Lety. —salgo corriendo de la casa, siento que allí dentro no puedo respirar, mis lágrimas caen como gotas de lluvia. —¿Qué te pasa amiga?—cuestiona Sofía. —me muero amiga, me muero de amor—le extiendo la carta para que ella pueda entender. —¿Cómo que ya no quiere seguir? No entiendo eso de que solo te usó y nunca importaste. —está claro, amiga, solo me usó para tener sexo y conseguir su maldita herencia. Ahora ya tiene su empresa y las pruebas contra su padre, ya no me necesita. Solo fui su instrumento. Ya no necesita su amor comprado, porque para él eso fue, pagó la operación de mi hermano y yo resolví su dilema familiar. Ya no me necesita—lloro y siento que me faltan las fuerzas. —todo esto tiene que ser un error, ustedes se aman, esto será una broma. ¡¡¡¡Mira ay viene él!!!! —¿Nos podrías dejar a solas amiga?—hago que Sofía se aleje para poder buscar una respuesta —Me parece que he sido bastante claro Lety, se acabó nuestro contrato, ya tenemos lo que los dos queríamos—dice y cada palabra que pronuncia parece una bala directo al corazón. —entonces ¿Por qué hablaste de amor, de casarnos de verdad? No entiendo qué está pasando—intento comprender —solo jugué contigo para poder tener sexo, pero ya me aburriste. No te preocupes conozco a las de tu calaña, pienso recompensarte monetariamente tras el divorcio, obtendrás la mitad de todo lo … —¡Calla! ¡No permitiré que me insultes de esta manera! Tu maldito dinero no me importa, de ti no quiero más nada, quédate con tu asquerosa fortuna, eso sí nunca pero nunca pienses que podrás alejarme de Caleb porque pienso protegerlo incluso de ti de ser necesario—suelto todo lo que siento en ese momento y no lo pienso un instante y entro y recojo todo lo mío. —¿Dónde vas tía?—me interrumpe el pequeño que acaba de despertar. —mi niño hermoso, tu tía nunca dejará de amarte—digo y beso su frente mientras me pongo a su altura—me tengo que marchar, tu tío está un poco molesto, pero no tiene que ver nada contigo, solo cosas de adultos, te prometo que nos veremos y seguiré cuidando de ti. —¿Por qué? No entiendo que tengo de malo yo, todos se marchan. Se marchó papá, se fue mamá, mi abuela. Ni siquiera sabía que tenía un abuelo y ahora tú me dejas. ¡Nadie me ama! —Nadie te ama más que yo pequeño. No te estoy abandonando. Te buscaré varias veces en la semana y haremos lo de siempre, haremos las tareas, iremos por helados y jugaremos béisbol. —¿Lo prometes? —claro que sí. Ahora ve con María y ve por tu desayuno —digo mientras seco sus lágrimas e intento esconder las mías. Me marcho, pero antes de hacerlo dejo en las manos de Sebastián su maldita carta y su demanda de divorcio firmada dejándole claro que ya no hay vuelta atrás. Llego a casa con Sofía y comienzo a llorar como una niña¿Por qué siempre me engañan como una tonta? ¿Por qué fui tan estúpida? —amiga no sufras más, me dan ganas de ir y darle su merecido al maldito. —ese es el problema, ni siquiera puedo maldecirlo porque lo amo, nunca había sentido nada así por nadie.Jasmas volveré a amar a un hombre, todos son unos mentirosos—digo entre sollozos. —No merece ni una pisca de esas lágrimas.Aunque todo esto me parece una broma pesada, no entiendo, él parece amarte ¿Cómo pudo decir todo esto? —Porque somos unas tontas, todo este tiempo pensé que me amaba, mientras él solo jugaba conmigo yo le entregué mi alma. El muy idiota incluso se atrevió a decir que yo lo quería por su dinero¡Es uno.miserable! Paso la noche allí y al día siguiente me ducho y me coloco mi uniforme para ir a trabajar. —iras a trabajar así como te sientes?—pregunta Sofía. —por supuesto, estar ocupada ayuda, y no pienso permitir que ese idiota me vea sufrir, mamá me enseñó a nunca rebajarme a eso, aunque sienta que muera por él—digo y salgo a trabajar y Sofía también. —Hoy empezará a trabajar con nosotros un médico y profesor muy intelectual y capacitado —dice el profe en ciencias médicas y todos nosotros nos preguntamos quién será. —Me complace presentarles al doctor George Harrison— —¿George Harrison? ¿Por qué me suena ese nombre de algo?—me pregunto murmurando en silencio. —Buenos días a todos, yo soy George Harrison y es un plan estar aquí con ustedes, —sale y se presenta e inmediatamente me sonríe como un bobo, quién iba a imaginar que aquel señor guapo que conocí cuando casi atropello su perro tenía tanto en común conmigo—buenos días—saludamos todos, pero sus ojos se quedan conmigo. —Hoy el doctor elegirá a dos de ustedes y los acompañará toda la semana y espero que se aprovechen de sus conocimientos, trabajarán en la sala de urgencias. —Bueno basándome en los currículums que he estudiado me encantaría trabajar al lado de ESEQUIEL DÍAS Y LETY MARTÍNEZ.—no entiendo por qué me pongo nerviosa cuando pronuncia mi nombre, lo que es innegable es que mi nombre suena bonito en sus labios. —Supongo que te tengo para mí solita EZEQUIEL no vendrá en un par de días y el pro no se ha dado de cuenta—le digo a George extendiendo le la mano. —qué pequeño es el mundo Lety, pensé que no te volvería a ver y mira—me guiña el ojo y sonríe con una exquisita fluidez. —¿Lo has hecho a posta? —juro que fue casualidad o destino —bien trataré de creerte, vamos a Trabajar—le digo. —si trabajaremos y luego recuerda que me debes un café.