Amor con aroma a café

SIN ELLA...

TOMÁS

-Hola hija-. -Hola papi-. -¿que haces?-. -Escribo una carta para mi mami-. -Que bueno mi amor-. -¿quiere que le envíe saludos suyos?-. -Sabes que ¿un día de éstos yo le escribiré, mejor no le digas nada acerca de mí-. -Esta bien papi-. -¿Quieres que salgamos a dar una vuelta después?-. -Gracias papi, pero ya lo hice con el abuelo y ya va a anochecer, hoy iré a domir con Julita, preparemos la cena juntas y comeremos en su casa-.- Si cariño, ya lo recuerdo, entonces nos veremos mañana-. Beso la cabecita de mi pequeña y ella me regala una sonrisa. 

Entro a mi cuarto y miro una botella que se encuentra sobre la mesa. Hace días que tengo ganas ponerme una buena "zumba" hasta quedar baboso y quitar de mi cabeza y de mi corazón este sentimiento. Margarita sufre por la ausencia de Rose y mi familia la extraña en silencio y eso me hierve la sangre; cuanto esa mujer puede provocarnos tanta felicidad, pero al mismo tiempo tanto dolor en nuestras vidas.

Observo la cama e imagino a Rose recostada, con su piel desnuda y sus ojos brillantes, esperando por mí, invitandome a perderme en su cuerpo, en su mirada y en sus caricias.  -A tu salud Rose, porque hoy, hoy prometo que empezaré a olvidarte-. Como un pendejo, hablo conmigo mismo, reclamándome por ser tan débil, por ser un perdedor, por seguir enamorado de un recuerdo, por seguir atado a un ser que no desea nada de mí, que me ha olvidado con facilidad y que con un solo movimiento puede tirar a la mierda todo el trabajo de años,  porque han sido años para levantar esa barrera entre mis sentimientos por ella y mi vida, pero, con un solo beso, con un solo gesto, me vuelve a tener en sus manos.  -Vas a salir de corazón, porque vas a salir Rose!!!. El líquido de la botella se acabó y salgo en busca de una botella llena. -¿a donde vás cipote?- -A la bodega papá-. -¿en busca de una de estas?-. Mi padre levanta en sus manos una botella de guaro, del guaro artesanal de este país y que no bebo desde que era un mas joven. - ¿De donde sacó esa botella?. Mi padre sonrie -¿querés o no querés?-. -Si quiero papá-. -Pues andá por unos vasos, te espero en las hamacas-. 

Mi padre y yo bebimos y conversamos por largo rato, hasta que dejé de recordar el hilo de nuestra conversación. El viejo tiene muchas energías aún y muchas historias interesantes; hasta que terminamos recordando nuestros viejos amores, desde allí el cassette se arruinó y olvidé completamente nuestra conversación.

Me levanto porque la luz del sol me pega directamente en los ojos y siento como que una banda de cipotes toca sus instrumentos musicales en mi cabeza. Debo haberme puesto una buena "zumba", porque sospecho que hoy será uno de los peores días de mi vida. 

-Hola cipote ¿como amaneciste?-. Me encuentro a mi padre que me observa con una sonrisa en los labios y me extiende una taza de café humeante. -Mal papá, hoy si me fue muy mal-. - Eso veo hijo, tomate el café, te sentirás mejor-. Tomo la taza de café y me siento en la hamaca para evitar caerme y para saborear el antídoto que acabo de recibir-Tengo una duda papá. ¿usted tomó agua en lugar de guaro, anoche?. Mi padre ríe con ganas. -¿Querés que te explique la diferencia? Asiento. -La diferencia radica en que yo lo bebí para saborearlo y para disfrutar el momento, vos lo hiciste para olvidar las penas del corazón-. Me da unas palmadas en la espalda y se aleja lentamente.

He decidido visitar a Elena, he estado pensando en nuestra relación y en lo egoista que he sido con ella; he pensando en mí, en mis deseos, en mi soledad, pero no he considerado sus deseos y sus sentimientos. Estoy planeando darle una oportunidad a nuestra relación, pero para ello, debo hablar con mi familia y decidir empezar una nueva vida a su lado, como una familia. 

 




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