—Primero que nada... gracias por venir —Digo mientras acomodo las hojas frente a mí y reviso que la grabadora esté encendida—. Sé que están ocupados y que esto puede ser un poco raro pero prometo que por lo menos será divertido.
Adhara me sonríe con timidez. Lleva un suéter amplio y unos pantalones de yoga, Peter... o bueno, el doctor Scott, como lo conoce medio mundo, se sienta con la espalda recta, cruzando una pierna sobre la otra con naturalidad como si estuviera en una conferencia médica y no en una entrevista improvisada conmigo.
—¿Debemos ser sinceros? —Pregunta él, medio en broma arqueando una ceja.
—Claro, la honestidad en una entrevista es necesaria... ¿No están planeando mentir, verdad?
Ambos ríen y niegan al mismo tiempo. Él lo hace con una leve inclinación de cabeza y Adhara encogiéndose de hombros.
—Muy bien —digo acomodándome en la silla—. Vamos a hacer algo distinto. Quiero conocer su versión de ciertos momentos pero sin que el otro los escuche. Así que vamos a usar estos auriculares con música —Les señalo el aparato sobre la mesa—. Adhara, tú primero.
Le paso los auriculares acolchados y con una playlist cuidadosamente elegida le doy play desde mi celular. Ella asiente al principio pero luego cierra los ojos un segundo dejándose envolver por la música.
—¿La escuchas bien? —Pregunto. No hay respuesta. Está demasiado concentrada en la melodía que suena.
Peter se ríe por lo bajo y yo lo imito.
—Perfecto. Entonces comenzamos contigo, Peter.
—Adelante, dispara —Responde mientras se acomoda el reloj en la muñeca.
—Bueno, las preguntas no las hice yo —Aclaro mientras abro el cuaderno—. Se las pedí a las lectoras. Así que prepárate, porque no te van a tener piedad.
Él entrecierra los ojos divertido y suelta una risa breve.
—¿Debo preocuparme?
—Te prometo que son buena gente. Curiosas, eso sí... tal vez un poco demasiado.
Él hace un gesto como de "ya veremos" y empezamos.
—¿Qué pensaste cuando te diste cuenta de que Adhara vive en tu mismo edificio?
Peter levanta ambas cejas, luego entrelaza los dedos sobre la mesa mientras responde con calma:
—Primero pensé que era una coincidencia. Después... que quizás el destino tiene un sentido del humor muy interesante.
—¿Pensaste alguna vez en aquella chiquilla que te ayudó a salvar al señor Smith?
Peter se reclina ligeramente hacia atrás y se rasca la barbilla con los dedos.
—Sí. Mucho antes de saber que era ella. Se me quedó grabada su expresión... una mezcla de miedo y determinación pero aún así nunca imaginé que volvería a verla y mucho menos así.
—¿Qué pensaste al conocer a Adhara?
—Cuando la conocí por primera vez no pensé mucho solo sabía que la había visto antes y me frustraba no recordar de dónde.
—Vamos con una diferente... Cuéntanos de tus padres. ¿Ryan aún ejerce la medicina?
Una sonrisa más suave se dibuja en su rostro.
—Mi padre continúa trabajando... solo que no tantas horas como antes. Y mi madre ya no realiza tatuajes... está en su época de empresaria la tienda de tatuajes se expandió y ella es quien dirige todo ahora.
—Se nota que les tienes cariño.
—Ellos me criaron con mucho amor. Lo agradezco todos los días.
—Bien, ahora... ¿Qué fue lo que más te atrajo de Adhara?
Peter se inclina un poco hacia adelante pensativo.
—Me gusta que no se dé por vencida, si algo no le sale bien, lo enfrenta, lo rehace... y termina haciéndolo mejor.
—¿Cuántos años tienes? Sé que eres especialista en urgencias... —Levanta una ceja—. ¿Tienes más estudios? ¿Traumatólogo? ¿Subespecializaciones?
—Treinta y cuatro. Sí, soy especialista en urgencias y tengo formación en trauma y cirugía de alta complejidad. También hice algunos cursos pero mi lugar favorito es... el área de emergencias, aunque puedo comprender que no sea del agrado de muchos.
—La siguiente es un poco... mmm. ¿Por qué tienes mala fama en el hospital y por qué te llaman "el dios del hospital"? —Carraspeo—. "Te amooo" Lo dice el comentario —Agrego.
Él ríe de verdad esta vez tan fuerte que Adhara se gira a verlo, confundida por no entender lo que pasa suspira y vuelve a cerrar los ojos.
—La fama viene con el territorio. No soy simpático cuando trabajo porque las urgencias no dan tiempo a rodeos y lo del "dios del hospital"... supongo que alguien empezó a decirlo y se extendió, aunque es la primera vez que lo escucho directamente.
—Descríbenos a Adhara en menos de 20 palabras.
No duda.
—Valiente. Brillante. Dulce. Hermosa. Terca. Leal. Curiosa. Transparente. Inquieta. Fuerte. Increíblemente humana... y un poco imprudente pero solo a veces.
—¿Qué te sorprende de la vida en medio de una profesión donde el dolor y la muerte son tan frecuentes?
—Lo que más me sorprende... —Empieza despacio—. Es que incluso en medio del sufrimiento, la vida sigue. Siempre hay alguien que ama y alguien que espera. Alguien que llega tarde corriendo con el café derramado en la mano, solo para estar con el otro en su último momento. En la sala de emergencias la muerte es inevitable pero lo que me sigue desarmando... es la forma en que la gente ama justo cuando sabe que va a perder. No huye, al contrario se queda y aguanta.
Hace una pausa buscando las palabras exactas.
—Me sorprende que el amor no huya del dolor. Lo atraviese y aún así... siga eligiendo quedarse.
Orgullosa con su respuesta asiento.
—Esta es difícil... ¿Te enamoraste antes de Adhara? Solo sí o no.
Hace una pausa teatral, luego se ríe.
—¿Si me gusto alguien antes que ella? Oh sí. Creo que tenía unos quince años y me gustaba una vecina pero ella estaba enamorada de mi hermano, así que...
—Auch.
—Mi hermano se sigue burlando de eso.
—¿Cuál fue tu primera impresión al ver a Adhara cuando ayudó por primera vez a una persona?
—Vi a una adolescente temblando de miedo pero firme y dispuesta a ayudar.