Lety.
—Ayer fue un día lleno de sorpresas, tuve que procesar muchas cosas. Pero siempre he pensado que nada pasa sin alguna buena razón. La vida me sorprendió con esto. Estiro mis brazos y voy a abrir la puerta, pues alguien a
Tocado.
—buenos días, señorita Lety—dice María detrás de una enorme bandeja llena de exquisito alimentos—el señor antes de marcharse ha dejado esto preparado para usted.
—¿Antes de marcharse?
—sí, salió muy temprano en la madrugada
—bien, gracias María¿Caleb dónde está?
—ya está listo para la escuela, espera por usted—dice y se retira.
—miro mi teléfono, es muy tarde ya, como algo de lo que Sebastián me ha preparado y tomo las llaves del coche y salgo
—buenos días, tía, estás muy bonita hoy y yo ¿Qué tal me veo?
—siempre estás precioso—su comentario me ha hecho reír y más su peinado—¿Quién te ha peinado así?—cuestiono entre rizas— él encoge sus hombros, yo río y miro a María.
—yo no he Sido,ya le dije que debería cambiar su peinado, pero es muy testarudo— exclama María.
—mi tío dijo que hoy debería verme diferente—se defiende el pequeño.
—pues tu tío se equivoca—digo mientras arreglo su cabello—tú eres muy guapo tal y como eres.
—lo sé tía—responde el pequeño inflando el pecho y mostrando los brazos fuertes, todos nos miramos y reímos. Salgo afuera y no veo el coche que usamos para llevar al niño al colegio, solo un auto deportivo de color rosa, uno como el que siempre quise tener. ¿Y esto?—pregunto a María.
—es suyo, aquí tienes las llaves, el señor lo ha comprado para usted
—yo no dejo de mirarlo y es que me encanta, seguro pensó que así se me quitaría el enojo, pero no sé lo pondré tan fácil. Subo al coche y dejo un beso en la frente de Caleb al dejarlo en el colegio. Luego doy unas vueltas en el auto por toda la ciudad cuando un perro se atraviesa y tengo que dar tal frenado que me lastimo.
— ¿Está bien señorita?—pregunta el que parece ser dueño del animal.
—lo estoy, no se preocupe.
—es un señor algo mayor, pero no creo que tenga una pequeña imperfección en ese perfecto cuerpo y uno ojos preciosos.
—es usted muy Bella—afirma
—Gracias—respondo con algo de timidez.
—me gustaría agradecerle—dice mientras acaricia al peludo perro—la invito al café de la esquina y compramos lo que me pidas.
—gracias pero llevo prisa.
—bueno usted se lo pierde. Soy George Harrison¿y usted?
—soy Lety.
—pues gracias por no chocar a mi perro y le agradezco a él que se le halla atravesado así tuve el gran privilegio de conocer una mujer tan bella.
—yo me despido pensando que está loco y me devuelvo a casa. Allí ayudo a María con las labores de casa. El día se me ha hecho eterno y Sebastián no acaba de llegar, miro constantemente el reloj y ya estoy preocupada por esta necesidad mía de tenerle cerca. Caleb ya ha llegado a casa y ha venido muy contento del colegio, parece que le ha ido bien—¿Puedo saber por qué tan alegre?
—tía, Claudia me ha dado un beso en la mejilla —dice sonrojado.
—anda, pillo, por eso tan contento—le hago cosquillas y no puedo evitar recordar el primer beso que me robó Sebastián cuando éramos niños, salió a su tío. La tarde empieza a caer y él no llega, lo extraño y me preocupa qué andará haciendo. Mi teléfono suena, es Sofi.
—amiga necesito un gran favor, tu hermano y yo necesitamos que vengas urgente—pide Sofí
—¿Pero pasa algo malo?
—No, no te preocupes, al contrario, es algo muy bonito. Hoy celebramos algo. Te pido que vengas bella.
—pero Sebastián no podrá ir, él no está.
—no importa, ven tú y trae a Caleb y María.
—Termina la llamada y muero de curiosidad, pero cuando voy a avisarle a Caleb y María me sorprende verlos ya vestidos. Al ver a María vestida de la forma en que está casi no la puedo reconocer. Arreglsda se ve que es una mujer bella y Caleb lleva traje y corbata parece un hombre en miniatura—¿Pero cómo supieron que saldríamos?—cuestiono y le doy un beso a Caleb.
—Ya Sofía nos Llamó primero y solo faltas tú, date prisa, pronto va a empezar.
—¿Qué va a empezar?, no tengo idea, pero me pongo en marcha a prepararme y la verdad no tengo muchas ganas, pues no sé nada de Sebastián, pero me pongo mi vestido rojo y los tacones más altos que veo, suelto mi cabello y allá voy. Al llegar a Casa de Sofía hay bastantes personas y mis ojos se iluminan cuando veo caminar hacia mí a Sebastián vestido con traje y corbata, diría que se ha puesto de acuerdo con Caleb, pues llevan la misma combinación de colores.
—estás preciosa—fice este tomando mi mano.
—y tú nada mal —respondo y veo cómo mi hermano y Sofi se acercan—¿Qué? ¿Celebramos?
—¡el amor!, amiga celebramos el amor—exclama y alza una copa. Yo no entiendo mucho, pero el ambiente está rico y me dejo llevar
—¡Atención todos!—reclama Sebastián colocándose donde lo puedan ver—hoy es un día muy importante para mí así que necesitaré de todos sus rezos para que la persona que amo diga a sí. Hoy quiero pedirle a Lety que renovemos nuestros lazos. Yo te amo más que a mi propia vida —dice mirando mis ojos con ternura—y hoy frente a todos quiero pedirte quédate a mi lado por siempre y déjame soportar tus ronquidos mientras tú soportas mi mal humor.
—Sí,sí—grito antes que termine de arruinar su discurso y sellamos el momento con un apasionado beso.