Amor con aroma a café

UN DÍA MAS

TOMÁS

Durante los últimos días, he intentado hacer cambios en mi vida, necesito empezar a curar heridas y la esperanza que hoy tengo que pronto tendré a mi hijo o hija en brazos, me mantiene de pié, cada noche desde que Rose me abandonó definitivamente, he soñado con ella de distintas maneras, algunas veces, gritandome cuanto me odia y cuanto se arrepiente de haberme conocido, otras veces, diciendome que todo fue un error y que desea intentarlo de nuevo que me sigue amando; todo es tan real en mi sueño, pero cuando despierto vuelvo a mi realidad.

Necesito alejarme de todo aquello que me produce daño, he renunciado al trabajo en la finca y ahora voy a enfrentarme a algo que he evitado durante años, he recibido una nueva carta de una persona que dice ser mi padre, me pide que lo busque que necesita hablarme; constantemente las recibo, pero simplemente las deshecho, sin embargo ahora que voy a ser padre de nuevo, he sentido la necesidad de aclarar esa parte de mi vida para estar en paz y dedicarme a ser un buen padre. 

He llegado a una finca, durante 2 días he preguntado por el señor Lázaro Figueroa en los pueblos cercanos, finalmente creo que lo he encontrado, estoy a 2 horas aproximadamente de Ataco, sin embargo, por no tener mas referencias que su nombre, he tenido que contactar a varias personas con ese nombre y explicarles la situación, finalmente me encuentro frente a una enorme finca, me recibe un guardian y le explico la situación, al principio no está convencido, pero muestro una pequeña parte de la carta, indicandole que puede verificar, si alguna vez ha visto la letra de su jefe, si es la letra de la persona que yo busco.  Me pide que espere y regresa  después de unos minutos. -Pase amigo-. Al final de este camino se encuentra la casa del señor Figueroa, lo esperan en la entrada. 

Camino a lo largo de un fila de hermosos arboles, ese tipo de árboles solo las he visto en casa de gente de mucho dinero, sin embargo encontrarlos en una finca cafetalera es bastante extraño; a la orilla de los muros hay una extensión considerable de terreno con flores de distintas clases; aquí deben dedicarle mucho tiempo a la jardineria. Finalmente llego a una casa, pintada de color amarillo, es grande y muy bien cuidada. En la puerta me espera una señorita, con un uniforme de sirvienta. Insisto en mi cabeza que solo he visto estas cosas en la capital. Me sonrie y saluda -.Hola jóven buenas tardes, mi nombre es Micaela, el señor Figueroa vendrá a reunirse con usted en la sala en unos minutos-. Ella me acompaña hasta lo que según ella es la sala, lo cual es una habitación de aproximadamente diez por diez metros cuadrados, con muebles de madera fina y piso de madera, con cortinas largas de colores y adornos antiguos. Sigo pensando que alguien tuvo la idea de traerse una parte de la capital para esta finca. Me siento a esperar y Micaela me ofrece algo de beber; como he camino durante todo el día le pido una taza de café negro para tomar energías. Ella me sonrie y asiente. 

Me quedo sentado, observando todo a mi alrededor, escucho unos pasos en la madera, cuando aparece un señor como de unos 80 años, me sonrie y su mirada es nostálgica. Me pongo de pie, siento la necesidad de tomarlo de brazo y protegerlo, pero algo en mi interior me pide prudencia. Me quedo de pie y él se acerca. -Cuanto te he esperado y cuando he orado para verte, por lo menos una vez antes de morir.-  Me quedo en shock, él no ha preguntado nada acerca de mí, no ha querido corroborar si soy un impostor. -Sientate hijo-. Me siento donde él me indica y el toma lugar a mi lado. - Pregunta todo lo que quieras preguntar, yo estoy para contestar tus preguntas aunque sean dolorosas, lo importante es que ya estás aquí.-

 

 

 




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