Caso 4.

—¡No es mi culpa! —La adolescente sale del auto cerrando la puerta de un portazo.

—¡Emily vuelve al auto! —Grita el padre, desabrochándose el cinturón y se apresura a bajar del auto—, por el amor de dios Emily, estamos en la autopista no puedes bajar como se te dé la gana —Dice caminando detrás de la adolescente que se apresura en llegar a la acera. La gente que pasaba por el alrededor volteaban a mirarlos y eso ya molestaba al hombre.

—¡Ella empezó! —Grita deteniéndose, observa a su padre con los ojos empañados—. Se burlo de mamá ¡Y no dijiste nada!

—Cariño no malinterpretes...

—¿Malinterpretar? —Ella lo observa dolida—. La prefieres a ella ¿Verdad? —Él no respondió de inmediato por lo que ella ya supo su respuesta—. Necesito tiempo para pensar déjame sola.

Comienza a correr calle arriba y su padre aunque no está en las mejores condiciones comienza a correr detrás de ella.

Claro que prefiere a su hija por sobre todas las cosas, fue la pequeña niña que su difunta esposa dejo como un tesoro para él. Sus pasos van siendo cada vez más lentos, su respiración agitada y una punzada en el pecho lo detiene.

En ese instante el hombre cae al suelo y la multitud se amontona a su alrededor, intenta abrir los ojos para buscar a su hija pero no puede y cae inconsciente.

—Háganse un lado —Dice una voz entre el tumulto de gente—. ¡Necesita espacio! Soy doctor, continúen su camino. Hey tú —Dice señalando a una joven, ella sorprendida se señala así misma y el hombre bufa—. Sí, estudiante, llama al 911 —Dicho esto revisa al hombre y luego realiza una maniobra de reanimación—. No puedo creer que volveré al Hospital de nuevo —Murmura para sí mismo cansado.