Amor con aroma a café

DESESPERACIÓN

TOMÁS

He llegado a Ataco, el plan inicial era buscar a Julita y averiguar como se encuentra Rose y porsupuesto su embarazo. Sin embago, siento un presentimiento que me ha tenido inquieto desde el amanecer, por tanto, he optado por ir directamente a buscar a Rose y si ella no desea hablarme, lo haré con su padre. Le diré que necesito estar informado de lo que acontece con el embarazo.

Estoy aproximadamente a 300 metros de la casa de Rose, observo que el vehículo de la famiia de Rose está saliendo de la casa, corro hasta ver quien se aleja en ese vehículo, cuando logro distinguir a Rose, ya no está embarazada, siento una gran inquietud, me alegro de verla y saber que mi bebé ya nació, además debo saber cuando me lo entregarán.

Corro, gritando el nombre de Rose y ella me observa y sube al vehículo acompañada de John. En ese momento siento frustración, enojo, pero principalmente siento un profundo temor; si ella se está yendo de allí ¿dondé está mi hijo?.  Corro tras del vehículo, pero el piloto no para, mi desesperación aumenta en cada instante, ella se ha ido y yo no he podido detenerla; siento que mi corazón se sale del pecho, estoy confundido, desesperado, en el medio de la calle. Sin embargo, trato de mantener con todas mis fuerzas la cordura y regreso a casa de Rose, voy a exigirles que me digan donde se encuentra mi bebé; si ella no me ama ni tampoco me necesita y no sufre por partir y dejarme; mi hijo si necesita a su padre.

Llego hasta la casa; el padre de Rose se encuentra en la puerta y espera que yo me acerque a él. -Muchacho, la criatura falleció, no pudimos hacer nada por él-.  De repente todo a mi alrededor se quedó en completo silencio, sentí frio en mi interior y un enorme vacio. Lo tomo del cuello, -Usted y ella mataron a mi hijo; no fue suficiente hacerme daño, tambien tenian que hacerselo a él-. Siento una terrible cólera y no puedo parar. Los guardias me toman de los brazos y me alejan bruscamente. El padre de Rose grita. -Si te vuelvo a ver por aquí te mato, vete, no tienes nada que hacer aquí.-

Me alejo del lugar con el gran peso del dolor en mi cuerpo y mi corazón, vuelvo a perder a otro hijo y no pude hacer nada por él. 

Tengo ganas de dejar de sufrir, en mi cabeza aparecen muchas maneras de acabar con este sufrimiento. Continuo sin saber a donde ir, sin embargo al final de la calle observo la casa de Julita, necesito escuchar una voz amiga, también necesito muchas respuestas.

Toco insistentemente la puerta, pero nadie abre, sin embargo escucho un leve ruido en el interior, grito el nombre de Julita, le pido, le suplico, que abra la puerta, que necesito hablarle. Cuando la puerta se abre veo el rostro cansado de Julita. -Cípote, gracias al cielo, tenia miedo de no encontrarte-. Me abraza con fuerza y luego me observa asustada. - Que pasa cipote-. Rompo en lagrimas como un niño, me refugio en sus brazos. -Julita, el niño a muerto, ellos lo han matado-. Ella me toma de los hombros y me sonrie. -Veni, tengo algo que enseñarte-.

 

 

 

 




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