Amor con aroma a café

CORAZÓN SOLITARIO

ROSE

El día siguiente de mi conversación con Tomás, fue uno de los días mas dificiles de mi vida; esperé a mi pequeña hija a la salida de la escuela y le expliqué que era urgente que yo regresara a Estados Unidos por temas de trabajo. Me observó por un instante - Mami, voy a extrañarla mucho ¿regresará usted pronto?-. Sus dulces deditos acariciaron mi rostro y yo me llené de fuerza interior para no romper en lagrimas. -¿No te gustaria viajar conmigo?-. -No mami, yo debo venir a la escuela y cuidar de mi papi-. Mi pequeña debe haber sentido mi tristeza, porque me abrazo fuertemente. -¿Porque tenemos que separarnos, porqué usted debe vivir tan lejos?-. La pregunta me tomó por sorpresa; traté de poner las palabras mas sencillas en mi boca para explicarle que la vida a veces es dificil y aunque deseemos estar en determinado lugar, a veces las circunstancias no lo permiten. 

Es claro que para Margarita la noticia fue muy dificil, esa noche se durmió muy tarde, me abrazaba constantemente y no queria cerrar los ojos, porque comprendía que a la mañana siguiente no estaría junto a ella. Le prometí que pronto regresaría y que al finalizar el año escolar, estaríamos juntas unos meses y recorreriamos hermosos jardines en Estados Unidos, sin embargo ninguna promesa lograba tranquilizarla. Finalmente logró dormirse, perdió la batalla y tuvo que cerrar sus ojitos. -Debes irte Rose, ya es tarde y es peligroso que conduzcas a estas horas y sola por la carretera-. Son las palabras de Tomás, que al girar observo que se encuentra junto a la puerta. Me quedo en silencio, acariciando las mejillas de mi hermosa hija, queriendo grabar en mi memoria esa imagén, para que me acompañe en cada segundo de mi vida. 

Me pongo de pie y camino lentamente hacia la puerta. Tomás se coloca a un lado de la puerta para permitirme el paso. Su mirada está puesta en Margarita y estoy consciente que está tratando de evitar dirigir su mirada hacía mí. 

-Cuídala mucho Tomás, porfavor, yo regresaré pronto-. Él continua con su mirada fija en el rostro de Margarita. -Lo haré, la cuidaré con mi vida si es necesario-. En ese momento siento unos celos intensos, por no estar en su lugar, porque para él es mas sencillo, para mí, es sumamente dificil. 

Continuo de pie junto a Tomás. Él no me ha dirigido la mirada en ningún momento. -Perdóname Tomás....- Finalmente me dirige la mirada y puedo sentir su dolor y frustración. -No hay nada que perdonar Rose, cuídate, que tengas buen viaje-. Y se aleja, dejandome rota por dentro.

EL VIAJE

Regresé a la casa y lloré hasta quedarme dormida. A la mañana siguiente nos dirigimos al aeropuerto y pude sentir nuevamente el dolor de la primera vez que dejé el país. Me sentía completamente vacía, mi corazón estaba desolado y sentí hasta naúseas y fuertes dolores de cabeza. Mi madre comprendía la situación y estuvo siempre a mi lado. John trataba de consolarme, pero hubiese preferido que se quedara en completo silencio; necesitaba silencio, para meditar, para recordar y hasta para sufrir. 

Tengo una semana de haber regresado a Estados Unidos, me he dedicado a trabajar hasta altas horas de la noche y mi cuerpo ya se ha resentido; el trabajo hace que mi mente se mantenga ocupada y mi sufrimiento disminuya un poco. Durante estos días la situación con John se ha puesto bastante dificil, durante el tiempo que estuvimos en El Salvador se mantuvo alejado de mí por respeto a mi madre y a mi hija, sin embargo ya de regreso, me ha propuesto pasar la noche juntos, a lo que me he negado con diferentes excusas. Anoche me armó una escena, argumentando que Tomás es la causa de nuestros problemas de pareja. La discusión se alargó y la situación se nos fue de las manos y me ví en la necesidad de pedirle que se fuera de mi casa y que hablaríamos hasta que estuvieramos más tranquilos.

  Me he despertado muy temprano, a pesar de que he dormido muy pocas horas. Tengo dos días de amanecer sintiendo muchas naúseas y mareos y mi madre ya lo ha notado. -¿Puedo entrar Rose?-, -Si madre, pasa porfavor-. Mi madre se sienta al borde mi cama. -Hija, ¿estás bien?-. -Si madre, ¿porqué lo preguntas?-. -Por dos cosas Rose; la primera, que escuché tu conversación con John...- -Madre, no te preocupes, solucionaremos nuestros problemas-. Ella me observa y es evidente que no cree lo que digo. -Y lo segundo; es que te he escuchado al pasar por tu puerta, tienes dos días de estar enferma del estómago....- No puedo disimular mi asombro y ella ha captado mi sorpresa. -Rose, ¿no estarás embarazada?-. Me quedo en shock; por todas las cosas que he pasado ultimamente, no habia considerado que podría estar sucediendo. -¿Le has contado a John?-. Nuevamente no puedo disimular mi sorpresa y como mi madre me conoce como a nadie, añade: -¿Porque si eso fuera cierto, el bebé es hijo de John, verdad?-. Mi madre se coloca la mano sobre su frente. -Basta mamá, no pienses cosas que no son; yo no puedo estar embarazada.....- -¿Estas segura?-.  Me quedo pensando unos minutos, durante la enfermedad de mi padre y luego mi viaje al Salvador John y yo no hemos tenido intimidad, además durante este tiempo no he estado  pensando en tomar anticonceptivos, pero, el día que estuve con Tomás....ohhh, no puede ser... Mi madre espera pacientemente mi respuesta. -Hija, si las cosas son como estoy pensando, tienes que actuar, y debes hacerlo ahora-.




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