Amor comprado

Capítulo 29

Lety.
—me alegro de que Sebastián prometió alejar a ese señor del niño, es alguien muy malo y no quiero que se vuelva a acercar a Caleb. Estoy Feliz de que hoy comienzo a trabajar en el hospital, ya le echo de menos a mis compañeros y mis pacientes. Por fin nuevamente me lleno de orgullo al mirar mi reflejo en el espejo y ver mi bata blanca combinar con mis tacones. Este trabajo me encanta y me llena de emociones saber que al poner todo mi empeño puedo devolver felicidad y paz a muchos niños y sus padres que luchan por verlos correr sanos y salvos otra vez. Los años han pasado, pero al mirar atrás no me arrepiento de ninguna de mis decisiones porque las que no han sido tan acertadas me han enseñado el camino correcto y hoy más que nunca me siento satisfecha de mi vida.

—Mmm, qué doctora tan bella—dice él tomando mi cintura y dándome la vuelta hasta quedar frente a sus labios.

—mmm, y qué empresario más sexi, te ves muy guapo con este traje—respondo yo dejando un suave beso en sus labios.

—Te ves muy bella con ese vestido, pero me dan ganas de quitarlo.

—pues tendrás que esperar que venga del trabajo y entonces podrás quitarlo

—pues vuelve pronto mi amor, que eseee cuuuerpaaazo me me tí tí tiene lo loco ,es que gagueo cu cuando te te veo.

—Joder me has hecho reír.

—no, no te te rías mi mi amor.

—estás loco.

—loco por ti mi reina.

—ya estoy listo —entra Caleb como siempre precioso con su uniforme y los dos lo besamos de cada lado de sus mejillas. Salimos los tres de casa y primero dejamos a Caleb en la escuela, luego Sebastián me lleva al hospital y después irá con Lorenzo y Sofía a su nuevo trabajo.
—¿No me darás un beso?—pregunta Sebastián al dejarme frente al hospital.

—Los que quieras mi amor —digo y sin más me besa apresuradamente y con mucho deseo, tras lo cual entro al hospital. Cada paso hace latir de prisa mi corazón ,hoy por fin nuevamente vuelvo a hacer aquello que tanto adoro. Al entrar mis compañeros me reciben con abrazos, incluso han preparado un pastel para darme la bienvenida. No me haces gracia que Alejandro me abrase y me dé un beso como si nada, pero no voy a dejar que este idiota arruinar mi día así que tan solo lo ignoro y me incorporo al trabajo. Hoy me han asignado algunos pacientes ingresados y pondré mi alma y obvio mis conocimientos para hacer lo mejor que pueda.
—hola pequeño ¿Me recuerdas?—pregunto a Lucas, un niño que hace unos meses traté por cierto padecimiento.

—claro que te recuerdo, tú eres la doctora de los ojos bonitos, aún tengo el muñeco que me regalaste —dice el chico rubio con su hermosa sonrisa.

—¡Qué bueno que lo tengas!, es un muñeco muy especial, era mío cuando pequeña y siempre que tenía miedo me cuidaba. Ahora necesito que lo sujetes muy fuerte para que te dé superfuerza y vayas dónde la enfermera a hacerte algunos análisis—digo y el chico va con su madre a dónde la enfermera, y espero que los resultados muestren mejorías con el tratamiento que le hemos puesto, yo espero a que regrese para hacerle algunas preguntas a su madre—¿Ya está hecho campeón?—digo al verlo llegar.

—ya, se ha portado como un hombre—dice su madre y le hago algunas preguntas tras lo cual voy por mi merienda cuando esa voz me interrumpe

—Lety¿Podemos hablar?

—No tengo que hablar nada contigo Alejandro, solo haz tu trabajo y déjame hacer el mío.

—yo aún te amo y sé que sientes lo mismo por mí—dice y me da risa su miserable imaginación.

—pues estás muy equivocado, tú no eres capaz de amar a nadie y yo no siento una sola pisca de amor por ti .

—entonces dime que no sientes nada cuando hago esto—dice y me sujeta la cabeza mientras me besa la boca, yo intento sacarme, pero él me sujeta fuerte, logro separarlo de mí y le doy una cachetada.

—No vuelvas a hacer eso en lo que te resta de vida o juro que voy a la policía y hago que pongan una orden de restricción en tu contra—señalo con el dedo, mientras escupo e intento quitar el asqueroso sabor de sus labios y salgo a tomar un poco de aire fresco. He perdido hasta las ganas que tenía de comer algo así que ignoro el horario de merienda y me pongo a revisar algunas historias clínicas de mis pacientes.
Se acerca la hora de irme y quiero ir a ver a Lucas antes de hacerlo, pero al entrar a la habitación encuentro al niño muy alegre junto a Alejandro, y es la última persona que quiero ver en este momento así que intento irme, pero el niño me ha visto.

—¡viniste doctora de ojos bonitos!—exclama.

—¿verdad que sí tiene los ojos muy bonitos?—dice el cínico de Alejandro, a lo cual el niño sonríe y asiente. Antes, unos años atrás cuando Lucas fue mi paciente Alejandro y yo éramos novios y lo atendíamos juntos por lo que el niño nos cogió cariño a ambos y nosotros a él.

—bueno pequeño yo ya me voy, pero no quería irme sin robarte un besito —digo y beso su frente evitando a toda costa que mi mirada se cruce con la de Alejandro.

—Lety ¿Harías algo por mí ? Por favor —me mira con esos ojitos tiernos y parece imposible negarle algo.

—Claro mi niño, tú no más dime rana y yo salto.

—sabes que tú y el doctor Alejandro son muy importantes y especiales para mí y no quiero irme de este hospital sin una foto de ustedes juntos, plisss.

—¿No le dirás qué no? ¿Verdad?—dice el aprovechado y yo no tengo más remedio que acceder y hacer mi mejor esfuerzo por fingir un abrazo y una sonrisa que han sido la peor de mis torturas.




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