Amor con aroma a café

ROSE

Hoy es nuestra visita a la finca de café que heredó mi padre de mi abuelo; mi madre no está muy contenta con nuestro viaje a este país, creo que durante los años que lleva de casada con mi padre ha tratado de evitar constantemente este viaje, sin embargo, yo tuve la oportunidad de visitarlo cuando era niña, cuando el abuelo y la abuela aun vivían. Me pareció que era un lugar de ensueño, el color del café, y los cambios que se producían en él, primero verde y luego de un color rojo intenso con ese sabor dulce tan especial me parecía realmente fascinante. Luego observar esas montañas que envuelven el pequeño pueblo y sus amaneceres son realmente hermosos, la gente muy alegre y hospitalaria y sus casas de adobe son realmente fascinantes. Su comida ohhh Dios!! las pupusas, son riquisimas.  El país tiene una historia realmente interesante y aunque en este momento esté atravesando por una guerra interna, las personas tienen una sonrisa siempre en sus rostros, demostrando su optimismo y amor a la vida. Mi padre nos habló a mi madre y a mí, que había programado una visita al país y así asegurarse que su primo Alberto estuviera administrando adecuadamente los negocios que heredó de su padre, mi madre se escandalizó al saber que tendríamos que viajar con él, el país estaba envuelto en una guerra interna y le preocupaba enormemente nuestra seguridad. Sin embargo, mi padre le explicó que sería una visita breve y que si era necesario contrataría seguridad para nosotros; luego nos dejó claro que no cambiaría de idea y así fue. Su negocio es muy importante, tiene contemplado exportar café y abrir unos negocios más en Estados Unidos.

Mi padre aún sigue muy molesto conmigo por no haber iniciado la carrera de Administración de Empresas que desea que estudie, él considera fundamental que estudie administración para que cuando él se retire pueda hacerme cargo de los negocios, siendo única hija, según él, me corresponde esa tarea. Sin embargo, mi mayor pasión es la fotografía y estos 2 años he aprovechado que aún estoy recuperándome de la operación a corazón abierto al cual me sometí, para no ingresar formalmente en la universidad. Para el próximo año ya no tengo excusa para entrar a la universidad, el médico me indicó que puedo seguir una vida normal, siempre que tome mis medicamentos y lleve una vida sana, pero estos meses aprovecharé al máximo, mi cámara fotográfica será mi fiel compañera; quien sabe, talvez podré hacer una exposición de fotografias cuando regrese a Nueva York.

Mi padre nos despertó a las 05:00 A.M.; aunque estoy acostumbrada a levantarme temprano porque disfruto de los amaneceres para poner a trabajar mi cámara, hoy no tenía muchos deseos de levantarme, el viaje me dejó bastante cansada, pero ya estamos listos para conocer el lugar y las personas que este año vinieron a cortar el café a nuestra finca. Aprovecho para llevarme mi cámara y me coloco la ropa más cómoda que pude encontrar, las botas son una estupenda idea, el día está húmedo y quiero evitar accidentes con el fango. Pedí a mi padre que me permitiera conducir un viejo pick up que está en casa para tener más libertad de trasladarme, sin embargo, me dijo que solo lo permitiría si alguien de su personal de seguridad lo conduciría. Y aquí voy…de copiloto tomando unas fantásticas fotografías. Mujeres con canastas puestas al hombro, que con seguridad son para la faena del corte de café, con pantalones cómodos y suéteres, pañuelos en sus cabezas, un cesto que parece guardar sus alimentos, niños en sus brazos y otros de la mano, caminando por la calle de terracería y su particular sonrisa mañanera.

Empieza el protocolo de las presentaciones, mi papá como siempre, cortante con las personas, pero cuando estamos frente a todos los trabajadores, observo que trata de ser menos duro e intenta sacar las palabras de la manera más suave posible. Sin embargo, en mi interior me rio de su expresión, ya que no logró su cometido. Todos están muy admirados observándonos, somos los americanos; sin embargo, poso mi mirada sobre un hombre de mediana estatura, ojos negros y mirada intensa, piel morena, cabello lacio hasta los hombres, bigote pequeño y bien cuidado y un cuerpo musculoso, en el pecho le cuelga una curiosa cruz de madera con una pequeño hilo color café, me parece que la ha llevado en su pecho mucho tiempo ya que se encuentra bastante desgastada, luego vuelvo a ver su figura y me surge la duda como puede tener un cuerpo tan musculoso si por acá no he visto ningún gimnasio; me regaño en mi interior y pienso que no es necesario que asista a un gimnasio, el intenso trabajo que hacen por acá debe ser suficiente para lograr un cuerpo musculoso y unos brazos y piernas fuertes. Sin embargo, me llama la atención esa mirada firme y segura, observa con interés cada detalle que se menciona y a diferencia del resto de personas, él no observa con ojos de admiración a mi padre.

Al terminar el corto mensaje de mi padre a todos los trabajadores, me indica que debemos regresar al pueblo a la casa de los abuelos donde actualmente vivimos; le pido que por favor me permita quedarme un poco más y tomar mis fotografías. Con cierto malestar acepta, pero me recalca que yo no conozco estos lugares y que debo regresar lo más pronto posible e irme directo a casa, le indico que no tardaré mucho tiempo.




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