En cuanto llegué supe que había algo diferente, dejé caer la mochila y avancé hacia el lago, cerca de la orilla había algo escrito.
"Tardé, pero volví.
Tu idiota."
Inmediatamente levanté la vista mirando alrededor, él salió de atrás de un árbol con esa sonrisa tan suya.
Me quedé paralizada en el lugar sin saber como reaccionar, nueve meses habían pasado desde la última vez que lo vi, un año desde la primera.
Se veía igual a como lo recordaba, con el cabello despeinado, esa sonrisa de lado y sus ojos avellanas observándome con potencia.
Mis pies reaccionaron y corrí hacia él, me sujetó fuertemente y me levantó haciéndome girar en el aire.
Nos quedamos abrazados durante unos cuantos minutos, él seguía oliendo como el mar, seguía causando en mi lo mismo que la última vez.
—¿Por qué dejaste de responderme? —pregunté porque necesitaba saber que no estaba jugando conmigo, necesitaba oír que había sucedido.
—Perdí mi teléfono. Tenía tu número, pero no quería llamarte.
Me separé para mirarlo a los ojos —¿Por qué? —pregunté dolida.
—Porque debía resolver algunos asuntos, la universidad no estaba yendo bien, mi padre se quedó sin trabajo y Cris se enfermó gravemente, debía ocuparme de esas cosas antes.
—¿Por qué no me lo dijiste? Yo lo hubiera entendido y te habría apoyado.
—Lo sé, pero no quería que te preocuparas, quería que te concentraras en tus estudios y pasaras tiempo con tu familia —cerró los ojos un momento y soltó un suspiro —Lo siento, cuando me di cuenta de lo que podrías pensar ya había pasado bastante tiempo, no me animaba a llamarte, por eso esperé un poco más hasta ahora.
Apoyé mi frente en la suya —¿Por qué ahora?
—Porque ahora que he vuelto no volveré a irme —me abrazó aún más fuerte —Eh vuelto para quedarme Maia Clark, esta vez no voy a dejarte pasar.
—¿Ni siquiera cuando termine el verano? —pregunté.
Negó con la cabeza —Ya he hablado en la universidad de la cuidad, el próximo semestre lo comenzaré ahí.
Sonreí sintiendo que algo se animaba en mi interior.
—Me gustas —soltó mirándome con intensidad.
—Hay chicas más linda, divertidas y amables que yo —espeté.
—Lo se —sonrió —Pero ninguna de ellas causa en mi lo que tu causas.
—¿Y qué es lo que causo?
Se rió —Necesitaría diez vidas para explicar lo que me haces sentir con solo una mirada Maia —hizo una pausa y estudió mi rostro —¿Puedo pedirte ahora lo que iba a pedirte por la apuesta? —preguntó.
Junté mis cejas —¿Qué era lo que ibas a pedirme?
—¿Quieres ser mi novia? —preguntó.
Sonreí —¿Hablas enserio? —él asintió —Sabes que si me lo hubieras pedido en aquel momento hubiera aceptado ¿cierto? —volvió a asentir —¿Entonces porque no lo hiciste?
—Porque sabía que al terminar el verano debía irme y no quería lastimarte.
—¿Y por qué me besaste entonces?
—Porque tampoco podía irme sin que lo supieras —soltó un suspiro —¿Quieres ser mi novia o no? Me estoy poniendo nervioso.
Sonreí y sin decir nada lo besé, los últimos nueve meses desaparecieron con ese beso y todo quedó resuelto.
Tardé un tiempo en darme cuenta que aquella noche, cuando se fue, realmente algo se había acabado, una etapa había terminado para poder empezar otra, donde no solo éramos mejores amigos, éramos más, mucho más.
Teresa y Leo no habían venido esta vez, él había conseguido otro trabajo, no ganaba tanto como antes, pero estaban bien.
Cris se había quedado son sus padres, tomaba medicamentos para controlar la enfermedad, pero también se encontraba bien, según Lucas, tan alegre y energético como siempre.
Mario había ido a conocer a los padres de Camila, y quizás luego vinieran a visitarme.
¿Nosotros? Nos encargamos de recuperar el tiempo perdido.
¿Acaso creen que este es el final?
Já, si lo hacen están muy equivocados, este es solo el principio.
***
—Tengo algo para ti —dije —Tómalo como si fuera un regalo de cumpleaños atrasado.
—¿Qué es? —preguntó sonriéndome.
Saqué el diario de atrás de mi espalda y se lo entregué.
—¿Un diario? —preguntó.
—No es solo un diario —dije —Léelo cuando estés solo.
Asintió y lo dejó a un lado, tomó mis manos y me atrajo hacia él para luego besarme.
—Estoy enamorado de ti Maia Clark —dijo con seriedad.
—Y yo estoy enamorada te ti Lucas Taylor —sonreí.