Amor con aroma a café

MI REGALO

Se me ha ocurrido invitarlo a almorzar. Con ayuda de Julita he preparado un sabroso almuerzo; sé que ella tiene sus dudas sobre todo esto que estamos viviendo; pero le he pedido que por favor guarde el secreto que yo trataré de areglar todo; aú no me se me ocurre como lo haré, sin embargo creo que la he convencido.

Salgo hacia la finca con el guardaespaldas asignado. He tratado de hacerme su amiga, para que disminuya sus controles de seguridad. Le aseguré que no saldría de la finca, que estaria tomando fotografias y que habia traido almuerzo para no tener que regresar a casa. Le indique que podia descansar, ir al pueblo o elegir que hacer y que podria regresar por mí a las 2 de la tarde. Finalmente aceptó y  con alegria tomo mi cesta y me alejo, buscando a mi moreno dentro del grupo de trabajadores. Ya he aprendido a conocer las áreas y se me ha facilitado como encontrarlo. 

Me observa y me acompaña hasta un área mas alejada, donde no puedan vernos. Luego me toma de la cintura y me levanta hasta acercarme a su boca. Me besa con deleite y acaricia mi nariz. -Mi dulce Rose te he soñado y esperado tanto.- Nos volvemos a besar y luego le pido entre sonrisas  que me coloqué nuevamente en el suelo. Le comento que he cocinado para él y él hace un par de bromas acerca de una posible entoxicación de alimentos. Finjo estar molesta y él me hace cosquillas para hacerme sonreir. Me agradece el gesto y yo le indico que lo esperaré en nuestro lugar de siempre. Me alejo del lugar con la ilusión de que en poco tiempo estaré nuevamente junto a él.

Ha llegado a reunirse conmigo y yo ya tengo listo y servido el almuerzo, nos sentamos uno frente al otro y conversamos sobre muchos temas. Él es un buen oyente; le platico de mi pasión por la fotografia, de la carrera que debo iniciar en la universidad, de mi vida en Estados Unidos y por último de mi problema cardíaco. Él me observa con gran interés y cuando comienzo a platicarle de la enfermedad, su mirada se torna preocupada. Trato de quitarle interés y le comento que la operación fue todo un éxito y que mi recuperación también lo ha sido. 

Terminamos recostados sobre las hojas, ya se me ha vuelto costumbre saborear granos de café, tomo un par y los coloco en mi boca. El me sonrie y yo me pierdo en esos ojos negros que tanto amo. Nos amamos con dulzura, luego tomo la cadena con la medalla que he llevado por años y que fue un regalo de mi abuela paterna y se la coloco en el cuello. -Eres mio-indico.  El me sonrie, toma su cruz y la coloca en mi cuello. -Eres mia- susurra... Esas palabras erán mas que una promesa.

Por la tarde regreso a mi casa, estar junto a él se ha vuelto una necesidad, alejarme y dejar unas horas sin verlo es realmente una tortura. Voy a casa de Julita y le pido que me preste algo de su ropa, me observa como que estuviera loca, pero acepta, después de haberme dado una lista de consejos. Le prometo que no haré una locura, aunque sé que en mis palabras no hay mucho de verdad.

Por la noche me visto con la ropa que me han prestado, coloca el chal sobre mi cabeza y espero un poco de distracción del cuidador de la puerta. Logro salir y al cruzar la calle encuentro al hombre que me espera. Sonríe al verme e indica. -La proxima vez que vea a Julita le daré un enorme beso-. Sabe quien es mi complice y está tambien agradecido por su ayuda. 

Nos besamos apasionadamente y conversamos de todo un poco, sabemos que no debo alejarme mucho, aunque no nos importa donde nos encontremos, siempre que estemos juntos. 

Regreso a mi casa de la misma manera que salí; al parecer no han notado mi ausencia, entro a mi habitación y me acuesto con la sensación de felicidad más grande que en mi vida habia experimentado. 

Durante la próxima semana nos hemos encontrado en el mismo lugar. No me atrevo a mencionar que en 2 días tendremos una visita. Aún no sé como podria tomarlo y me preocupa que piense que yo he planeado todo ésto. Sin embargo tomo valor, le coloco un casto beso e indico: -Mi familia tendrá una visita dentro de dos días, un amigo de la familia vendrá a casa y pues...tendré que ser una anfitriona. Creo que no podremos vernos muy seguido durante estos dias. Su rostro cambia y puedo notar tristeza. -¿Buscarás la manera de que nos reunamos?.- Lo beso nuevamente -Claro amor-. -Buscaré la forma en que nos encontremos.- No quiero alejarme, se que no podré cumplir mi promesa como querría, por lo que hoy es dificil separarme de él.

 

 




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