ROSE
El sonido que emanan las chicharras, que para muchos puede ser ensordecedor, pero para mí es una dulce música que despierta mis sentidos, entra por la ventana de madera de la habitación. Un brazo moreno desnudo acariciando mi cintura. -Buenos días mi amada Rose!!!-. -Buenos días-. Mi voz suena tímida y no puedo evitarlo. Intento levantarme y tomar la ropa que está tirada por todas partes. -¿A donde vas?-. -Lo siento Tomás, pero debo irme-. De un salto Tomás se pone de pie y completamente desnudo se coloca frente a mí. -No puedes irte así, tenemos muchas cosas que hablar-. -Así es Tomás, tenemos que hacerlo, pero no aquí, ni en estas circustancias-. -¿A que circustancias te refieres? ¿Cúal es el miedo?-. Me presiona sobre la pared y puedo sentir emanar el calor de nuestros cuerpos. Intento evadirlo, pero ya ha tomado mi cuello suavemente. -Mírame Rose, dime a que le temes, dime que la idea de hacer un hogar conmigo no te agrada, ¿crees que yo he logrado olvidarte... talvéz nunca lo intenté, te has metido en mi piel, eres parte de mí, jamas te has ido, porque yo no lo he permitido, dime que ya no me amas....- -Basta Tomás, tú sabes que no podemos estar juntos-. Observo el enojo en su mirada. -Ya basta Rose, ¿porque haces las cosas más dificiles?, de tí depende que formemos el hogar que siempre hemos merecido, con nuestra hija, en este lugar que yo sé que amas, para que seamos dichosos, juntos podemos escribir nuestra historia, ya basta de estar alejados-. Golpea fuertemente la mesa de noche. En su mirada hay enojo pero también súplica. Mi corazón se estremece; pero debo pensar en mi vida lejos de aquí. Mi padre me hizo prometer que cuidaría de mi madre, de sus negocios, además está John, que ha sido además de mi pareja sentimiental, un gran amigo. No puedo traicionarlos, aunque esto desgarre mi corazón, el miedo es tan evidente, que mis palabras suenan atropelladas. -Tomás, ya no hay nada para nosotros, ésto se ha acabado, lo que nos une es nuestra hija y de ella quiero que hablemos; yo quiero que comprendas que ella tendrá una buena vida conmigo, puede visitarte.... -. La rabia aumenta en sus ojos e interrumpe mis palabras. -Te puedes ir de aquí cuando quieras, pero Margarita se queda conmigo, eso te lo juro, ella podrá visitarte, pero jamás, jamás, vivirá contigo-. Su voz suena fria y amenazante. -Ahora puedes irte-. Toma furiosamente ropa de un mueble, se viste rapidamente y se aleja sin mirarme. Me siento sobre la cama y lloro, lloro desconsoladamente, como si mi corazón se rompiera en mil pedazos, hago grandes esfuerzos por llevar aire a mis pulmones, porque el dolor me dificulta dejar de llorar y poder respirar.
Afuera aún hay oscuridad. Me visto lentamente y salgo a caminar. Camino sin rumbo por la finca y puedo observar el rocio de la mañana sobre las hojas verdes. El paisaje de hermosas montañas con sembradíos de café que siempre me han parecido alegres, hoy me transmiten una inmensa nostalgia. Finalmente y con cansancio fisico y emocional, regreso a la casa de Julita, ella se encuentra junto a la cocina de leña, preparando café. En silencio se acerca y coloca en mis manos una taza de café humeante. Después de un largo rato en silencio le indico que tomaré un baño y saldré con Margarita hacia el pueblo. Es día sábado y tenemos todo el fin de semana para nosotras.
-¿Mami, usted está bien?- -Si mi pequeña, estoy bien, solamente que me siento un poco cansada, anoche no pude dormir-. -Lo siento mami-. Ella acaricia mi cabello con sus deditos. -Vamos cariño, hoy conocerás al resto de tu familia-. Mi hermosa hija toma su lugar en los sillones de atrás del vehículo. -Listo mami, ya tengo puesto mi cinturón, podemos irnos-. La observo y sonrío. No estoy acostumbrada a viajar con un menor, pero mi hija me recuerda las normas de seguridad. Tomás ha hecho un estupendo trabajo con ella; es una niña muy buena, inteligente y obediente.
Hemos llegado a la casa, mi niña sonríe alegremente. Puedo notar que mi madre está muy nerviosa; tiene lagrimas en los ojos y temerosa se acerca a Margarita. Ella percibe la duda y la abraza fuertemente. -Usted es mi abuelita, que linda es!!!-. Mi madre llora como una Magdalena, abraza dulcemente a mi pequeña y besa sus mejilas - Tu eres hermosa, mi pequeña niña; eres bella, muy bella-. De repente escucho una voz familiar y cuando giro para observar hacía la puerta, tengo a John abrazandome por la espalda. No dice ninguna palabra, se queda inmóvil observando la escena de mi madre con mi hija. Después de unos segundos me observa temeroso. -¿Es ella?-. -Sí John, es mi hija, finalmente la he encontrado-. Él trata de disimular su sorpresa. Mi madre se pone de pie, después de haber estado a la altura de la niña. -John, vino anoche, pero no tenía como informarte-. -Mami, ¿quien es él?- John se acerca a la niña y la saluda. -Hola nena, soy John, el novio de tu mamá-. Mi niña borra la sonrisa de su rostro y con cierto recelo le extiende la mano para saludarlo. No dice ninguna palabra. Mi madre propone ir a la cocina por unas golosinas. John y yo nos quedamos solos y relato todo lo sucedido.
Editado: 13.03.2019