CAPÍTULO 1 CAPUCHINO FRIO

Martes 18 de octubre del 2033

— Un capuchino frío con leche deslactosada, mediano y para tomar aquí, por favor.

— Perfecto, serían 4 dólares con 20 centavos, ¿efectivo o tarjeta?.

— Efectivo.

Cuando el chico pagó, comencé a preparar el espresso para el capuchino.

— ¿Eres la única que trabaja aquí?.

— En esté turno sí.

— ¿Están buscando personal? De casualidad.

— Puedo preguntarle a mi jefa, pero si me hace falta un compañero en las horas más ajetreadas.

Serví el espresso y comencé a calentar la leche con el vaporizador.

— Te lo agradecería mucho.

El chico tomó asiento en una mesa cerca de la ventana. El lugar no es tan grande, pero es cómodo para pasar un rato o esperar tu café para llevar.

Comencé a hacer la espuma de leche usando el vaporizador y lo serví en la taza para luego colocarle un poco de chocolate rallado encima.

Le llevé el capuchino a su mesa y luego me dispuse a limpiar, el chico se ve como un tipo agradable, su cabello es castaño claro, su tono de piel era un tono medio, sus ojos de color miel y se aprecia que es un poco más alto que yo.

De reojo pude ver como sacaba una cámara de su mochila y acomodaba el café mientras tomaba varias fotos, la curiosidad me ganó y me acerqué a él; si podía llegar a ser mi compañero de trabajo debía conocerlo mejor.

— ¿Te gustan las fotografías?. — Me quedé viendo su cámara.

Levanta la mirada hacía mí. — Sí, soy estudiante de fotografía. — Me dedico una sonrisa cálida.

— Que bien, yo soy estudiante de gastronomía de tercer semestre. — Le regrese una sonrisa amable. — Por cierto, me llamo Katherin.

— Un gusto, Katherin, soy Anthony.

Al intentar seguir la conversación, unos clientes llegaron; sabía que se acercaba la hora del ajetreo.

— El trabajo me llama. — Me despedí y seguí con mi trabajó habitual.

Al pasar un rato el chico se fue, pero no me percate por estar al pendiente de todos los clientes. Antes de la hora del cierre, mi jefa llegó para ver el inventario de las cosas que nos hacen falta o están próximas a terminar.

— Amanda, ¿mencionó que está buscando personal para ayudar en mi turno?.

— Sí, solo que aún no he logrado buscar un compañero para ti.

— Hoy llegó un cliente llamado Anthony y preguntó si estamos en búsqueda de personal. Se ve que es una buena persona.

— Puedo entrevistarlo. ¿Tienes su número para contactarlo?.

Apartó la mirada de las hojas que revisaba para verme.

— Olvide pedir su número. — Me quedé pensando.

— Si regresa, avísale antes de que busque por otros lados.

— Lo haré.

Salí de mi turno y mi jefa se quedó revisando unas cosas en el local. Mi turno es de 6 horas, de 2 de la tarde a 8 de la noche. Mi novio, Liam, suele recogerme de mi turno todos los días para dejarme de regreso a mi casa, pero ese día estaba tardando más de lo normal cuando odiaba llegar tarde a todos lados. Tampoco contestaba mis llamadas, lo cual también me pareció extraño. Mi casa no estaba tan lejos, pero no me sentía segura caminando de regreso.

— ¿Sigues aquí? Tu turno terminó hace cuarenta minutos.

— Mi novio aún no llega. — Mire mi teléfono.

— ¿Quieres que te lleve? No tengo problema.

Miré alrededor por una vez más, al igual que llamarlo por última vez, pero ni rastro de él.

— Le agradecería que me deje en mi casa. — Camine a su auto.

Al principio, ninguna decía algo, hasta que Amanda rompió el silencio. En el fondo, yo seguía preocupada por Liam. — Llevas dos casi dos años trabajando en la cafetería. La última vez que te vi preocupada fue cuando esperabas los resultados del examen de admisión a la universidad.

— Liam lleva un tiempo actuando raro. — Volví a mirar mi celular.

— ¿Raro? — Me prestaba atención, aunque su vista estaba totalmente enfocada en el camino.

Sabía que Amanda es buena persona y varias veces me había tratado o aconsejado como una hermana mayor; podía confiar en ella.

— Llevó un año y tres meses saliendo con él, pero últimamente ya no responde mis mensajes o ni siquiera regresa mis llamadas, me cancela las citas, me ignora por días y solo me llama cuando quiere que... tengamos sexo, para luego volver a ignorarme.

— ¿Y por qué sigues con él? — Frenó en un semáforo en rojo y me miró por unos segúndos entes de hablar — No puedes estar con alguien que solo te busca cuando quiere sexo. Las relaciones no se basan solo en eso... — El semáforo se puso en verde, pero siguió hablando mientras conducía. — las relaciones se construyen y se mantienen solo si ambos están dispuestos a hablar, a ser el apoyo del otro, a pasar tiempo de calidad,a proteger el corazón del otro sin herir el tuyo, a seguir enamorando a esa persona día tras día, a hablar de los temas que no siempre son cómodos, a sentirte amada en esa relación. El sexo es solo un deseo, el amor es un sentimiento. — Cuando Amanda terminó de hablar fue cuando llegamos a mi casa.

—Katherin, por favor piensa bien las cosas y toma la decisión correcta.

La miré unos segundos y luego le dediqué media sonrisa. — Lo haré y gracias. — Bajé del auto y entré a mi casa.

Al día siguiente me costaba centrarme en las clases y, además, la seguridad alimentaria no era una materia muy entretenida, pero ya era la última del día.

— Materia importante, clase aburrida. — Evelyn, una de mis amigas y compañera de clase la cual es muy divertida.

— Ni que lo digas, para al final solo evaluarnos con un proyecto de cosas que ni siquiera vimos. — recargue mi espalda por completo en mi lugar. — Estoy agotada.

— ¿Puedo pasar la tarde en la cafetería que trabajas? Aún no he terminado la tarea de francés.

— Claro, siempre y cuando consumas.

Evelyn soltó una leve risita cuando regresó su atención a la clase; Yo igual intente enfocarme hasta que sentí mi celular vibrar en mi bolsillo. Era un mensaje de Liam con la dirección de un motel, una hora y el día del viernes. Ya ni siquiera quería tomarse la molestía de pasar por mi, pero simplemente ignoré el mensaje y guardé mi celular.