Luego de que Camila me despertara con sus llamadas, me di un baño y luego me dispuse a ir a encontrarme con ella como me había pedido, seguramente quería verme para hablarme de lo bien que se la paso en la "cita doble" y lo maravilloso que era Mario.
Salí de la habitación y caminé por el pasillo mientras respondía un mensaje de mi madre.
—Hola Maia.
Levanté la vista al escuchar la voz de Lucas, él iba saliendo de su habitación y me miraba con esa sonrisa tan suya.
—Hola Lucas —dije correspondiéndole el gesto mientras terminaba de acercarme, cuando llegué a su lado lo saludé con un beso en la mejilla.
—Que raro tu levantada tan temprano —dijo sonriéndome burlonamente.
Lo golpeé en el brazo mientras comenzábamos a bajar las escaleras —Cállate, Camila me ha despertado luego de siete llamadas. Quiere hablar conmigo, seguramente va aburrirme hablándome de tu hermano —dije soltando un suspiro.
Lucas rió —Espero que también la aburras hablándole de mi —dijo formando una sonrisa arrogante.
Sonreí con malicia —Por supuesto, no dejaré de quejarme sobre cuán idiota puedes llegar a ser.
Él se tocó el pecho como si estuviera ofendido, pero no dijo nada, solo siguió sonriendo.
Luego de un rato en silencio, sentí la mirada de Lucas en mí, así que lo miré.
—Casi lo olvidaba, hoy no podremos juntarnos, mi padre quiere entrenarme, la competencia va a empezar en una semana y no me vendría mal practicar un poco más —dijo, podía notar cierta emoción cuando hablaba de la competencia.
—No hay problema. ¿Puedo ir a verte? —pregunté.
—No —dijo seriamente haciendo que lo mirara confundida.
—¿Por qué? —pregunté desconcertada por su respuesta.
Sonrió, de nuevo esa sonrisa sincera que tanto me gustaba —Porque si vas, entonces no podré dejar de mirarte y no voy a poder concentrarme —dijo, no estaba segura si lo decía enserio o en broma, creo que era un poco de ambas.
Sin poder evitarlo sentí como me sonrojaba, miré los escalones que tenía en frente mientras pensaba en que contestar.
—Entonces creo que debería ir, después de todo tengo una apuesta que ganar —dije sonriendo levemente.
—No vas a ganar esa apuesta —dijo de nuevo con una sonrisa arrogante.
—Ya lo veremos —dejé las palabras flotando en el aire por un momento —Por cierto, no me has dicho que es lo que quieres, si por algún raro motivo llegas a ganar.
Lucas no dijo nada, lo que hizo que volteara a verlo, tenía una sonrisa de suficiencia en el rostro.
—¿No vas a decirme? —pregunté.
Negó con la cabeza.
—Eso no es justo —crucé los brazos sobre mi pecho —Me da miedo no saber que vas a pedirme.
Lucas me miró divertido.
—¿Acaso no confías en mi? —preguntó haciéndose el ofendido.
Achiqué los ojos hacia él —No —contesté.
Hizo un ruido con los labios antes de sonreír ampliamente, se acercó un poco a mi rostro antes de hablar.
—Lastima, quien sabe lo que podría pedirte —sonrió una vez más y me guiñó un ojo, luego se alejó.
Me quedé viendo como se iba sin saber que contestar, si antes me preocupaba lo que iba a pedirme, ahora realmente me asustaba.
No era que pensara que Lucas fuera a pedirme algo terrible, él no haría eso, pero estaba segura de que sería algo que me molestara, después de todo a él le encantaba verme enojada.
Tardé unos segundos en reaccionar, cuando lo hice, sacudí la cabeza alejando cualquier pensamiento y me encaminé a la habitación de Camila.
—Por fin llegas —dijo cuando me abrió la puerta.
Tomó mi brazo y me metió dentro de la habitación, era bastante temprano para tener esa energía, bueno en realidad era cerca del mediodía, pero bueno, yo solía levantarme a la una de la tarde, lo cual hacía que esta hora se sintiera como madrugar.
—¿De qué querías hablar? —pregunté sentándome en la cama, aunque ya sabía cual sería su respuesta.
Soltó un grito de alegría y sonrió ampliamente —¿Mario no te parece súper encantador? —preguntó.
—Supongo —dije rodando los ojos sin que me viera.
Se sentó a mi lado, aunque no estaba del todo quieta, era como si le fuera imposible estarlo.
—Ayer fue tan lindo, Dios. ¿Te has fijado en sus ojos? —soltó un suspiro demasiado dramático —Son tan hermosos, al igual que su sonrisa —sonrió tontamente —Me dio su número y me dijo que quería que siguiéramos conociéndonos. Sabes —me miró volviendo a sonreír —Creí que sería un idiota, ya sabes, cuando son guapos es muy difícil que también sean cariñosos, pero estoy segura de que me equivoqué.
Sonreí y pensé en Lucas, él tenía la apariencia de un idiota, y eso era lo que pensaba de él al principio, porque bueno, casi siempre se comporta de ese modo, pero sabía que en realidad no era así, que no era tan idiota como parecía.