LA VERDAD

ROSE

La sorpresa en el rostro de Julita fue enorme, nunca supo que yo habia sido engañada y que la bebé nunca estuvo en mis brazos, además, de que durante estos años, creí que la niña estaba muerta. También me contó toda la verdad con lo sucedido con Tomás y Vilma. A mi alrededor el tiempo se detuvo, rememoré cada uno de los momento vividos, el dolor y la frustración. Pensar que todo fue un engaño...fui engañada,  fui tan ingenua.

En los brazos de Julita lloré, en silencio ella acaricia mi cabello, como lo hacia años atrás. Alguien toca a la puerta y de repente me siento más afligida e inquieta. -Puede entrar-, la voz de Julita suena débil y cansada. -No Julita, salí por favor, necesito hablarte-. Mi corazón se acelera al escuchar esa voz, una voz que despierta deseos profundos, que endulza mis sentidos y que evoca los mejores momentos de mi vida.

Julita se levanta lentamente. -Mi niña, debo salir a hablar con él, por favor espere aquí-. Observo alejarse a Julita, la puerta se cierra y no puedo hacer otra cosa mas que acerca mi oido. Necesito saber que están hablando. -Julita, que hace esa mujer aquí-. La voz de Tomás se escucha desesperada, molesta y muy asustada. -Tranquilo sipote, es necesario que ustedes conversen, tienen muchas cosas que aclarar-. -No, no pienso hablar con ella, debe irse de aquí-. -Por favor, mirame muchacho, yo soy incapaz de provocarte un daño y vos lo sabés, por favor habla con ella, yo sé porque te lo digo-. Luego viene el silencio y mi temor aumenta, al cabo de unos minutos, la puerta se abre. Me levanto de prisa y frente a mí tengo un cansado y molesto hombre, con la misma mirada de siempre, que me observa interrogante, con esos ojos negros que me cautivaron desde el primer momento en que los ví. Viste con botas de hule, camisa a cuadros y jeans. No ha perdido su atractivo, sigue siendo el mismo, los años ni el trabajo duro han hecho mella en él . -Que hace aquí señora, le pido por favor que se retire de mi casa-. Me acerco a él y trato de tomarlo del brazo. -Sin embargo él se aleja como que mi contacto le provocara dolor. -Tomás, espera, tenemos que hablar-. -No hay nada que hablar señora, solo le pido que por favor se retire-. -No lo haré Tomás, tu y yo tenemos mucho que hablar-. Me observa cada vez más confuso y molesto. -Solo dame 10 minutos de tu tiempo y luego verás las cosas de otra manera-. -Dije que NO-. Julita entra de repente y con voz fuerte y segura nos ordena que nos sentemos. -Si ustedes no pueden hablar civilizadamente, ahora seré yo que lo haga, ya hemos sufrido todos por esta situación y no permitiré que por orgullo, la verdad no vaya a salir a luz-. Tomás se sienta y esconde su rostro con las manos. Deseo tocarlo y disminuir su dolor, pero eso ahora no es posible. 

En silencio, hemos escuchado toda la historia en boca de Julita, no puedo creer que durante tanto tiempo estuvimos envueltos en una red de engaño. Me frustro al pensar que no pude luchar por mis sentimientos, por mi felicidad. Cuanto tiempo engañada, sintiendome vacía y  traicionada y ahora me doy cuenta de toda la verdad. Tomás continúa con el rostro cubierto con sus manos, no puedo observar sus ojos y su expresión durante todo el relato. Julita nos observa con ternura y de repente él levanta su rostro y se dirige a ella. -¿Porque nunca me contaste la parte de lo sucedido con Vilmar?- -Porque si ella se habia ido y vos lo hubieras sabido, tu dolor hubiera sido mayor, además yo tampoco sabía lo que su padre había hecho con ella, hablar de todo esto era seguir tocando la herida profundamente abierta-. Él la observa y calla. Se observa tan cansado, con el alma adolorida. -Ahora yo me iré y ustedes deben continuar conversando-. 

Mi cuerpo se estremece, quedarnos solos, estar frente a frente, verme en sus ojos es uno de los sueños que más se ha repetido durante todos estos años.