— ¿Qué tal mi bata? —Doy una vuelta sobre mis pies. Iván ni siquiera me mira, hojea su libreta de anotaciones y acomoda sus gafas antes de levantar la vista solo unos segundos.
—Te ves igual que siempre.
Me cruzo de brazos. Vuelve a enfocar sus ojos verdosos en la libreta, seguro checando que todo vaya de acuerdo a su rutina preparada para el día de hoy.
— ¿Al menos parezco más profesional? —Tener el uniforme y la bata puesta oficialmente es muy importante para mí, hace unos años me preguntaba cómo se sentiría recorrer un hospital con una bata oficial y hoy puedo decir que se siente fenomenal.
—Sí, nadie pensaría que pareces una vagabunda cuando estás vagando por mi casa —Se rasca la mandíbula pensativo, se afeito hoy así que debe molestarle—, menos mal no le pegaste eso a Tammy.
—Perdón papá —Digo con sorna.
Aunque solía bromear con ellos acerca de ser la hija adoptiva de ese matrimonio no sabía que tanto era mentira y que tanto era verdad... por poco y no vivía con ellos en su casa. Obviamente conocía los límites y no me excedía pero cuando estaba con ambos me sentía menos sola, ir a visitar a mi madre no era tan factible como ir a molestarlos a ellos. Además si algún día tenían niños yo me ofrecería a ser su niñera gratuitamente.
—No te preocupes, con esa suerte tuya seguro y consigues un buen profesor.
Fruncí los labios, no lo llamaría tanto suerte sino más bien un ángel de la guarda. Desde que mi padre falleció mi madre solía decir que tenía alguien que siempre me echaba una mano cuando me metía en problemas o mejor dicho metía en problemas a los demás, inocentemente comencé a decir que mi padre era ese ángel.
Inhalo una gran bocanada de aire cuando oigo unos pasos acercándose hasta nosotros... Oh, deben ser los demás doctores pasantes. Primero llegan dos doctoras, se presentan y comentan la universidad de la cual vienen, me olvido rápidamente de sus nombres y me golpeo mentalmente por eso. Luego se acerca un doctor, éste llama mi atención debido a que es muy apuesto, alto, de hombros anchos y cabello oscuro... pero no pienso mezclar ningún tipo de sentimientos en esta sala de emergencias, mucho menos con un compañero de trabajo así que vuelvo a regañarme. Por último, una doctora se acerca, ella es la que más llama la atención, su cabello está perfectamente peinado en un moño, también tiene el cabello color cobrizo. Por acto reflejo llevo mi mano hasta mi coleta y toco la punta de mi cabello, está corta pero prefiero dejarlo en ese largor para que no sea una molestia en el trabajo, intentaría saludarla pero la cara que trae parece tener un enorme cartel de "cuidado". Me acerco a Iván y susurro:
—Da un poco de miedo.
—Tal vez lo mejor será no meternos con ella.
Asiento mientras observo el reloj de mi muñeca, falta un minuto y comienzo a mover mi pierna izquierda ansiosa, ese gesto llama la atención de los demás y dejo de hacerlo de inmediato, no necesito que todos ellos se den cuenta de mi ansiedad el primer día de trabajo.
—Pero miren nada más ¡Nuestros queridos doctores! —Todos volteamos en dirección a la voz de un hombre. No tardo ni dos segundos en erguirme en mi lugar.
—Buenos días, doctor —Decimos todos a coro como unos niños. Él suelta una risotada, es un poco mayor pero muy sonriente.
—Tranquilos chicos, soy el Doctor Park Misuk uno de sus tutores, y la que viene por allá es la doctora Jones, otra tutora —Giramos nuestra cabeza al lado contario, y una mujer hermosa aparece, siento que hasta podría ser modelo de lo hermosa que es, su piel morena brilla aunque ni siquiera esté haciendo un esfuerzo por lucir bonita, ella asiente la cabeza como saludo.
—Bienvenidos, soy la doctora Amelia Jones. Espero que estos meses sean enriquecedores para ustedes.
La saludamos de igual forma, el doctor Park vuelve a reír porque aunque seamos unas personas adultas parecemos unos niños en su primer día de clases.
— ¿Y Peter? —Pregunta el Doctor.
—Urgencias —Responde la doctora y él asiente.
—Como era de esperarse —Menea la cabeza y luego saca un bloc de notas del bolsillo de su bata—. Bueno, como este lugar no tiene mucho personal estamos muy agradecidos de que nos eligieran a nosotros como opción, me gustaría que podamos hacer unas presentaciones más adecuadas pero la Clínica es una locura así que les explicaré lo que ya saben. Estarán en una rotación cada cuatro meses, son libres de que una vez que terminen estos cuatro meses puedan realizar su rotación en otro Hospital pero deben cumplir todas las rotaciones y enviar un informe a su tutor correspondiente como a la Universidad de donde vienen. ¿De acuerdo?
— ¿Ustedes elegirán el área al que iremos? —pregunta una doctora luego de levantar la mano.
—Más bien fue como un divertido juego —Dice el Doctor Park para sí mismo—, pero sí así que veamos quienes van a trabajar conmigo en el área de cuidados intensivos. Doctora Gómez y doctor Davis, pueden seguirme.
Veo que mi amigo y yo estaremos en rotaciones diferentes, sabíamos que eso podía pasar... pero ahora me pregunto si quedaré en el área de urgencias o no... o tendré que esperar hasta la siguiente rotación.
—Doctora Adams y doctor Morgan. Unidad coronaria, van conmigo —Eso nos deja a la doctora con la cual no quería interactuar y a mi juntas, genial—, ustedes dos... mmm, ¿Suerte? —Dice con un rostro burlesco, veo ahora a mi compañera de equipo la cual también luce confusa.
— ¿A qué se refiere?
Ella ríe, su sonrisa es aun más reluciente de lo que esperaba.
—Estarán en el equipo del Dios del Hospital —Ella hace una seña hacia la puerta que conduce a urgencias—, su turno comienza ahora, vayan a buscarlo. Lo reconocerán de inmediato.
Dicho esto guía a su equipo por el lado contrario. Suspiro aliviada al saber que si estaré en el área de urgencias primero, pero preocupada por lo que acaba de decir, ¿A qué se refiere?
—Algo me dice que ese apodo no es positivo... —Susurro a mi compañera pero ella ni siquiera me espera y va caminando directo a las puertas—. ¡Oye, espera!