad mi mente.

—¿Entonces irás de viaje a…?, pregunto con el ceño fruncido Bertha en cuanto le conté mis planes

—Sí, pero primero debo tener mis documentos y algunas de mis tarjetas, le conteste

—Pero para ello deberías ir…a tu casa y dudo mucho que mis tíos….no te cancelen las tarjetas de crédito, dijo provocando que de repente esa parte de mi nueva realidad se hiciera patente ante mis ojos, ya no tenía las facilidades que ofrecía el dinero, cierto que nunca me considere ser superior por mi posición privilegiada, pero no negaré que había disfrutado de ciertos privilegios gracias a la misma.

—Eyyy, tierra llamando a Neptuno, dijo Bertha cuando vio que había guardado silencio de forma profunda.

—Disculpa, tienes razón, de todas formas, iré a mi casa y buscaré algunas de mis pertenencias

—Pero

—Ya sé que es arriesgado, pero nadie esperara verme, y necesito irme de aquí, le dije con la voz entrecortada, al imaginar lo que pensarían de mis mis padres, ¿entendieran por qué lo había hecho? ¿o estarían condenándome como todos?, aunque esas preguntas interrumpieron violentamente en mi mente, en lo más profundo de mi ser ya sabía cuál era la respuesta, aunque me negara aceptarlo. Minutos después entre al cuarto que Bertha gentilmente me había cedido, y empecé a quitarme el enorme y majestuoso vestido que llevaba puesto, al escapar de la iglesia había marcado mi destino para siempre, ¿pero acaso no hubiera tenido un destino peor al lado de un hombre que no amaba y que nunca amaría?

 

Una lágrima irónica había brotado de mis ojos, durante dos años había planeado mi boda con devoción, de hecho, estaba segura sería el día más feliz de toda mi existencia, pero luego había tenido la más plena certeza de que ese día nunca llegaría cuando él ...se había ido, cuando me había abandonado frente a todos en la iglesia y lo había confirmado de la forma más terrible cuando posteriormente me había enterado de que lo había perdido para siempre.

Con el todo hubiera sido totalmente diferente, mis pasos se hubieran dirigido frenéticamente hacia sus brazos, mi corazón hubiera palpitado de la más dicha plena, mi corazón hubiera sido azotado por el más ardiente anhelo, deseo y…excitación. Pero nada de eso había pasado, en vez de tener la boda de mis sueños había estaba caminando hacia mi propio calvario.

 

Ante toda la boda había sido más que perfecta, para mí había sido la mentira más grande de toda mi existencia y el intento más desesperado de aparentar tener una vida normal. Para mis padres su futuro yerno era el indicado, para mí también lo hubiera sido de no tener su único y pequeño inconveniente: el inmenso mar de indiferencia que sentía por él, indiferencia que él me profesaba al doble.

Hice a un lado mis pensamientos mientras dejaba caer lentamente el vestido, y me observaba completamente desnuda en el espejo, más que mi apariencia, estaba vislumbrando mi alma, la pobre y triste alma de alguien que había amado intensamente y que había perdido cruelmente al ser querido. Por un segundo, solo por un segundo había querido dejar a un lado todo, todo lo que me había sucedido, lo que me estaba sucediendo, todo aquello que conformaba mi dura realidad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.