TOMÁS
Desde hace una semana estoy teniendo sueños extraños y eso me ha tenido bastante alterado, sueño que por la noche personas cubiertas del rostro entran a la finca y se llevan a Margarita; el sueño se repite constantemente y para tranquilizarme, varias veces me he levantado por la noche a revisar las puertas de la finca y asegurarme que todo esté en orden. Todo ésto inició desde que encontramos a la salida de la iglesia al tío de Rose.
Ayer conversé con Julita del tema y ella trató de tranquilizarme, asegurando que él no tiene ningún interés en nosotros, que esté tranquilo y que siga mi vida normal; pero el temor ha invadido mi corazón, pensar que alguien aleje a mi hija de mí, es algo que no quiero imaginar.
Hoy estuve con Elena y notó mi preocupación. -Tomás, ¿estás bien?, desde tu anterior visita te he visto más distante.- La observo y me quedo en silencio unos minutos, jamás le he contado mi pasado y no deseo hacerlo. -No, Elena, no es eso, solamente que tengo muchas cosas en que pensar; la finca absorve mucho mi tiempo y pues ahora que mi hija está en la escuela, también debo dedicarle tiempo-. Se recuesta sobre mi hombro -Cuando quieras, yo puedo ayudarte con tu hija-. Abro mis ojos como platos, sin embargo ella no puede verme, pero debe haber sentido la palpitación en mi pecho. -Te agradezco Elena, pero Julita me ayuda mucho con los temas de Margarita-. Ella me mira y sonrie con timidez.-Lamento que no tengas la confianza para que yo pueda acercarme a tu hija y ayudarte; ella necesita una figura materna....- No dejo que continúe -Elena, te agradezco, pero quiero que mi vida siga su vida como hasta ahora, por favor no hablemos de este tema-. Me levanto lentamente de la cama. -Espera, no tienes porqué irte...- -Creo que necesitas dormir-. Beso su frente. - Nos veremos la próxima semana, cuidate mucho Elena y si necesitas algo, por favor avísame por medio de Juan, el caporal-. No me contesta y es evidente que está molesta, pero no puedo aceptar su ayuda por muchas razones, pero principalmente no quiero provocarle daño, no estoy preparado para una relación seria.
He llegado a la finca y todos duermen. Me quedo unos minutos más recostado sobre la hamaca, ésta sensación extraña en el pecho no logra apaciguarse y las personas que están a mi alrededor, han comenzado a notarlo; mi padre lo mencionó en la cena y me pidió que le contara todo, sin ninguna reserva, piensa que puede ser probablemente algo relacionado con la finca o en su caso con nuestra seguridad, por lo que estuve un largo rato explicando que nada tenia que ver con lo que él estaba pensando.
El frio es cada vez mas fuerte y ha comenzado a llover, el olor a tierra mojada me recuerda la época de mi infancia, cuando disfrutaba corriendo descalzo sobre la tierra en los días lluviosos, la sensación de libertad y de felicidad que inunda el pecho es realmente grandiosa, por lo que no dudo en quitarme los zapatos y rememorar esos dulces momentos vividos hace tantos años. La sensación es realmente fascinante, han pasado más de 25 años y sigo disfrutándolo de la misma manera; si alguien me observara, seguramente diría que estoy completamente loco.
Al cabo de unos minutos, entro a mi habitación con la ropa totalmente mojada, el corazón mucho más tranquilo y el cuerpo con deseos de descansar. Nunca cambiaré de idea: Las pequeñas cosas, pueden hacer grandes diferencias.
Editado: 13.03.2019