—¿Abril, segura que podemos ir solos? —Pregunta el niño mirando de reojo a su hermana mayor mientras caminan por la vereda que lleva al parque.
—Sí, mamá está ocupada con su nuevo novio —Responde dando un pequeño apretón a la mano de su hermano—. Además, se merecen un rato solos. Siempre que viene papá trae una novia diferente ahora le toca a mamá.
El niño baja la mirada dudoso. Mamá siempre le ha hablado acerca de lo peligroso que estar sin la supervisión de un adulto pero al final asiente. Abril ya tiene diez años así que para él que solo tiene ocho su hermana ya es toda una adulta.
Eligen el sector del tobogán el más alto de todos. Al pequeño le brillan los ojos con la idea de mostrarle a su hermana que él también ya es todo un adulto.
—¡Aby, Aby! ¡Mira aquí! Voy a bajar sin usar las manos —Dice trepando la estructura de tubos rojos que conducen a la cima del tobogán.
Abril, sentada en uno de los juegos se levanta asustada cuando lo ve tan alto.
—¡Mateo! ¡Te vas a caer!
Mateo no logra escuchar a su hermana y al llegar al último escalón se resbala, intenta sujetarse pero sus manos sudorosas debido al calor no lo ayudan. Cae directo al suelo, primero golpeando su hombro y luego la cabeza contra la base de goma del parque.
Abril se lleva las manos a la boca y sale corriendo en su dirección. Su hermano está llorando incontrolablemente, sin saber que hacer comienza a gritar por ayuda.
—¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Mi hermano se cayó del tobogán!
Pero solo se oye silencio, mira a su alrededor y no hay nadie.
—No te muevas... Voy a buscar a alguien.
Aprieta los puños conteniendo las lágrimas y sale corriendo fuera del parquecito, corre bastante hasta llegar a una fuente donde ve a dos adultos, están lejos pero parece que se están besando. Sin importarle interrumpir a la pareja comienza a gritar.
—¡Ayuda! ¡Por favor! —Grita captando la atención de la pareja—. ¡Mi hermano está herido!
Asustada comienza a temblar porque ya dejo mucho tiempo a su hermano solo. La pareja corre en su dirección y la mujer al llegar con ella se pone a su altura preguntando donde se encuentra su hermano.
La pequeña Abril tartamudeando responde, la mujer trata de tranquilizarla pero se siente muy mareada.
—Ay no... —La pequeña cae inconsciente en el cuerpo de la mujer que la sostiene—. Doctor Scott, vaya a la plaza por el niño yo me quedo con ella y llamo a la ambulancia.
Parece que el turno de ambos se ha adelantado.