Estos dias han sido un infierno, mi padre no me dirige la palabra, mi madre solo lo hace para repetirme que debo olvidarme de Tomás. La seguridad ha sido aumentada, mi padre contrató un nuevo guardia de seguridad.
Julita ha sido mi fiel compañera, me trata con cariño y cuida, me pide con palabras dulces que me olvide de él y que retome mi vida, que regrese a casa y que el tiempo me ayudará a reponerme de este dolor. También me ha dicho que Tomás ya ha regresado al pueblo y que se encuentra en su habitación; que lo ha visto y que ya se encuentra mejor, que le ha explicado la situación y que él ha prometido buscar la manera de verme, que solo necesita estar mas recuperado, que confie en él. Tengo prohibido recibir cartas, ya que a todos se les revisa sus pertenencias antes de entrar a casa. Julita lo sabe, por lo que a preferido contarme todo lo que han hablado.
El médico ha llegado, mis padres lo han llevado directamente a la biblioteca y han cerrado con llave la puerta. Julita se acerca a la puerta para poder escuchar la conversación pero no le ha sido posible comprender que es lo que ahí se está hablando.
Mi padre entra furioso y me toma del cabello, mi madre viene corriendo tras de él y se coloca a mi lado. !Eres una prostituta! grita mi padre, ¡Yo no te he traido aca a revolcarte con los empleados!. El doctor está muy asustado y trata de tranquilizarlo. Mi padre se dirige a él. -Doctor, ese niño no puede vivir-.
Estoy cayendo en una profundo y oscuro agujero, las voces se escuchan muy a lo lejos y por último la oscuridad.
Despierto y observo a mis padres, mi madre con mirada de preocupación, mi padre con mirada de furia. El doctor me pregunta si ya me siento mejor y yo logro asentir.
El doctor comienza a explicar a mi padre, que mi embarazo está de casi 4 meses. Mi padre se toma el cabello y lo revuelve con brusquedad. Además le indica. -Los resultados del electrocardiograma no son normales, tenemos que evaluar si un aborto es conveniente en el estado en que ella se encuentra, además por el tiempo de gestación, el riesgo para ella es cada vez mas alto.
Acaricio mi barriga y me abrazo en señal de protección. -Ustedes no van a tomar decisiones sobre la vida de mi hijo y de mí.- Veo a mi padre con furia. El doctor llama a la calma. Me empiezo a sentir mareada y muy débil. El pide que me dejen sola con él, para poder realizar un chequeo.
Cuando nos quedamos solos, me regala una dulce sonrisa e indica. -Muchacha, sabia que esto sucederia, lamento lo sucedido-. Lo abrazo fuertemente y le suplico que me ayude, que no permita que maten a mi bebé. Me acaricia el cabello y susurra en mi oido, yo juré proteger la vida y así lo haré.
Julita ha entrado a mi habitación, ha escuchado todo y me abraza fuertemente. Llora inconsolablemente y yo trato de tranquilizarla. -Niña, su padre me ha gritado que yo tenia mucho que ver con todo ésto, esta tan molesto que quiso despedirme, me indicó que no lo hace por agradecimiento a mi trabajo con sus padres, me ha prohibido llevar ningún mensaje a Tomás.-
-Tranquila Julita, solucionaremos todo esto. Yo tomo fuerzas de flaqueza, debo proteger a mi bebé. Además debo informarle a Tomás; él merece saber lo que está pasando, debo hacerlo personalmente, además tenemos que tomar decisiones juntos.
Editado: 13.03.2019