Amor con aroma a café

SU DULCE MIRADA

TOMÁS 

Entro a una pequeña habitación, sobre una cama pequeña se encuentra un monton de mantas que empiezan a moverse,-mira Cipote, ya no tenes porque llorar-. Me acerco temeroso; envuelto en varias mantas se encuentra un hermoso bebé de ojos grises  y muy abiertos. Las palabras salen con dificultad de mi boca, no puedo coordinar mis pensamientos .- ¿Julita, de quien es este bebé?. -Es tu hija cípote-.  Sus palabras sonaron como música celestial para mis oidos, sentí que volví a vivir, yo era un hombre sin esperanzas, sin paz y sin alegria. Sin embargo esas palabras venian a cambiar mi mundo. Yo era un padre ahora, un hombre que hace unos minutos pensaba que no tenia razones para seguir viviendo. Ahora unos ojos grises me observaban  y yo, me acababa de enamorar de esos hermosos ojos grises.

Julita toma a la bebé en brazos y la coloca sobre los mios.  La tomo temeroso, pero también con el corazón rebosante de alegria, no creia posible, sentir tantas emociones juntas.  Beso a mi pequeña hija en su frente y tomo su manita. En mi interior acabo de hacer un pacto, que estará siempre para ella, no importa cuanto obstáculo podriamos afrentar, lo haremos juntos. Ahora somos ella y yo. 

-Cipote, ella merece un nombre. Yo solo la llamo bebé, porque su padre tiene que darle su nombre-.  Empiezo a sonreir, sin poder parar. Julita sonrie abiertamente también. "Su padre le dará un nombre". Que hermosas palabras.

-Se llamará Margarita-. Julita sonrie, con ello observo que también está de acuerdo. - Entonces Margarita, es hora de comer-. Julita la toma de mis manos y se dirige a la cocina. Yo camino detrás de ella, en adelante ese será mi lugar, cuidar los pasos de mi hija. 

He estado toda la tarde cuidando de mi hija y conversando con Julita, me explica todo lo sucedido: Ella llegó por la mañana a trabajar a la casa de Rose y observó que Pedro, uno de los guardias de confianza de don John, salia de prisa de la casa, ella lo siguió y a unos cuantos metros lo interceptó, le pidió que le explicara que estaba haciendo con esas mantas, era evidente que allí llevaba un bebé, el bebé comenzaba a llorar.  Él quiso escapar, pero cada vez se acercaban a un grupo de gente y él sabia que no le convenia hacer un escandalo. Finalmente sintiendose derrotado y por la insistencia de Julita le explicó que Rose y don John no querian a la  bebé y que habian decidido dejarla en un horfanato, por lo que él se dirigia hacia la ciudad a entregarla a alguna institución que quisiera hacerse cargo de ella. Julita le suplicó que le entregara a la bebé, le prometió que ella la entregaría, que ella iba a hablar con un sacerdote para que la llevara a un lugar adecuado, que le prometia que no diria quien era su madre. Le suplicó que lo hiciera por sus hijos, que ella encontraría un buen lugar para la niña, finalmente aceptó y ella se llevó a la niña a su casa. Por temor se refugió en su casa y cada vez que alguien llegaba a buscarla, ella se escondia. Ella estaba buscando la oportunidad para ir a buscarme y entregarme a la bebé.

No tenia palabras para agradecer a Julita por lo que hizo, por lo que le abracé, besé su cabeza y llore desconsoladamente, ella acaricio mi cabeza y me regaló una sonrisa.

Ahora te irás a la finca con nosotros Julita, tu madre también se va con nosotros, buscaremos una enfermera que la atienda también, verás que nuestra vida cada vez será mejor, no pienses que te dejaré aquí, mi hija y yo te necesitamos. 

 

 

 




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