Amor de Cenizas

Capitulo 1

Capítulo 1: Un poco sobre la vida de Athenea Stone.

 

31 de julio, 2020.

 

 

Camino con las bandejas en mis manos haciendo equilibrio y tratando de que estas no terminen estrellándose contra el suelo de la cafetería, mis piernas piden a gritos que les de su tan deseado descanso y el palpitar de mi cabeza no ha hecho más que aumentar en la última hora.

 

-Deja las bandejas en la barra, Alex se encargará de cerrar, puedes irte a casa. - Joe, mi jefe y dueño de la cafetería en donde trabajo se compadece de mi aspecto moribundo.

 

Le ofrezco una pequeña sonrisa en muestra de agradecimiento seguido de un "gracias" articulado con mis labios.

 

El uniforme que llevo puesto no hace más que adherirse a mi figura con el paso de los minutos, mi cuerpo está sudoroso y mis brazos adormilados. El dolor de cabeza me ha acompañado durante el día como consecuencia de olvidar mis lentes y esforzar doble el trabajo de mis ojos.

 

-Esto es todo por hoy. - hago una mueca. - Nos vemos el lunes, ten un buen fin de semana. - me despido de Alex.

 

Saco mi ropa de mi casillero y me cambio en el pequeño baño del local, el pantalón y abrigo de lana protegen mi cuerpo de las bajas temperaturas que se esperan para esta noche de viernes. Ato mi cabello en un moño desordenado y me calzo mis converse negras, reviso que no se me olvide nada y tomo mi bolso.

 

Salgo y alcanzo a ver qué Alex está por cerrar la cocina mientras que Rose, hija de Joe, termina por acomodar las mesas.

 

El cielo de Londres comienza a tornarse de colores oscuros dando paso a la noche estrellada con una gran luna brillante en el.  

 

Las calles están pobladas de personas que al igual que yo vienen de sus trabajos, otros van con sus amigos de fiesta y uno que otro estudiante. 

 

Conforme me voy acercando al edificio en donde vivo los negocios locales comienzan a cerrar sus puertas y las personas se encuentran en menor cantidad dando así, un aspecto más solitario a esta zona de la cuidad. No es que viva en un barrio inseguro, pero eso no quiere decir que me sienta nerviosa por transitar a pie a estas horas de la noche sola y sin ninguna persona que me auxilie a la vista.

 

Acelero mis pasos y cinco minutos después puedo respirar con tranquilidad cuando mi adopción aparece en mi campo de visión. Saludo al portero mientras a me dirijo al ascensor y siento como el calor envuelve mi entumido cuerpo. 

 

¡Dios, como deseo darme un relajante baño! 

 

Me tomo un minuto para cerrar mis ojos y apoyar mi cabeza contra la pared de la cabina metálica y un suspiro cansado sale de mi.  Me gusta mi trabajo en la cafetería, pero es tan agotado trabajar y llevar una carrera universitaria a la vez, más la gran responsabilidad que tengo una vez cruce la puerta de mi pequeño, pero cómodo y reconfortante hogar.

 

Llego a mi piso y arrastro mis pies hasta mi puerta mientras busco las llaves y un bostezo involuntario escapa de mí.

 

- ¡Neaaa! - un pequeño grito me hace saltar del susto para después esbozar una cálida sonrisa en mi rostro.

 

Amara con pasos torpes de una bebé de dos años llega hasta mis piernas y extiende sus pequeños brazos para que la cargue, olvidando el dolor de estos la tomo en mis brazos y su cuerpo se aferra al mío de inmediato escondiendo su cabeza en mi cuello.

 

Aspiro con fuerza su olor a bebé y disfruto los pequeños besos que deja por toda mi cara.

 

- ¿Qué haces despierta tan tarde, bebé? – pregunto con voz suave.

 

-No quería dormir hasta que tu llegaras. - alzo la mirada para encontrarme con una Caroline ya en pijamas. - Ahora el terremoto es todo tuyo, iré a dormir, mañana tengo un seminario temprano.

 

-Gracias Line, yo me hago cargo. Buenas noches. - dejo un beso en su mejilla y me dirijo a mi habitación.

 

Dejo a Amara en mi cama a pesar de sus protestas y pucheros que no hacen más que derretirme con lo que tierna que se ve. Esos grandes ojos de color azul y su cabello negro como la noche no hacen más que enamorarme cada día que pasa, sus regordetas y sonrojadas mejillas hacen que te la quieras comer a besos y el sonido de su risa es la melodía más hermosa que me motiva a salir adelante, no solo por mi, si no también por ella.

 

Le tarareo una canción de cuna, mientras me acuesto a su lado y dejo que se acurruque en mi, sus ojos se van haciendo más pesados hasta que por fin la vence el sueño. Dejo almohadas a sus costados mientras me preparo un baño y dejo la puerta de esté abierta para que me de una vista a mi recámara y vigilar que no se caiga de la cama.

 

El agua caliente de la tina entra en contacto con mis músculos y un gemido de satisfacción sale de mi. Estos son los pocos minutos que paz que tengo en mi día a días desde hace dos años y trato de disfrutarlos lo mejor que puedo. Desde que mis padres murieron y me dejaron al cargo de Amara me ha tocado partirme la espalda trabajando para darle un techo y que nada le falte. 

 

Los extraño tanto.

 

Han sido dos años difíciles, antes era una mujer de veintiún años que solo se preocupaba por sacar buenas notas en la universidad, salir de fiesta con sus amigos y tener citas con su novio. Todo eso cambio en menos de una hora.

 

Los amigos que tanto decían quererme poco a poco me excluyeron de su círculo social, no los culpo, mi vida se llenó de responsabilidades en un segundo obligándome a madurar, la única que se quedo y siempre creyó en mi fue Caroline.

 

Ella es mi otra mitad, mi mejor amiga y mi hermana. Sus padres se mudaron a la casa de al lado en el vecindario en el que viví toda mi vida, teníamos seis años. El sueño de toda chica hecho realidad: vivir al lado de tu mejor amiga.




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